viernes, 7 de marzo de 2025

«El señor de los anillos» vuelve a Sevilla con magnificencia dos décadas después

Alrededor de dos centenares de músicos y vocalistas interpretaron ESDLA en dos conciertos ante más de seis mil personas. (Fotografía: JCFM)


La música de cine está compuesta para la imagen.
Aunque esta afirmación es un axioma y como tal indiscutible, el creciente y afortunado reconocimiento a las composiciones cinematográficas por parte del público que visiona una película y de la propia industria viene generando propuestas artísticas de distinta naturaleza. Conciertos con orquestas sinfónicas, de cámara adaptando partituras, espectáculos guionizados con alternancia de la palabra y la música o proyecciones que acompañan a la interpretación de las bandas sonoras en cuestión. Los conciertos en formato tradicional facilitan que el espectador se centre plenamente en la orquesta, en la textura de las piezas y en las maneras que tanto el director como los músicos tienen de interpretar una obra. El aderezo de las imágenes ha venido a suponer un atractivo más para el gran público o una ganancia de espectadores susceptibles de responder con un mohín en su rostro cuando de asistir a un concierto ‘clásico’ 
se refiere. Todo lo que suma siempre es positivo, máxime cuando se trata de difundir un género infravalorado en el cine y en la música. Basta recordar que en el Hollywood clásico costó iniciar la costumbre de acreditar a los músicos o pagarles como merecían, y sin necesidad de irnos a tiempos lejanos, las injustas propuestas de las mentes pensantes de importantes premios como los Oscar, que relegaron a una grabación en diferido la entrega de la estatuilla a mejor banda sonora junto con otro puñado de apartados ‘técnicos’, aunque la creación de música no es algo ‘técnico’ sino artístico y creativo. Llevaban proponiéndolo desde 2018, lograron hacer efectiva esta discriminación en 2022 y felizmente se retractaron de ello al año siguiente. Pero el desprecio y el ninguneo a la música de cine siempre está acechando. Así que cualquier propuesta que atraiga seguidores más que sumar, multiplica.

Y proponer oír y ver redobla las excelencias de la oferta. Otra cosa es que los puristas llevemos hasta el extremo nuestra defensa del concepto indisoluble música-imagen, por lo que al hecho de que no se pueda prestar la necesaria atención a la orquesta mientras interpreta –máxime en un país poco acostumbrado a retener dos acciones en su campo de visión desde que se impuso el doblaje como algo ‘natural’- se sume la interpretación de temas que la única relación con la imagen es que pertenecen a la misma película, apareciendo en pantalla, por poner un ejemplo, escenas de momentos románticos del filme mientras los músicos ofrecen la partitura que se escribió para escenas trepidantes de otro momento de la cinta, produciéndose un desajuste perceptivo que afecta al mandamiento con el que iniciamos este texto: la música de cine se compone para la imagen. Pero para ‘su’ imagen concreta.

En toda esta oferta más o menos acertada ha venido a irrumpir una opción más atinada y más justa con la música: la interpretación de la banda sonora completa de la película junto con la proyección íntegra del filme, sincronizándose ambas tal y como conocimos el producto final. Seguimos distrayendo la atención plena que requieren los músicos, pero al menos ponemos de acuerdo los sentidos y los satisfacemos en su adecuada medida y momentos. Y eso es lo que los pasados 28 de febrero y 1 de marzo pudimos vivir en el auditorio de Fibes en Sevilla con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla interpretando la BSO de «El señor de los anillos: la comunidad del anillo» en un espectáculo –en el sentido más majestuoso de la palabra- auspiciado por la gerencia de la ROSS al incluir en su programación la gira que desde hace varios años protagoniza la banda sonora creada por Howard Shore que ya ha visitado otras ciudades bajo la batuta del maestro Shih-Hung Young y la soprano Grace Davidson. En los dos conciertos ofrecidos en Sevilla, tanto el director como la solista demostraron nadar como pez en el agua en el mundo de la música cinematográfica. El director taiwanés ya viene de experiencias similares en directo con bandas sonoras también tan celebradas como «El Padrino», espectáculos con el sello Disney o, en la plenitud sinfónica similar a la obra cinematográfica de Peter Jackson, los conciertos con las bandas sonoras de varias de las películas que conforman la saga de Harry Potter.


Uno de los músicos, tomándole el pulso a su violín minutos antes del concierto del sábado. (Fotografía: JCFM)
Uno de los músicos, tomándole el pulso a su violín antes del concierto del sábado. (Fotografía: JCFM)


Young dirigió en Sevilla con mucha solvencia, sin aspavientos, aportando a la orquesta y a la masa vocal un tempo asombrosamente similar al que el propio Howard Shore imprimió a la London Philharmonic Orchestra cuando grabó su banda sonora hace ya casi veinticinco años. Unas bodas de plata que se cumplirán habiéndose recorrido un camino de satisfacciones con regalos para Sevilla. Cabe recordar que lo vivido en la capital hispalense hace unos días ha sido un espectáculo de gran calado. A la orquesta se sumaron cuatro coros y una escolanía, casi alcanzándose la cifra de doscientas personas sobre el escenario. No es necesario incidir en la complejidad de ostentar la batuta de un concierto de esta índole, de tres horas de duración, ajustándose a las imágenes de la película proyectada en tiempo real con los diálogos y lo que más exigimos los amantes de la música de cine junto con la calidad musical y vocal: la fidelidad y el respeto a la obra original. En este sentido, los conciertos del 28 de febrero y 1 de marzo superaron nota con creces. Si acaso alguna que otra licencia que vino a enriquecer la propuesta, como la inclusión del acordeón en la secuencia de la comarca poco después del inicio del filme, correspondiente al tema «Concerning Hobbits» en la edición discográfica, y que en el CD posterior con la versión extendida sí incluía este instrumento a modo de complemento aunque en la película aparece tal como en la grabación primigenia para el filme. Nada que objetar… a pesar de mi purismo ya confeso. El mismo que me hizo comenzar el concierto con rostro contrariado al comprobar que el sonido de los cuatro coros estaba amplificado y la microfonía dispuesta no solo alcanzaba a los vocalistas, sino también por proximidad a la orquesta, lo que arrojaba un sonido que restaba naturalidad a la interpretación y, como siempre que un audio se amplifica, merma la percepción auditiva del espectador a la hora de recibir los matices reales de la interpretación. Es entendible que la organización decidiera apoyar el espectáculo sobre ‘ayuda técnica’ dado que estamos hablando de un auditorio con 620 metros cuadrados de escenario y capacidad para más de tres mil personas (con casi todas las localidades vendidas en ambos conciertos). Por eso muchos seguimos echando de menos estos eventos en el Real Teatro de la Maestranza, aquel que precisamente acogió hace 21 años un recordado concierto que vivimos en el que el propio Howard Shore dirigió una sinfonía en seis movimientos que compendiaba la música compuesta por el maestro para «La comunidad del anillo», «Las dos torres» y «El retorno del Rey». «Mi música está compuesta según las palabras de Tolkien», nos comentó Shore a los periodistas que asistimos a su rueda de prensa como preludio de (también) los dos conciertos que dirigió en los extintos Encuentros de Música de Cine que coordinaba Carlos Colón.

Han tenido que pasar más de dos décadas para que en Sevilla, en Andalucía, se tenga que vivir otro regalo, un evento de similares características a aquel aunque Shore no dirija pero con los puntos a favor de una brillante dirección o la voz de Grace Davidson interpretando las partes solistas femeninas, de enorme delicadeza intercaladas en una obra sinfónica monumental, así como en los créditos finales sustituyendo la de Enya en la canción «May It Be» sin irle a la zaga a la cantante irlandesa, porque conviene recordar que Davidson, con casi un centenar y medio de bandas sonoras interpretadas a lo largo de su carrera, fue la soprano original de la grabación del score «El Hobbit: la desolación de Smoug», segunda de las continuaciones de la trilogía inicial de «El señor de los anillos» dirigida también por Peter Jackson en 2013 y con la música asimismo compuesta por Howard Shore. Como brillantes se mostraron en ambos conciertos Giulia Brinckmeier como concertino de violines o Antonio Hervás como solista del flautín alternando con flauta irlandesa, especialmente en «Concerning Hobbits», una en Re y otra en Do para los solos característicos de los hobbits, Hobbiton, etc. o Alfonso Gómez como flauta 2º con la flauta en Sol, para los solos con referencias a Gollum o a los elfos del Bosque. O la impresionante tuba de Juan Carlos Pérez Calleja en secuencias como la del puente de Khazad Dum, en las trompas con «The Treason of Isengard», las trompetas en «The Ring Goes South» aportando su sonoridad a uno de los leit motivs más significativos de la banda sonora correspondiente a la secuencia del concilio de creación de la comunidad del anillo, la percusión en su apogeo, poderosa y maligna, con el característico ritmo identificativo de los nazgûl… Así podríamos seguir recorriendo destellos de las secciones de la orquesta en una ejecución global extraordinaria.


La orquesta y la masa coral en plena acción escasos minutos después del inicio del concierto del viernes. (Fotografía: Daniel Acosta)
La orquesta y la masa coral en plena acción escasos minutos después del inicio del concierto del viernes. (Fotografía: Daniel Acosta)


Mención destacada merece también la conjunción de la masa coral en temas tan dispares como el poderoso «The Black Ridder» o el mágico «Lothlorien», con especial cita para las voces blancas de la Escolanía de Los Palacios, con las asombrosas intervenciones del niño solista Miguel Montaño Rosal. La partitura del maestro Shore es tan magna como compleja. No es tarea fácil crear la simbiosis vivida en Fibes entre un grupo de pequeños no profesionales con las brillantes voces del resto de coros y la ROSS, aún siendo habituales las colaboraciones del coro infantil con esta orquesta.

En definitiva, dos conciertos para afortunados de todas las edades, que disfrutaron de tres horas con un descanso de 15 minutos, lo que supone un espectáculo de gran calidad y cantidad de tiempo, con el aforo prácticamente lleno y que demuestra a las claras que la música de cine –amplificada o no sobre el escenario- es sinónimo de éxito y que queda mucho camino por recorrer ante administraciones privadas y sobre todo públicas que, a la hora de generar cultura en sus comunidades o municipios, muestran un sonrojante desinterés no ya por la música cinematográfica, sino ni siquiera por conocer la existencia de estas propuestas artísticas que crean cultura con mayúsculas y satisfacen la demanda audiovisual de miles de personas a las que tenemos que continuar sumando más adictos. Con proyecciones o sin ellas.

Ahora solo queda esperar a que la ROSS vuelva a tener la misma y estupenda idea y nos deleite con la experiencia de «Las dos torres», que ya se ha podido ver con otras orquestas y bajo la misma batuta de Shih-Hung Young en varias ciudades españolas.


El maestro Shih-Hung Young señala a la soprano Grace Davidson y al niño Miguel Montaño tras el concierto del sábado. (Fotografía: JCFM)
El maestro Shih-Hung Young señala a la soprano Grace Davidson y al niño Miguel Montaño tras el concierto del sábado. (Fotografía: JCFM)

Ficha de los conciertos:

Fecha: 28 de febrero y el 1 de marzo de 2025.

Lugar: pabellón Fibes II. Auditorio módulo C con capacidad para 3.150 espectadores. Prácticamente lleno en ambos conciertos.

Orquesta: Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.

Banda sonora original interpretada compuesta por Howard Shore con proyección de la película íntegra en idioma original subtitulado en español.

Duración del evento: 3 horas+descanso de 15 minutos.

Director musical: Shih-Hung Young.

Soprano: Grace Davidson.

Coros:

Coro Ángel de Ucelay dirigido por Fermín López.

Coro Polifónico Orippo dirigido por Juan Manuel Barahona.

Coro del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla dirigido por Ana Alonso.

Coro NovAria dirigido por Isabel Chía.

Coro de niños Escolanía de Los Palacios dirigido por Aurora Galán.

Director preparador: Juan Manuel Barahona.




Enlace al video resumen de los conciertos con montaje de prolegómenos, varios temas, montaje de secuencia de la película con su banda de sonido original y el concierto superpuesto para comprobar su fidelidad, fotografías y final: 



NOTA: Texto de la crónica realizada por José Carlos Fernández Moscoso para la web especializada www.soundtrackfest.com. Todos los derechos reservados para este medio y #UltimoEstreno tanto de contenido textual, gráfico como audiovisual.

Agradecimiento especial a María Jesús Ruiz de la Rosa, responsable de Relaciones Externas de la ROSS, por sus atenciones.


martes, 4 de marzo de 2025

Ganó la inclasificable «Anora» y diez detalles sobre la ceremonia de los Oscar 2025


Ganó «Anora» en los Oscar, esa película que durante la primera media hora parece un vídeo con ínfulas de Youjizz o Pornhub y después es complicado saber si estamos ante un drama con prostitución y mafia de por medio, frente a una comedia cuyos personajes están sacados de una italianada, un bodevil francés o una españolada de sal gorda. Yo diría que incluso esos dos matones rusos son tan ridículos que podrían salir de un producto Disney con secundarios grotescos que revolotean
 alrededor del malvado de la película. Ah, y es de «guays» ir de peli indie e independiente pero ganas en Cannes, en los Oscar y te distribuye un gigante como la Universal. Además, también te premian por el guión en el colmo del disparate, con cosas tan inverosímiles en un metraje plagado de sinsentidos como el sacerdote ortodoxo mafioso (!) arrancando de cuajo medio coche de la grúa pero a los tres minutos quejándose porque el matón más idiota tiene fatiguita y vomita en la tapicería «y mañana tengo que dejarle el coche a mi mujer» y se la va a liar.

Lo peor es que, si no ganaba «Anora», venía detrás la mierda absoluta de «La sustancia», la versión mala leche de «Las sandalias del pescador» o las ¡tres horas y media! para contar lo que se cuenta en «The Brutalist». Dan ganas de prejubilarte y echar el cerrojazo a todo.

En el videorreportaje recién subido a #UltimoEstreno os hablo de «Anora» y los diez detalles sobre la ceremonia de los Oscar, muchos de ellos de los que nadie te va a hablar. Como despreciar incomprensiblemente a los músicos de cine en favor de Mozart, azafatas a su bola saliendo en pantalla o el cierre de filas de la comunidad afroamericana con Quincy Jones como estandarte en tiempos políticamente convulsos.


jueves, 27 de febrero de 2025

Gene Hackman


 

Ha muerto Gene Hackman. ¡Qué fallecimiento tan extraño, al encontrarse los cuerpos de él, de su esposa (33 años más joven que Hackman, que tenía 95) y uno de sus perros! El colosal protagonista de películas como «La conversación» (Coppola ha lamentado su pérdida en redes sociales con una foto de ambos durante el rodaje del filme), «French Connection» o «Sin perdón» se había retirado de la interpretación hace décadas, hastiado del mundo del cine. Había llegado a una fama que, en su senectud, pareció no compensarle en su vida e incluso hablaba con desdén de la industria que le había hecho ser un actor de gran relevancia, de una enorme presencia en pantalla y mucho más allá de la interpretación del estrafalario personaje de Lex Luthor, «la mente criminal más grande de nuestro tiempo».

Un amigo amante del cine, Antonio González Mesa, me recordaba hoy «El espantapájaros», la película que, bajo la dirección de Jerry Schatzberg, rodó en 1973 junto con Al Pacino. Rememoro esta interesantísima y olvidada cinta, rotundo fracaso comercial en su día aun siendo Palma de Oro en Cannes, y me parece un acertado ejemplo para homenajear a Hackman. «El espantapájaros» (está en Amazon Prime Video en alquiler) es un duelo interpretativo de dos grandes encarnando a sendos perdedores anónimos cuyas vidas se cruzan en busca de una particular felicidad que se supone viene dada por la idea del personaje de Hackman de abrir un lavadero de coches. «Todos los coches se ensucian», le dice a Al Pacino en un diálogo en el que intenta convencerlo de que forme parte del negocio. Las cosas se complicarán porque el mundo que rodea a ambos no está hecho a la medida de ellos y viceversa. El intérprete de «El padrino», rodada precisamente muy pocos meses antes, y especialmente su secuela que se estrenará un año después, encarna en «El espantapájaros» a un joven ingenuo, con sentido del humor, frente a un Hackman recién salido de la cárcel, misántropo y violento. Esta unión devengará tanto enriquecimiento entre ambos como autodestrucción, todo ello contagiado a un espectador que asiste a la traslación de caracteres de los protagonistas en determinados momentos del filme, a la exposición del sentido de la vida del personaje de Al Pacino hilvanado a través de una caja con un lazo de regalo que siempre le acompaña con un destino esperanzador y, sobre todas las cosas, un espectacular tour de force entre ambos intérpretes cuando Hackman aún no estaba asqueado de Hollywood y Al Pacino no tenía los tics sobreactuados.

viernes, 21 de febrero de 2025

Cuenta atrás para abrir el 'nuevo' Tívoli



Me alegro muchísimo de esta noticia. La reapertura del Tívoli será una realidad en un futuro. Es cierto que no es algo inminente, hay muchos pasos que dar y estamos hablando de varios años. Pero en el horizonte hay esperanza y una determinación ya anunciada oficialmente. El proyecto del 'nuevo parque' será del agrado de todos si conserva el espíritu que sus visitantes hemos conocido desde hace medio siglo, pero con las necesidades de hoy día tanto para sus usuarios como para quienes van a invertir (y mucho) en este lugar adecuándose así a los nuevos tiempos.

Hay quienes han puesto su grano de arena durante estos casi cinco años para que el Tívoli tuviera futuro. Muchos. Y el Ayuntamiento ha trabajado para ello con tesón. En octubre, hace cuatro meses, dije públicamente, en el acto de presentación de mi documental «Los últimos del Tívoli» en el Festival Internacional de Cine de Benalmádena, que me constaba que el Ayuntamiento estaba trabajando en ello. Así me lo ratificó el alcalde de Benalmádena, presente en la proyección.

Y por encima de todo, quienes han tenido una dignidad encomiable y creo que única en España en el ámbito de los conflictos laborales de esta índole, el grupo de trabadores del Tívoli que permanecen, día tras día desde hace años, cuidando las instalaciones, dando de comer a los animales, teniendo confianza en una solución que parecía no llegar...

Ellos son los protagonistas de «Los últimos del Tívoli» y merecerían descansar en sus casas, con sus familias, tras haber cumplido mucho más allá de su deber.

Hoy es un día de emociones que esperemos pronto sean superadas por las que supondrá volver a entrar por las puertas del Tívoli.

Jaime Noguera, tu festival contribuyó a lo que estamos leyendo y viendo ahora. Enhorabuena.

Rueda de prensa completa del alcalde de Benalmádena y el representante del grupo Tremón el 21 de febrero de 2025: https://youtu.be/sr-m58eVw-Y



viernes, 14 de febrero de 2025

«Breve encuentro»



Hay quien prestará especial atención a las películas románticas en una fecha como la de hoy. Si alguien va a repasar algunas, que no se olvide de «Breve encuentro». No puede haber algo más romántico que enamorarse en una estación de trenes porque a ella se le ha metido una carbonilla en el ojo. Y no puede haber algo más triste que hacerlo de quien no debes, queriendo confesar al bueno de tu marido que aquel desconocido le ha dado un vuelco a tu 'perfecta' vida.

¡Qué película tan maravillosamente amarga hizo David Lean y qué incómoda para aquellos años cuarenta! Y para ahora, si me apuran. Las cosas le suceden a las personas más corrientes en los lugares más corrientes. Y Lean lo cuenta entre trenes que van y vienen, entre jueves que son huidas hacia adelante y secundarios de los que zafarse como la vida misma. «¿No es terrible cuando la gente se empeña en ser amable?».

Lástima que, a pesar de lo puntualmente bien que Lean ubica la música del concierto número 2 para piano de Rachmaninoff, decidiera no contar con un compositor cinematográfico de la época. En 1947, año en el que «Breve encuentro» sumó tres nominaciones a los Oscar, competían con sus bandas sonoras enormes monstruos como Bernard Herrmann, Miklos Rozsa, Franz Waxman... Se llevó la estatuilla Hugo Friedhoffer por «Los mejores años de nuestra vida». Cuando se hacía música. Y cine.

jueves, 13 de febrero de 2025

13 de febrero. Día Mundial de la Radio



Hoy, 13 de febrero, es el Día Mundial de la Radio. Naciones Unidas estableció esta celebración en 2011, cuando hacía años que ya había dejado mi intensa actividad en ella. Siempre tuve claro que es el medio más maravilloso que existe, el más mágico, y que soporta como puede los embates de las nuevas tecnologías y, desde antes de eso, de quienes especulan con ella ya sea por intereses ideológicos o económicos.

Ahí está, aguantando, mientras las emisoras de ciudades de grandes cadenas se convierten en cementerios sin personal, o las locales han sido destrozadas por borricos pardos a los que solo les interesa la publicidad malvendida y completar parrilla con gente ufana de gloria que te viene gratis.

El 15 de octubre de 1989 se emitió el primer programa de #UltimoEstreno, hace ya casi 36 años. Fueron tiempos muy bonitos pero algunos cometimos el error de aferrarnos al romanticismo que genera la radio para atraparte y, cuando menos lo esperas, llevas demasiado tiempo creyendo que todo es como el primer día. Y pierdes oportunidades que pasan de largo por seguir un camino de un paisaje que nada tiene que ver con el de aquellos finales de los ochenta, cuando ni siquiera las televisiones privadas existían ni desde el poder político se había aún perpetrado planes maquiavélicos, como el 'antenicidio', para acabar con emisoras de las que muchos éramos acérrimos seguidores.

Algún día alguien tendrá que pagar por lo que sucedió en 1992.





lunes, 10 de febrero de 2025

96 cumpleaños de Jerry Goldsmith. «Los niños del Brasil»



Ha sido un fin de semana de celebración del 93 cumpleaños de John Williams, y ahora debe serlo de recordatorio. Hoy, 10 de febrero, Jerry Goldsmith hubiera cumplido 96 años.

En el videorreportaje centrado en la banda sonora para «Monseñor» compuesta por Williams subido hace un par de días hago mención al uso del vals como estilo musical empleado en más ocasiones de las que creemos por reconocidos compositores de música cinematográfica, y cito que, en aquellos años a caballo entre los 70 y 80, Goldsmith también utilizó el vals en una película de cierta popularidad por la época: «Los niños del Brasil». Estrenada en 1978, cuesta evitar la risa floja ante las pasadísimas interpretaciones de Gregory Peck y Lawrence Olivier como Josef Mengele y el cazanazis Liebermann. Con secuencias bastante lamentables como la de la fiesta de nazis y el tinglado que monta Mengele y lo impostado que parece todo, no dejo de reivindicar la banda sonora de Jerry Goldsmith en el día de su cumpleaños para no caer en felicitarlo con sus obras más conocidas y reputadas.

«Los niños del Brasil» destaca musicalmente por su vals, a lo que muchos que he leído en estos años (entre ellos críticos de cierto reconocimiento) no encuentran sentido. ¡Un vals para Mengele! Debe ser que no han tenido la obligada misión de concentrarse certeramente en el guión musical del filme, porque el vals es, sencillamente, ¡de Liebermann! Una vez iniciada la película aparece por vez primera cuando sale en pantalla el cazanazis, que vive en Austria, el país por excelencia del vals. En el resto de la película, el tema está deconstruido o bien acompaña a Liebermann en sus pesquisas para seguir las huellas de Mengele. Y si el vals está utilizado el inicio de la película y al final, en los créditos, previo a la narración visual y una vez finalizada, es porque NO ES EL MISMO aunque nos lo parezca. La película termina con la obra musical triunfante, con el vals iluminado musicalmente a través de notas cambiadas del inicio, cuando habíamos escuchado una pieza más oscura, tensa y que preludia una historia macabra por resolver. ¡Cómo unas leves alteraciones o incorporaciones de notas son capaces de cambiar el sentido de una misma música!

A mí personalmente me fascinan esos instantes de Goldsmith en la secuencia de Mengele recordando el hospital donde practicaba sus barbaridades con las mujeres, cómo el compositor muestra su lado más clásico, capaz de escribir un tema absolutamente operístico, yo diría que wagneriano, de un clasicismo abrumador recordatorio de los grandes escenarios trágicos del centro de Europa que vio nacer el «Musikdrama»... y un siglo después el drama humano provocado por los delirios mesiánicos de un loco.

Os dejo un vídeo que he montado (si YouTube no lo fastidia) para mostrar lo que os comento y que sirve para felicitar al grandioso Jerry Goldsmith allá donde esté: https://youtu.be/PpsXcfj75zI