Queridos amigos, hoy vamos a jugar a hacer el papel de Coco, aquella marioneta un poco cortita de mente pero entrañable y que, como la mayoría de los que no tienen dobleces ni intereses espurios, dicen lo que ven y, por lo tanto, la verdad.
De manera que si Coco nos contaba a los cincuentones actuales que "ahora estoy aquí, y ahora estoy allí" cuando se iba a una esquina del plano de cámara, aparte de darnos una lección de ubicación espacial, estaba diciendo el evangelio de lo clarito que quedaba. Porque era tan indudable como que dos más dos son cuatro, que la tierra es redonda o que, por ignotas razones, los árbitros le pitan al Cádiz como les sale del nardo.
Solo así se explica cómo se señala un penalti a Iván Alejo por extender la manita hacia Brian Oliván, futbolista que Cervera no lo quería ni en pintura en el equipo y, a tenor del porculo que hoy ha dado, debe creer que al Cádiz aun lo sigue entrenando su gafa del alma, o quizás se le ha quedado el corajito para siempre. Ya se sabe que el odio es el único sentimiento eterno en el ser humano.
A lo que íbamos. Ahora estoy aquí. Es decir, Alejo en una ingenuidad en el área, ese lugar donde desde hace ya un par de temporadas es más útil cortarte los brazos que la picha si no quieres tener pequeñajos. Pero ahora estoy allí, que significa que a los pocos minutos y en la casa del vecino, (qué digo, en su dormitorio, ahí están las líneas), el brazo del mismísimo Oliván salta como un muelle hasta toparse su codo con el hombro y la oreja de Iza, existiendo por lo tanto contacto cuando el lateral iba flechado hacia la portería contraria. Conclusión: ahora estoy aquí y es penalti, aun no existiendo clara situación de gol porque como demuestra la imagen, hay más defensores a los que superar. Y ahora estoy allí y ahí no es penalti, porque....porque... bueno, por lo que sea, qué más da. En los tiempos de 'Barrio Sésamo' también leía yo los tebeos de 'Mortadelo y Filemón' del gran Ibáñez, y en una de esas desternillantes historietas sobre los mundiales de fútbol, un árbitro comprado expulsaba a un jugador al pasar por su lado sacándole la roja. "-¡Pero si yo no le he dicho nada! -Pero lo ha pensado. ¡Largo!", contestaba el trencilla.
Pues eso. En el colmo del surrealismo o del fútbol al revés, 'Barrio Sésamo' debería haberse emitido hoy en las pantallas del estadio mallorquín para explicarle a los inútiles de Del Cerro Grande y a la camarilla del VAR que en el área quien manda es el portero, especialmente si sale a despejar un balón, y que levantar una rodilla en una flexión propia de un impulso no es un movimiento de jiu-jitsu para joder al contrario que no ves si viene flechado hacia ti, sino un movimiento legal en tu zona de dominio. "Pero lo ha pensado. ¡Largo!".
Está claro que en el Cádiz tenemos que cortarnos los brazos, las manitas, las rodillas, las pichas y las ganas de mandar al carajo a tanto sinvergüenza. Eso sí, poco vamos a poder revisar el disparo cadista que un defensor bermellón interceptó en su área con el brazo despegado hacia adelante de su pecho. ¿Que no se lo puede cortar? Sí, hombre, únase al club de los amarillos mutilados, que es la única manera de continuar en una Liga manipulada e intoxicada. Y todo ello, que conste, sin desmerecer al japonés con nombre de complemento de fregona, ni a Muriqi, que es como para encontrártelo de frente escapándote por la banda y que en el momento de disparar te enseñe la caja de dientes.
La semana que viene otro robo y mejor.