Mira que le han llovido críticas a Fede San Emeterio hasta hace... no sé, creo que unas horas o así. Hasta cierto punto es lógico porque si un equipo tiene cada fin de semana más mala cara que un chino vomitando, lo lógico es darle un chute de futbolistas con ínfulas y de élite. Pero el pedigrí amarillo rara vez ha venido por los nombrecitos, sino por fajarse bien a la hora de pelear en el campo y dejarse la piel en él para cubrir con huevos lo que el dinero hace posible en clubes ricachones. Y este parece ser el caso del centrocampista cedido por el Valladolid, que me recuerda mucho a aquel Roberto Suárez de allá por los años 2003 a 2005, jugador de lucir menos que las luces de Navidad de Cádiz en la época Kichi pero imprescindible en el necesario trabajo sucio del centro del campo para destruir o crear, que es lo que ha hecho hoy San Emeterio, entre otras cosas. Porque el gol de Salvi viene de la presión que el cántabro ejerce (¡oh, presión arriba del Cádiz! ¿La recuerdan?) hasta lograr que el balón llegue a Alejo que hace el regate de su vida (al menos desde que está en el Cádiz) y le pone la pelotita al siete.
Hablando de Alejo, el fútbol es así de impredecible, nadie daba un duro por él y ahora está ahí por pesado, a base de desesperar a los contrarios, gritar como un desollao cuando le rozan para que árbitro pique y pite una falta y sobre todo, meterle el dedo en el ojo hasta al apuntador del otro equipo, que terminan cabreados tras acudir al capote. Por cada tarjeta a Alejo por bronquista, dos al otro equipo. Nos vale por el momento.
Hoy hemos vuelto a demostrar que en las primeras partes somos como los televisores vanguard antiguos de válvulas, ¿se acuerdan? Aquellos que había que encenderlos con media hora de antelación para que se calentaran antes de ver 'Ese señor de negro' o 'Los Botejara'. No nos activamos ni de coña y dejamos ver que no somos precisamente virtuosos del balón. Ni falta que hace si, tras aguantar el arreón, dejamos que el contrario se calme tras pegar sus bocaos al aire y en las segundas partes nos quitamos los complejos, demostrando que defender es compatible con presionar en la línea de arriba para soltar la caña y dejar que Negredo haga lo que mejor sabe hacer. ¿Recuerdan lo que dije el otro día? Pues eso.
Insisto en que, si nos traemos un delantero solvente dentro de nuestro estilo, la situación se revertirá. Porque repito que no me gusta el Choco ni como amigo, no vaya a ser que le dé coraje que pase por su lado y me pise o me pegue un codazo aunque sea sin querer.