En la carta advertía de su intención de presentarse a las elecciones municipales como candidato a la Alcaldía de San Fernando. En su 'declaración de intenciones', reflejada en una cara de la hoja, prometía una playita mona (sic) en Bahía Sur, tres buenos hoteles "pero sin molestar a las gaviotas" y anunciaba que curará "el cáncer que nos ha caído" en la calle Real, apostillado todo con una surrealista frase: "Después del conejo ido...¡Palos a la madriguera!".
Aseguraba en el folio que si lo votan los isleños, corremos el riesgo de tener trabajo.
Tras leerlo, podemos pensar que se trata de una astracanada, un desliz mental de algún aburrido una broma. A mí me ha hecho pensar. Creo firmememente que el futuro de nuestra ciudad es algo muy serio, del que depende nuestra economía, nuestras familias, nuestros hijos.
La situación de San Fernando no es buena, no podemos engañarnos. Ni sus mismos gobernantes pueden demostrar que estoy en un error. Al afirmarlo, no estoy culpándoles de ello. Esta ciudad comenzó a padecer su declive hace muchos años. Que haya habido margen para solventarlo y no se aprovechara en estas últimas legislaturas es algo que la ciudadanía juzgará en apenas 48 horas. Pero lo que sí me parece fundamental es que debemos optar por soluciones serias, con planteamientos de futuro sólidos, sabiendo hacia dónde nos dirigimos y apostando por opciones políticas con suficiente bagaje y experiencia en otras administraciones superiores a la local que vamos a necesitar para salir de esta situación.
La Isla exige un gobierno fuerte, tanto en su composición humana como en las siglas que figurarán detrás de sus futuros gobernantes. Cualquier opción peregrina, o meramente localista, sin fuerza fuera de nuestras fronteras, no tendrá opciones para revitalizar una ciudad que pide a gritos una dedicación plena y de la mano de todas las administraciones posibles.
Elegir quién nos gobierna es algo muy serio. Nos jugamos el futuro y el de una ciudad que no se merece que miremos para otro lado. Y ojo, ni tampoco que sirva de cobaya para opciones políticas advenedizas con salvapatrias que ni siquiera conocen el funcionamiento de la administración local. Mi ciudad es demasiado importante como para experimentos de flor de un día. Y os aconsejo que reflexionéis sobre ello a la hora de ejercer vuestro derecho -y deber- con el voto de este domingo.
Hasta el lunes. La vida habrá cambiado entonces. Seguro.