jueves, 27 de febrero de 2025

Gene Hackman


 

Ha muerto Gene Hackman. ¡Qué fallecimiento tan extraño, al encontrarse los cuerpos de él, de su esposa (33 años más joven que Hackman, que tenía 95) y uno de sus perros! El colosal protagonista de películas como «La conversación» (Coppola ha lamentado su pérdida en redes sociales con una foto de ambos durante el rodaje del filme), «French Connection» o «Sin perdón» se había retirado de la interpretación hace décadas, hastiado del mundo del cine. Había llegado a una fama que, en su senectud, pareció no compensarle en su vida e incluso hablaba con desdén de la industria que le había hecho ser un actor de gran relevancia, de una enorme presencia en pantalla y mucho más allá de la interpretación del estrafalario personaje de Lex Luthor, «la mente criminal más grande de nuestro tiempo».

Un amigo amante del cine, Antonio González Mesa, me recordaba hoy «El espantapájaros», la película que, bajo la dirección de Jerry Schatzberg, rodó en 1973 junto con Al Pacino. Rememoro esta interesantísima y olvidada cinta, rotundo fracaso comercial en su día aun siendo Palma de Oro en Cannes, y me parece un acertado ejemplo para homenajear a Hackman. «El espantapájaros» (está en Amazon Prime Video en alquiler) es un duelo interpretativo de dos grandes encarnando a sendos perdedores anónimos cuyas vidas se cruzan en busca de una particular felicidad que se supone viene dada por la idea del personaje de Hackman de abrir un lavadero de coches. «Todos los coches se ensucian», le dice a Al Pacino en un diálogo en el que intenta convencerlo de que forme parte del negocio. Las cosas se complicarán porque el mundo que rodea a ambos no está hecho a la medida de ellos y viceversa. El intérprete de «El padrino», rodada precisamente muy pocos meses antes, y especialmente su secuela que se estrenará un año después, encarna en «El espantapájaros» a un joven ingenuo, con sentido del humor, frente a un Hackman recién salido de la cárcel, misántropo y violento. Esta unión devengará tanto enriquecimiento entre ambos como autodestrucción, todo ello contagiado a un espectador que asiste a la traslación de caracteres de los protagonistas en determinados momentos del filme, a la exposición del sentido de la vida del personaje de Al Pacino hilvanado a través de una caja con un lazo de regalo que siempre le acompaña con un destino esperanzador y, sobre todas las cosas, un espectacular tour de force entre ambos intérpretes cuando Hackman aún no estaba asqueado de Hollywood y Al Pacino no tenía los tics sobreactuados.

viernes, 21 de febrero de 2025

Cuenta atrás para abrir el 'nuevo' Tívoli



Me alegro muchísimo de esta noticia. La reapertura del Tívoli será una realidad en un futuro. Es cierto que no es algo inminente, hay muchos pasos que dar y estamos hablando de varios años. Pero en el horizonte hay esperanza y una determinación ya anunciada oficialmente. El proyecto del 'nuevo parque' será del agrado de todos si conserva el espíritu que sus visitantes hemos conocido desde hace medio siglo, pero con las necesidades de hoy día tanto para sus usuarios como para quienes van a invertir (y mucho) en este lugar adecuándose así a los nuevos tiempos.

Hay quienes han puesto su grano de arena durante estos casi cinco años para que el Tívoli tuviera futuro. Muchos. Y el Ayuntamiento ha trabajado para ello con tesón. En octubre, hace cuatro meses, dije públicamente, en el acto de presentación de mi documental «Los últimos del Tívoli» en el Festival Internacional de Cine de Benalmádena, que me constaba que el Ayuntamiento estaba trabajando en ello. Así me lo ratificó el alcalde de Benalmádena, presente en la proyección.

Y por encima de todo, quienes han tenido una dignidad encomiable y creo que única en España en el ámbito de los conflictos laborales de esta índole, el grupo de trabadores del Tívoli que permanecen, día tras día desde hace años, cuidando las instalaciones, dando de comer a los animales, teniendo confianza en una solución que parecía no llegar...

Ellos son los protagonistas de «Los últimos del Tívoli» y merecerían descansar en sus casas, con sus familias, tras haber cumplido mucho más allá de su deber.

Hoy es un día de emociones que esperemos pronto sean superadas por las que supondrá volver a entrar por las puertas del Tívoli.

Jaime Noguera, tu festival contribuyó a lo que estamos leyendo y viendo ahora. Enhorabuena.

Rueda de prensa completa del alcalde de Benalmádena y el representante del grupo Tremón el 21 de febrero de 2025: https://youtu.be/sr-m58eVw-Y



viernes, 14 de febrero de 2025

«Breve encuentro»



Hay quien prestará especial atención a las películas románticas en una fecha como la de hoy. Si alguien va a repasar algunas, que no se olvide de «Breve encuentro». No puede haber algo más romántico que enamorarse en una estación de trenes porque a ella se le ha metido una carbonilla en el ojo. Y no puede haber algo más triste que hacerlo de quien no debes, queriendo confesar al bueno de tu marido que aquel desconocido le ha dado un vuelco a tu 'perfecta' vida.

¡Qué película tan maravillosamente amarga hizo David Lean y qué incómoda para aquellos años cuarenta! Y para ahora, si me apuran. Las cosas le suceden a las personas más corrientes en los lugares más corrientes. Y Lean lo cuenta entre trenes que van y vienen, entre jueves que son huidas hacia adelante y secundarios de los que zafarse como la vida misma. «¿No es terrible cuando la gente se empeña en ser amable?».

Lástima que, a pesar de lo puntualmente bien que Lean ubica la música del concierto número 2 para piano de Rachmaninoff, decidiera no contar con un compositor cinematográfico de la época. En 1947, año en el que «Breve encuentro» sumó tres nominaciones a los Oscar, competían con sus bandas sonoras enormes monstruos como Bernard Herrmann, Miklos Rozsa, Franz Waxman... Se llevó la estatuilla Hugo Friedhoffer por «Los mejores años de nuestra vida». Cuando se hacía música. Y cine.

jueves, 13 de febrero de 2025

13 de febrero. Día Mundial de la Radio



Hoy, 13 de febrero, es el Día Mundial de la Radio. Naciones Unidas estableció esta celebración en 2011, cuando hacía años que ya había dejado mi intensa actividad en ella. Siempre tuve claro que es el medio más maravilloso que existe, el más mágico, y que soporta como puede los embates de las nuevas tecnologías y, desde antes de eso, de quienes especulan con ella ya sea por intereses ideológicos o económicos.

Ahí está, aguantando, mientras las emisoras de ciudades de grandes cadenas se convierten en cementerios sin personal, o las locales han sido destrozadas por borricos pardos a los que solo les interesa la publicidad malvendida y completar parrilla con gente ufana de gloria que te viene gratis.

El 15 de octubre de 1989 se emitió el primer programa de #UltimoEstreno, hace ya casi 36 años. Fueron tiempos muy bonitos pero algunos cometimos el error de aferrarnos al romanticismo que genera la radio para atraparte y, cuando menos lo esperas, llevas demasiado tiempo creyendo que todo es como el primer día. Y pierdes oportunidades que pasan de largo por seguir un camino de un paisaje que nada tiene que ver con el de aquellos finales de los ochenta, cuando ni siquiera las televisiones privadas existían ni desde el poder político se había aún perpetrado planes maquiavélicos, como el 'antenicidio', para acabar con emisoras de las que muchos éramos acérrimos seguidores.

Algún día alguien tendrá que pagar por lo que sucedió en 1992.





lunes, 10 de febrero de 2025

96 cumpleaños de Jerry Goldsmith. «Los niños del Brasil»



Ha sido un fin de semana de celebración del 93 cumpleaños de John Williams, y ahora debe serlo de recordatorio. Hoy, 10 de febrero, Jerry Goldsmith hubiera cumplido 96 años.

En el videorreportaje centrado en la banda sonora para «Monseñor» compuesta por Williams subido hace un par de días hago mención al uso del vals como estilo musical empleado en más ocasiones de las que creemos por reconocidos compositores de música cinematográfica, y cito que, en aquellos años a caballo entre los 70 y 80, Goldsmith también utilizó el vals en una película de cierta popularidad por la época: «Los niños del Brasil». Estrenada en 1978, cuesta evitar la risa floja ante las pasadísimas interpretaciones de Gregory Peck y Lawrence Olivier como Josef Mengele y el cazanazis Liebermann. Con secuencias bastante lamentables como la de la fiesta de nazis y el tinglado que monta Mengele y lo impostado que parece todo, no dejo de reivindicar la banda sonora de Jerry Goldsmith en el día de su cumpleaños para no caer en felicitarlo con sus obras más conocidas y reputadas.

«Los niños del Brasil» destaca musicalmente por su vals, a lo que muchos que he leído en estos años (entre ellos críticos de cierto reconocimiento) no encuentran sentido. ¡Un vals para Mengele! Debe ser que no han tenido la obligada misión de concentrarse certeramente en el guión musical del filme, porque el vals es, sencillamente, ¡de Liebermann! Una vez iniciada la película aparece por vez primera cuando sale en pantalla el cazanazis, que vive en Austria, el país por excelencia del vals. En el resto de la película, el tema está deconstruido o bien acompaña a Liebermann en sus pesquisas para seguir las huellas de Mengele. Y si el vals está utilizado el inicio de la película y al final, en los créditos, previo a la narración visual y una vez finalizada, es porque NO ES EL MISMO aunque nos lo parezca. La película termina con la obra musical triunfante, con el vals iluminado musicalmente a través de notas cambiadas del inicio, cuando habíamos escuchado una pieza más oscura, tensa y que preludia una historia macabra por resolver. ¡Cómo unas leves alteraciones o incorporaciones de notas son capaces de cambiar el sentido de una misma música!

A mí personalmente me fascinan esos instantes de Goldsmith en la secuencia de Mengele recordando el hospital donde practicaba sus barbaridades con las mujeres, cómo el compositor muestra su lado más clásico, capaz de escribir un tema absolutamente operístico, yo diría que wagneriano, de un clasicismo abrumador recordatorio de los grandes escenarios trágicos del centro de Europa que vio nacer el «Musikdrama»... y un siglo después el drama humano provocado por los delirios mesiánicos de un loco.

Os dejo un vídeo que he montado (si YouTube no lo fastidia) para mostrar lo que os comento y que sirve para felicitar al grandioso Jerry Goldsmith allá donde esté: https://youtu.be/PpsXcfj75zI

sábado, 8 de febrero de 2025

El año en el que nominaron a John Williams por la peor banda sonora...¡Y ganó el Oscar por ET!


John Williams acaba de cumplir 93 años
. En #UltimoEstreno lo celebramos recordando que hubo quienes nominaron una banda sonora suya a la peor del momento en los premios Razzies... justamente el año en el que ganó el Oscar por su partitura para «ET».

«Monseñor» era una película regulera -por decir algo amable de ella- que lo mejor que tenía era a Christopher Reeve y su música, enmedio de una historia de un sacerdote y militar norteamericano ambicioso que llega al Vaticano a darle al trapicheo económico y se liga a una novicia en el colmo del disparate guionístico. Pero para este dislate, Williams compuso un tema principal valsístico, con el calvicordio y la trompeta como instrumentos principales representativos de la nobleza del entorno del protagonista y de su condición castrense, y algunos momentos del filme poseen interés por la aportación narrativa del compositor de «Star Wars», «Supermán» o «La lista de Schindler».
Analizamos «Monseñor» en #UltimoEstreno y contamos qué otras cuatro bandas sonoras fueron nominadas a peor del año 1982. ¡Dos de ellas de Morricone!

Enlace al videorreportaje, que YouTube me lo ha bloqueado por derechos de autor, pero que con la apelación presentada permite verlo en estas horas hasta que le dé la gana de censurarlo o dejarlo: https://youtu.be/mJETm2gG1ck?si=UCBz6-fX2Ej5zrpm

viernes, 7 de febrero de 2025

«La sustancia»


Los dos huevos de la imagen con los que se inicia «La sustancia» son los que hay que tener para ver esta basura que opta nada menos que a cinco Oscar.

Un pastiche impúdico que malcopia planos de películas icónicas de Kubrick, títulos de crédito de Frankenheimer, la jeringa que lucía Hervert West, el inolvidable y amargo vals del emborrachamiento de John Merrick que creó Lynch, te da dolor de cabeza a base de continuos ruidos, destroza la actuación de Demi Moore a la mitad, permite a sus anchas el histrionismo de Dennis Quaid... El espanto este es tan ridículo como insultante por su homofobia declarada.

Lo indignante de todo esto -o peor, lo triste, que es como sentirte más vencido- es el entusiasmo generalizado por parte de quienes arrecian contra «Emilia Pérez» y Karla Sofía Gascón, a la que se le denosta por haber escrito en redes alguna que otra desbarrada (como todos hemos hecho alguna vez en nuestra vida) sin valorar su actuación. Y muchos ni siquiera han visto la película. Ellos se lo pierden.

Videocrítica de #lasustancia por imperativo legal aquí: