Hoy, 31 de enero, cumple años uno de los compositores más apasionantes a la hora de estudiar su participación en el cine.
Philip Glass alcanza los 83 años con dos etiquetas de dispar suerte. Por un lado, la que podríamos definir como positiva: el marcado carácter de su música, su inconfundible estilo. Por otro, abanderado por sus detractores, la consideración de que su música para películas no es en sí descriptiva de lo que sucede en pantalla, sino impostada, ajena a las imágenes y, por lo general, atrayente para los amantes del minimalismo musical pero pobre para quienes prefieren la plena identificación de las bandas sonoras como algo consustancial y relanzador del resto de elementos de un filme, especialmente su sinopsis, sus personajes con sus particularidades y sus entornos.
Es una acusación que generalmente padecen los compositores considerados minimalistas y que, provenientes de estilos como el llamado 'New Age', han incursionado en el cine. El caso más conocido en este sentido ha sido el de Michael Nyman.
Lo cierto es que Philip Glass es, con diferencia, el compositor que ha trabajado para el cine de esta categoría con mayores recursos y comprensión del lenguaje fílmico. Fiel a su estilo ecléctico, repetitivo en notas y compases sin que ello sea peyorativo, -él mismo prefiere ser llamado literalmente repetitivo antes que minimalista-, la estructura de su música y el mantenimiento rítmico y melódico de los temas que escribe son ideales para varios tipos de películas: las de personajes intimistas, incluso atormentados, y para espacios abiertos donde el factor étnico sea relevante.
Estos son los casos de los cinco ejemplos que he elegido para hacer una somera semblanza de su música. Tres de ellos además con nominaciones al Óscar a mejor banda sonora, que se le ha resistido hasta el momento aunque no parece que le importe en absoluto a un tipo bastante introvertido y extraño como es Glass, al que tuve la oportunidad de verlo en un concierto en 2011.
'Las horas' (2002) es una magistral película en la que la música del compositor sirve de ideal hilvane a las tres épocas en las que se desarrollan las historias protagonizadas por Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep. Un patrón pianístico que refleja la obsesión del trío por darle respuestas a sus propias existencias, todas ellas unidas por la obra de Virginia Woolf.
En 'Kundun' (1997), Martin Scorsese relata la historia del Dalai Lama, lo que le ofrece a Glass la oportunidad de lucirse en los espacios abiertos del Tibet con música étnica, coros y un empleo ajustado de su música. Fue nominada al Oscar, pero ese año no había nada que hacer, fue el turno de 'Titanic' arrasando con once estatuillas.
'Diario de un escándalo' (2006) es quizá el trabajo de Glass más 'cinematográfico', en el que la música del autor toma las riendas del personaje negativo del filme, la profesora interpretada por Judi Dench. Y es que la música de Glass es también ideal para, gracias a su estilo, aportar solidez a los personajes insistentes y posesivos.
'Koyaanisqatsi' es un documental de 1983 en el que no hay una sola palabra en todo su metraje y la música cumple excelentemente con la misión de desarrollar fílmicamente lo que vemos. En las secuencias que os ofrezco, un ejemplo de la locura de civilización actual en las asfixiantes ciudades que hemos construido. No os perdáis esas imágenes ;-)
Finalmente, os ofrezco unos segundos de 'El agente secreto', película de 1996 protagonizada por Bob Hopkins y Christian Bale, en la que la conjunción del chelo y el clarinete ofrece una elegantísima obra para una película marcadamente británica en la que, por cierto y como curiosidad, aparece en uno de los papeles Robin Williams pero se decidió que no estuviera acreditado. El querido actor interpreta a un terrorista que explota una bomba y se consideró, de acuerdo con él, que no era muy popular promocionarlo en este rol.