jueves, 20 de febrero de 2020

Día Internacional del Gato


Llegó a casa en una caja de cartón atada en mi antigua Yamaha para que, desde Cádiz y por la autovía, pudiera mantenerse sobre el tanque delantero de gasolina. 
Esa misma tarde, lo encontró el personal de mantenimiento del Estadio Carranza junto con otros cuatro hermanos suyos y su madre, en un cuarto donde solo había trastos, en la ya desaparecida antigua tribuna. Al entrar, la camada salió despavorida. Tenían pinta de haber sido paridos recientemente, a lo sumo un par de semanas antes. Dos eran grises, uno de ellos estaba arrinconado y en la recepción de las oficinas del estadio hablaban de ello en esos momentos, como una mera anécdota, como una curiosidad. 
Me acerqué al cuarto al enterarme y lo salvé de terminar en la calle, supongo que de una muerte segura. Fue el primer impulso, sin que tuviera intención alguna de quedarme con él. ¿Cómo iba a cuidar yo de un animal trabajando trece o catorce horas diarias, ya fuera en un periódico antes o en un club de fútbol en aquellos años? Pero no lo pensé, lo metí en la caja y lo subí en mi moto al rato, cuando ya era de noche, al final de la jornada laboral. Era mediados de octubre de 2006.
Se pasó dos días escondido tras un mueble de la cocina apareciendo solo para pillar algo de comida y bebida que le puse al lado, pero enseguida que escuchaba un leve ruido, volvía a refugiarse, atemorizado. Era además una mierdecilla de gato y como acercaras los dedos te bufaba, y eso que te sobraba una mano para cogerlo de lo pequeño que resultaba.
Varios días después, escuché maullidos -tan enanos como él, claro- y bajé desde el despacho de mi casa a la planta baja. El nuevo 'inquilino' protestaba porque había sido valiente, pero se topó con una empinada escalera que aun no podía saltar para subir hasta donde yo me encontraba. Se dejó coger, lo llevé arriba y se echó en mi mesa, al lado, quieto, aun sin fiarse mucho, observándolo todo con los ojos abiertos como platos, con orejas superlativas y apenas sin poder mantenerse. Se sentó en mi teclado y desde ese instante, diariamente, lo subía y bajaba de la habitación, en la palma de mi mano, cada vez que en mis horarios nocturnos me situaba frente al ordenador. Si no lo hacía, emitía un lastimero maullido de advertencia. Entonces comprendí que aquel animal había llegado a su hogar para siempre... 
Hoy, este 'personaje' pasa la mayor parte del día en su cesta, sobre su manta, en un pequeño patio interior donde disfruta del sol, viene cada vez que él quiere -como buen gato- a hacerte unos cuantos cariños y regresa plácidamente a su lugar donde, tras catorce años, cada vez tiene mayor dificultad para correr como antes cuando llega la noche, incluso para subirse a su cesta. Va costándole casi como cuando aquellos escalones eran gigantes para él. Su pelo acharolado va perdiéndose dejando entrever los huesos de su columna vertebral. Su pecho, antaño prominente, se oculta cada vez más, en cada enrosque de su cuerpo con el frío. Sus bigotes y sus cejas son canas, y observa como una persona anciana, eso sí: muy digno él. 
A mi lado desde una década y media, tiempo en el que han cambiado mucho las cosas. Él solo lo ha hecho en su físico, en sus capacidades, en sus carreras alocadas pegándose tortazos con las puertas por calcular mal las frenadas, como un dibujo animado. En todo lo demás, sigue siendo el mismo: el fiel compañero que jamás deja de buscar caricias diariamente y que nunca volvió a bufar tras encontrar a su alter ego humano y su casa para siempre. 
En el Día Internacional del Gato...

miércoles, 19 de febrero de 2020

Huckleberry Finn en el cine y su música. Aniversario de su publicación en Estados Unidos.



El 18 de febrero de 1885, el escritor norteamericano Mark Twain publica 'Las aventuras de Huckleberry Finn' en Estados Unidos. 
La historia del joven Huck y el esclavo de color Jim a orillas del Missisipi, desarrollada a través de los conceptos de la libertad, la amistad y la fidelidad en la profunda América donde el racismo imperaba por entonces, ha sido motivo atrayente para las productoras cinematográficas. Vamos a quedarnos con tres versiones y diversas secuencias que os ofrezco en el vídeo. 
Una de las más populares fue la que Mickey Rooney protagonizó en 1939 y que produjo Joseph Leo Mankiewicz, años después brillante director de algunas obras maestras como 'Eva el desnudo'. A ella corresponden los cuatro primeros momentos del vídeo que muestra el papel de la banda sonora que el gran Franz Waxman compuso para el filme. Es una partitura solvente, en el mismo nivel que una película que tampoco fue nada del otro mundo. Probablemente Waxman no se la tomó muy en serio si comprobamos lo que el músico escribió en los dos años siguientes: nada menos que 'Rebeca' (1940) y 'Sospecha' (1941), dos grandiosas partituras, esta última nominada al Oscar aunque la estatuilla fue a parar a 'Pinocho'. 
En 'Las aventuras de Huckleberry Finn', Waxman se apoya en un estilo de música e instrumentación tradicional americana para los primeros treinta segundos del tema principal que aparece acompañando los créditos iniciales (primer momento del vídeo) y que impregna además la música de un fuerte carácter rítmico y juvenil, como corresponde al protagonista. Inmediatamente desarrolla los sones del que es sin duda el tema estrella de la película y que aparece en diferentes momentos, una bella melodía con cuerdas muy armónica, que conduce al espectador a identificarla con la tranquilidad de los paisajes del Missisipi y la calidez de los sentimientos de los protagonistas principales. La segunda secuencia que os ofrezco de la misma película es música que acompaña a unas imágenes en las que se demuestra que Waxman, junto con Max Steiner, fueron padres de la música cinematográfica a la hora de acompañar las imágenes recalcando con el ritmo e instrumentación lo que sucede en cada instante en pantalla. Hay tensión en unas escaleras, en Huck descubriendo el ataúd, romanticismo en la irrupción de la señora en la habitación, dinamismo musical en la huida del chico... 
En las dos últimas secuencias de esta película en el vídeo comprobamos el papel del tema melódico de los créditos acompañando a la discusión entre Huck y Jim, y finalmente la despedida en el final del filme con la misma melodía. 
En 1960, Michael Curtiz, quien dos décadas antes había dirigido 'Casablanca', tomó la cámara para rodar otra versión de 'Las aventuras de Huckleberry Finn' para la Metro. En esta ocasión fue Jerome Moross el compositor elegido, un músico que tiene su máximo exponente en la descomunal partitura para 'Horizontes de grandeza' (1958), compuesta tan solo dos años antes que su 'Huckleberry Finn'. En aquella versión se aprecia el estilo más acentuado de Moross en la estela de su score más apreciado, componiendo una música que opta más por los grandes espacios abiertos y más próxima a la aventura de ribetes westernianos que por los sones de la américa profunda sudista que observamos en la obra de Waxman. Os ofrezco en el vídeo los créditos iniciales. 
Como tercera película que he elegido sobre Huckleberry Finn, y siempre teniendo en cuenta sus bandas sonoras, no podemos dejar pasar por alto la versión que Disney rueda en 1993 con Stephen Sommers en la dirección (¡Y Janusz Kaminski como director de fotografía, el responsable de la luz en todas las películas de Spielberg desde 1993!), con un jovencísimo Elijah Wood en el papel de Huck, antes de ser universalmente conocido años después por encarnar a Frodo en 'El señor de los anillos'. Aquí pone banda sonora Bill Conti, especialmente apreciado por 'Rocky', 'Elegidos para la gloria' y series de televisión con partituras extraordinarias como 'Falcon Crest' o 'Norte y Sur'. De hecho, 'Las aventuras de Huckleberry Finn' de Conti nos recuerda la potencia de metales de 'Norte y Sur' y no deja de tener una cierta similitud con Júpiter de 'Los planetas', de Gustav Holst. Simplemente como curiosidad, que conste... 

domingo, 16 de febrero de 2020

La banda sonora para despedir el día: 'El violín rojo', de John Corigliano


En la ceremonia de los Oscars de 2000 se coló una banda sonora que, desde que fuera nominada, parecía tener todas las papeletas para llevarse la estatuilla, aun siendo su autor un compositor no específico para el cine y competir en aquel año con pesos pesados como John Williams, con 'Las cenizas de Ángela', o Thomas Newman, que escribió una muy solvente partitura para 'American Beauty', película ganadora de aquella edición, con cinco Oscars.
Eso sí, el de mejor banda sonora original se le escapó al filme de Sam Mendes. Se 'coló' en este apartado 'El violín rojo', de John Corigliano, un compositor que hoy 16 de febrero ha cumplido 82 años y con solo varios scores en su haber, ya que compone música clásica contemporánea, valga la paradójica expresión.
'El violín rojo' solo tuvo esa nominación. Se trata de una película canadiense con ínfulas pretenciosas y algo impostada aun teniendo algunos momentos de cierta valía, una historia sobre el violín más perfecto del mundo, que juega el papel de elemento principal del filme y que recorre distintas épocas y culturas desde que fuera construido por un maestro italiano transido de dolor por la muerte de su esposa embarazada. Su característico color lo logra al pintar el instrumento con la sangre de la mujer, convirtiéndose desde entonces en un violín 'maldito' que va cayendo en manos de personajes situados en Viena, Oxford, Shangai y Montreal. La mezcla de película histórica con ribetes bastante poco creíbles de filme policíaco y de trueque como desenlace restan valor a un producto de culto limitado en calidad y en público.
'El violín rojo' tenía un hilo conductor que su director, el canadiense François Girard, empleó con aplastante lógica: una banda sonora salida del violín protagonista. Para ello contaron con John Corigliano, que compuso una música basada principalmente en un tema de amarga belleza que suele repetirse en distintos momentos del filme, en algunas ocasiones versionado. En el vídeo de esta noche os ofrezco varias imágenes de la película. La primera, el momento en el que el maestro constructor pinta el instrumento, en donde suena el citado tema. Una segunda secuencia responde a otra composición para el filme con un grupo de alumnos que aprenden y crecen en un monasterio y el joven protagonista de esa historia en Viena es el poseedor del violín rojo. En una tercera secuencia regresamos al tema principal versionado por los gitanos que aparecen en la parte de Oxford, a la que también pertenecen las románticas imágenes del violinista y la mujer y, finalmente, ya en otro momento de la historia del violín, su aparición en la China de Mao.
'El violín rojo' es una rareza de inquietante belleza de un compositor que trató de dar vida y alma con su música a un filme fallido a pesar de sus bondades.


sábado, 15 de febrero de 2020

'Planta cuarta' y Manuel Villalta en el Día Internacional del Cáncer Infantil



En el Día Internacional del Cáncer Infantil, me viene a la memoria una deliciosa película de Antonio Mercero, 'Planta cuarta'. 
Si algún cineasta ha demostrado su afinidad con los niños y jóvenes a la hora de contar y rodar sus historias ha sido Mercero, con dos ejemplos preclaros en televisión y cine: 'Verano Azul' y 'Planta cuarta'. 
Basada en la obra teatral 'Los pelones' de Albert Espinosa, el recordado Mercero presentó en el Festival de Málaga de 2003 (en la fotografía estamos él y yo el día del pase de prensa) este filme sobre las aventuras de un grupo de chicos hospitalizados con cáncer. Sus días transcurren entre pruebas, dolorosos tratamientos, momentos de añoranza por la vida cotidiana exterior, pero también instantes de travesuras, de carreras de sillas de ruedas por los pasillos, de deseos en el despertar sexual, de superación y sobre todo de convivencia y compañerismo, con un líder encarnado por Juanjo Ballesta, para superar la enfermedad. 
Una historia entrañable, con momentos brillantes y otros tendentes a la lágrima fácil, pero con el toque personal que Mercero fue capaz de aplicar a historias de esta índole. 
La banda sonora original fue compuesta por Manuel Villalta, y es probablemente su mejor creación para el cine, medio en el que ha compuesto partituras para películas como 'Nada en la nevera' o 'El oro de Moscú'. 
Su tema principal impera a lo largo del metraje del filme desde que aparece en los créditos de inicio, una sensible composición con el piano como instrumento protagonista del que surge una melodía muy pegadiza en la que se entremezcla la emotividad con el espíritu ingenuo de los protagonistas. A muchos les puede recordar el tema de apertura de créditos que Alan Silvestri compuso para 'Forrest Gump', con cuyo piano el compositor también quiso dejar la impronta de la ingenuidad del personaje interpretado por Tom Hanks. 
En el vídeo que os muestro, y tras el tema principal, os recuerdo la secuencia de los niños cuando visitan la incubadora de bebés, para el que el compositor emplea otro bello tema que inicia con instrumentos de viento como la flauta y la trompa, si bien vuelve a dejar el protagonismo al piano.
Muy reseñable es la tercera secuencia del vídeo, el momento de desesperación en el que el personaje de Ballesta se pregunta porqué no pueden disfrutar como los chicos que se encuentran en el exterior del hospital. Para ello, Villalta demuestra su buen hacer, empleando el tema principal pero semitonado, sustituye varias notas que le aportan ingenuidad y ternura al tema para, con tan solo cambiar sus tonos, transformar la música en una composición triste, desgarradora, apropiada para el momento. Con un par de variaciones sobre el tema principal, todo cambia. 
Es la magia de la música y saber emplearla para su finalidad.


viernes, 14 de febrero de 2020

Quinientos millones de euros para nada y visos de prevaricación


Casi quinientos millones de euros costó la construcción del segundo puente sobre la Bahía de Cádiz, un 68% más de lo previsto en principio. Los que siempre opinamos que esta infraestructura era un dislate fuimos considerados unos apestados en los círculos en los que dijimos tal afirmación, acusándonos incluso de ser 'antigaditanos', algo que siempre me produjo, en mi caso, mucha risa floja, aunque hay días que te tocan las narices.
Porque ir contra los intereses de Cádiz es emplear un cúmulo de años interminables para una superinfraestructura de dudosa solución a los problemas circulatorios de la Bahía, con un coste no solo prohibitivo, sino con una falta de ética absoluta ante los problemas más prioritarios que tiene Cádiz para los que destinar quinientos millones de euros, que se dicen bien pronto.
Ahora, el Tribunal de Cuentas no solo respalda con su informe la actitud que tomamos algunos (pocos), esgrimiendo en el documento que lo sucedido con el puente, sus incrementos de gastos, su demora, no tiene justificación porque no hubo "interés público" en construir semejante mamotreto, sino que además apunta a lo de siempre, a políticos incapaces despilfarrando dinero de todos y demostrando su inutilidad, tanto de uno como de otro partido político. Y fija el asunto en una posible prevaricación.
Es muy grave y los gaditanos debemos prestar a esto mucha más atención que la que merece ver el puente con luces de colorines cuando se acercan fechas conmemorativas.

Leer aquí la noticia:  https://www.larazon.es/andalucia/20200210/vdnmaxwkh5fc3lwqhdpcoarmde.html
https://www.diariodecadiz.es/cadiz/fiscal-posible-delito-prevaricacion-puente_0_1437156561.html

La fotografía es de Román Ríos, publicada en 'La Razón'.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Las películas más oscarizadas de la historia del cine... y de paso, el temita de 'Parásitos'


Nuevo vídeo en el canal #UltimoEstreno de Youtube.
Tras una reseña sobre lo sucedido con la película #Parásitos en los Oscars, en la que rubrico que me parece excesivo el número de estatuillas concedidas al filme coreano, entramos en el verdadero motivo de la grabación: recordar por estas fechas cuáles han sido las películas que han logrado mayor número de Oscars a lo largo de la historia del cine, desde las tres que consiguieron once hasta las que han tenido siete como medida selectiva destacada. Un total de 27 cintas, muchas de ellas memorables, que repasamos con imágenes y comentarios.

También os dejo el enlace a mi videocrítica a #Parásitos que grabé en su día, cuando se estrenó la película: https://youtu.be/yzjuTuBXFfs

lunes, 3 de febrero de 2020

Consecuencias de los putos móviles: Lola Herrera abandona un escenario en Zaragoza


La drástica pero necesaria solución ante la estupidez de la gente es echarla del teatro, del cine, y ponerla de patitas en la calle. Y además, que estos recintos lo contemplen en sus normas, lo reflejen en el reverso de sus entradas, para darle marco legal a una medida que es la única que entienden los subnormales que viven pegados al teléfono móvil las 24 horas al día.
En los miles de años de su existencia, el ser humano jamás ha estado más idiotizado que ahora. El instrumento creado para mejorar nuestras vidas se ha convertido en una mierda de invento para que millones de sujetos sean incapaces de apagarlo durante hora y media de una película o de una obra de teatro. Y no porque la mayoría de estos tarados sean ministros de un gobierno o ni siquiera concejales de pueblo, sino porque el amigo le dice que ha cagado duro, la amiga ha colgado una autofoto vulgo 'selfie' en el cuarto de baño en el que se ven los tampax encima del wáter o un familiar te da el coñazo porque está aburrido y te manda una imbecilidad en cadena.
Terminas de trabajar 14 horas diarias y el-la imbécil de tu jefe-a, que vive constantemente amargado-a (se me vienen nombres a la mente) le da por joderte a las doce de la noche con carajotadas que puede decirte en horario laboral, apenas ocho horas más tarde. Pero lo hace por estar enganchado-a como buen-a amargado-a, por sentirse voluntariamente solo-a aunque esté acompañado-a, y porque quiere fastidiarte tu justo descanso en el sofá, con tu mujer o con tu gato o con tu puñetera soledad.
Y así vivimos, esperando que este ser humano más cretino que nunca no solo termine de atrofiarse mental sino también físicamente de andar jorobado por las calles como zombis viendo una puta pantalla donde cada vez más dicen que incluso ven películas. Mejor, así no van al cine a joderme.
Y se quejaban nuestros padres porque pasábamos horas ante el ZX Spectrum...

Aquí la noticia completa: https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2020/02/03/movil-zaragoza-lola-herrera-abandona-escenario-teatro-esquinas-1356767.html?utm_medium=smm&utm_campaign=noticias&utm_source=facebook.com&fbclid=IwAR2EGcdFY_MlA4K6ou0VtIh3pLc6mHHJQM7eCaMpJ6_1DofO7ve2Ez0faG8

'Poltergeist': Jerry Goldsmith sí se lo tomó en serio. Hablamos de su banda sonora


Una niña que le habla a un televisor, un árbol que cobra vida y se lleva a un niño por una ventana, una pareja debatiendo sobre mosquitos poniéndose pomada, una vieja bastante grotesca que posa ante las cámaras y juega con pelotas, unas tumbas de atracción de feria barata... 
En realidad no hay muchos motivos para tomarse en serio 'Poltergeist' ni con mucho es una gran película. Es muy probable que su verdadero padre, Steven Spielberg, solo quisiera reflejar como divertimento las pesadillas que sufría de pequeño mientras dormía como él mismo expuso alguna vez y centrarse especialmente en 1982 en el rodaje de ET, que son palabras mayores. Pero a la gente le dio miedo la película, no se detuvo a pensar en su sonrojante guión y fue uno de los éxitos más sonados en el catálogo de producciones del director de 'Tiburón'. 
Quien sí se tomó en serio 'Poltergeist' fue su compositor, Jerry Goldsmith. El maestro ya venía de una relevante experiencia en el cine de terror, 'La profecía' (1976) de Richard Donner, por cuya banda sonora ganó además el único Oscar que, incomprensiblemente, recibió en toda su carrera. También, tres años antes, había musicalizado 'Alien', la obra maestra de Ridley Scott, con la que 'Poltergeist' tiene ciertas coincidencias que os expongo en el vídeo que os he preparado esta noche como recuerdo a la actriz Heather O'Rourke, la famosa Carol Anna de la película, que con tan solo 12 años falleció como consecuencia de una estenosis. 
Goldsmith compone una extraordinaria partitura basada en dos puntos: su riqueza en los temas incidentales perfectamente dispuestos en el metraje del filme con un gran juego de los silencios y el tema principal, la famosa 'nana de Poltergeist' como la denominamos popularmente, que es el hilo argumental musical del filme. Un tema que aparece al inicio en los créditos, que además del carácter infantil de su estilo compositivo relacionándolo así con Carol Anne, nos adelanta ya que el protagonismo de la cinta recae en una niña en este caso. La presencia de la música en los créditos además nos sirve para comprobar la placidez de aquella urbanización, Cuesta Verde, mostrarnos auditivamente la cotidianidad y jugar incluso con un curioso cambio de ritmo en el tema para acompañar la travesura que la pandilla de niños en la calzada le hacen al tipo que conduce la bicicleta. Esos instantes demuestran que no solo John Williams entiende de bicis en el cine ;-)
Goldsmith refleja con su música los momentos presenciales de Carol Anne aun no estando materialmente en ellos. La transformación de las notas incidentales en el tema principal cuando la madre siente que ella la ha atravesado en la escalera es un buen ejemplo. O la música narrativa-fantástica cuando el hermano de la pequeña recibe explicaciones sobre lo que está sucediendo. Los coros utilizados como apostilla del más allá y los tonos oscuros de las notas en la panorámica de Cuesta Verde cuando se sabe que su subsuelo está lleno de tumbas... 
Son algunos momentos que demuestran que, si 'Poltergeist' era un juguete venido a más, Goldsmith lo consideró un vehículo mayor para hacer lo que más le gustaba: colocar las notas exactas para relanzar las imágenes. Aquí os dejo el vídeo explicativo en mi canal de Youtube, al que os invito a suscribiros.