viernes, 29 de febrero de 2008
Parecidos razonables (III)
Esta vez volví a ver similitudes sospechosas sentado en una butaca de cine, concretamente visionando No es país para viejos. En esta ocasión fue por puro tedio. Pero no me digan que los hermanos Cohen no podrían haber contratado, si aún estuviera vivo, en lugar de Josh Brolin, a... ¡Bigote Arrocet!
jueves, 28 de febrero de 2008
Lo inexplicable de 'No es país para viejos'
Cualquier tiempo pasado fue mejor. Se entiende que en el cine. Aclarado esto, permítanme explicarlo.
A mí una película que en dos horas tiene únicamente de música una ranchera y además en una secuencia que parece extraída de un filme de Jerry Zucker o Jim Abrahams (reivindicaré Top Secret toda mi vida), no me inspira nada de confianza. No por ello tiene que ser espantosa, porque Siete días de mayo sólo contaba con siete minutos de banda sonora, eso sí, de Jerry Goldsmith. Pero los hermanos Cohen no son John Frankenheimer ni en No es país para viejos están Kirk Douglas, Ava Gardner o Burt Lancaster. De acuerdo, en lo de los Cohen allá va de un lado a otro del desierto Javier Bardem con su horrendo flequillo y maquillaje supino, no mejor que en su registro interpretativo de Boca a boca, y ahí la Academia de Hollywood aún desconocía quién era nuestro brillante actor.
El caso es que me alegro de veras del Oscar para Bardem, pero no entiendo esa devoción por el filme de los Cohen. No me explico cómo se puede defender una cinta en clara decadencia climática conforme transcurren los minutos hasta alcanzar el colmo de la degradación guionística cuando sus autores se cargan de un tirón a Josh Brolin-Bigote Arrocet, después de una hora haciéndonos creer que es una máquina igual o peor de evasión que el personaje de Bardem. Tampoco entiendo cómo se puede resolver un guión con ese tortazo de vehículos y esa reflexión de Tomy Lee Jones, al que estoy hasta la coronilla de verlo vestido de agente del orden con la misma cara desde hace ya años, con el culmen que supuso El fugitivo.
No concibo tantos planos secuencias enormemente largos en donde no suena nada, supongo que en un vanidoso intento de los Cohen por aproximarnos a la relidad. Pero a mí no me acercan a lo fidedigno, sino al tedio. La música apostilla los momentos tensos, de relax, los sentimientos de cada personaje, dinamiza la mente del espectador y le hace digerir mejor lo que presencia. Tan negativo es abusar de ella como no utilizarla. Y en No es país para viejos me falta y ello contribuye a aburrirme como una ostra.
Esta cosa nada original que han rodado los Cohen (hasta lejos incluso de otras obras menores reputadas por conseguir premios como Un plan sencillo o Babel) es algo medianamente susceptible de tener en cuenta si fuera una película de producción hondureña con actores desconocidos y ganadora en Sundance. Pero es un auténtico insulto que ocupe un lugar de honor en el libro de oro de los mejores premios del mundo del celuloide desde la noche del pasado domingo. En otros tiempos ganaba Eva al desnudo, incluso las menos buenas pero gratamente sustanciosas por sus milagros técnicos (montaje, banda sonora, fotografía,...) como Ben Hur, y si no nos marchamos tan lejos en el tiempo, La lista de Shindler o la inteligencia incluso de American Beauty. Pero ahora vence algo técnicamente mediocre, guionísticamente lamentable, pretenciosamente plúmbeo. ¿Que no hay más cera que la que arde? Que se lo digan a David Cronenberg, a su montador, a sus actores (grande Viggo Mortensen), a su músico, que aún se preguntarán por qué ha sido denostada su Promesas del Este.
A mí una película que en dos horas tiene únicamente de música una ranchera y además en una secuencia que parece extraída de un filme de Jerry Zucker o Jim Abrahams (reivindicaré Top Secret toda mi vida), no me inspira nada de confianza. No por ello tiene que ser espantosa, porque Siete días de mayo sólo contaba con siete minutos de banda sonora, eso sí, de Jerry Goldsmith. Pero los hermanos Cohen no son John Frankenheimer ni en No es país para viejos están Kirk Douglas, Ava Gardner o Burt Lancaster. De acuerdo, en lo de los Cohen allá va de un lado a otro del desierto Javier Bardem con su horrendo flequillo y maquillaje supino, no mejor que en su registro interpretativo de Boca a boca, y ahí la Academia de Hollywood aún desconocía quién era nuestro brillante actor.
El caso es que me alegro de veras del Oscar para Bardem, pero no entiendo esa devoción por el filme de los Cohen. No me explico cómo se puede defender una cinta en clara decadencia climática conforme transcurren los minutos hasta alcanzar el colmo de la degradación guionística cuando sus autores se cargan de un tirón a Josh Brolin-Bigote Arrocet, después de una hora haciéndonos creer que es una máquina igual o peor de evasión que el personaje de Bardem. Tampoco entiendo cómo se puede resolver un guión con ese tortazo de vehículos y esa reflexión de Tomy Lee Jones, al que estoy hasta la coronilla de verlo vestido de agente del orden con la misma cara desde hace ya años, con el culmen que supuso El fugitivo.
No concibo tantos planos secuencias enormemente largos en donde no suena nada, supongo que en un vanidoso intento de los Cohen por aproximarnos a la relidad. Pero a mí no me acercan a lo fidedigno, sino al tedio. La música apostilla los momentos tensos, de relax, los sentimientos de cada personaje, dinamiza la mente del espectador y le hace digerir mejor lo que presencia. Tan negativo es abusar de ella como no utilizarla. Y en No es país para viejos me falta y ello contribuye a aburrirme como una ostra.
Esta cosa nada original que han rodado los Cohen (hasta lejos incluso de otras obras menores reputadas por conseguir premios como Un plan sencillo o Babel) es algo medianamente susceptible de tener en cuenta si fuera una película de producción hondureña con actores desconocidos y ganadora en Sundance. Pero es un auténtico insulto que ocupe un lugar de honor en el libro de oro de los mejores premios del mundo del celuloide desde la noche del pasado domingo. En otros tiempos ganaba Eva al desnudo, incluso las menos buenas pero gratamente sustanciosas por sus milagros técnicos (montaje, banda sonora, fotografía,...) como Ben Hur, y si no nos marchamos tan lejos en el tiempo, La lista de Shindler o la inteligencia incluso de American Beauty. Pero ahora vence algo técnicamente mediocre, guionísticamente lamentable, pretenciosamente plúmbeo. ¿Que no hay más cera que la que arde? Que se lo digan a David Cronenberg, a su montador, a sus actores (grande Viggo Mortensen), a su músico, que aún se preguntarán por qué ha sido denostada su Promesas del Este.
martes, 26 de febrero de 2008
Rajoy 1-Zapatero 0
Miren que aquello comenzaba con buen pie para Rodríguez Zapatero. A pesar del dudoso gusto de quien le depiló las cejas entre otras decisiones cosméticas, el candidato del PSOE aparecía a la izquierda de la pantalla, a la derecha de Campo Vidal, de pie, erguido, perfectamente planchado. Al más puro estilo de un combate de púgiles en el que sólo faltaba que el presentador alzara los brazos de los protagonistas, Mariano Rajoy se situaba al otro lado, aunque algo torcido y con un garrafal error estético: su chaqueta estaba abierta y su corbata no parecía centrada por el efecto de una prenda que, algunos de sus asesores deberían recordarle, hay que mantenerla cerrada cuando estás de pie.
Puede parecer una nimiedad, pero en un debate seguido finalmente por quince millones de personas, quince millones de potenciales votantes, todo debe quedar perfectamente controlado. Así que estéticamente la cosa prometía para el hasta ahora presidente del Gobierno.
Pero mal que me pese, lo sucedido a lo largo de los siguientes 90 minutos terminaron con un resultado diáfano. Rajoy ganó el partido a Zapatero.
Alguien debería haberle explicado al mandatario socialista que un debate televisado de este calibre no es un partido de fútbol, por mucho que transcurra en el mismo tiempo que un 'match' dominical. El campeón hasta el momento, el que tiene las riendas del poder, el que continuando con el símil futbolístico es el campeón de la última Liga y presume de ello, suele quedarse agazapado con teórico aspecto de inocente en los encuentros en los que se enfrenta al equipo que pretende arañar los tres puntos. Generalmente, el modesto, o el aspirante en general, juega mejor, ilusiona a su hinchada, tiene múltiples oportunidades y... en el minuto 68 de la segunda parte, sin apenas haber trenzado jugada alguna, llega el 'gigante' y mete el gol. Espera hasta que ve la oportunidad, como un felino suficiente. Y si quedan quince minutos de partido, conocedor del golpe de gracia que te ha endosado, te mete otro. Y cuidado con un despiste en el descuento, porque te vas a casa con un 3-0 en contra y cara de imbécil. De nada sirve para el casillero de puntos decir que has jugado bien, pero sí para que la afición se percate de que debe seguir animando a su equipo. Nadie va a cambiarse la chaqueta para colocarse la del club grande.
Un debate político de esta altura no es un partido de fútbol. Y Zapatero creyó que sí lo era. Esperó con una suficiencia convertida por instantes en altanera confianza a que el que debe lograr los puntos lo atacara continuamente. Pero el dirigente socialista debe darse cuenta de que la 'afición' de quince millones ayer frente al televisor es muy probable que cuente con más de la mitad de espectadores que no son de ninguno de los dos 'equipos', por lo que aquí cuenta quien gane para que al final te voten. Y si se gana aportando jugadas fáciles pero muy efectivas como datos sobre vivienda, economía y con una serenidad pasmosa como la demostrada por Rajoy (disculpándole sus continuas miradas al reloj), pues el hasta ahora campeón pasa de defenderse como gato panza arriba a quedar arrinconado, a decir repetidas veces frases insustanciales o acusaciones ("ustedes han creado alarmismo, ustedes...") pero sin sustancia, defensa propia de políticos que no manejan detalles y cifras necesarias para que el espectador quede convencido.
No me gustó el presidente del Gobierno. Y es la primera vez que me sucede. Y sorprendentemente vi acertado el planteamiento del debate por parte de Rajoy. Por dos veces supo quitarse de encima el fracaso de los populares entre Solbes y Pizarro cuando Zapatero, consciente de que aquel 'tour de force' lo había ganado su ministro y podía aprovecharlo anoche, lo mencionó en dos ocasiones. "Aquí debatimos usted y yo, no otros dos, déjese...", le dijo el candidato del PP con una envidiable seguridad ante el titubeo del jefe del Ejecutivo.
Queda el partido de vuelta. No tendrá el mismo efecto que el de ida, pero es una buena ocasión para que Rodríguez Zapatero se redima y remonte el resultado adverso. Pero, insisto, esto no es un partido de fútbol aunque lo parezca. Mucho cuidado porque, tal y como están las cosas, quince millones de votos catódicos no sólo sirven para aupar a uno sobre el otro lo suficiente como para vencer por los pelos, sino que puedes perder por abrumadora mayoría. Y la sociedad española es lo suficientemente adulta como para percatarse de lo que dos candidatos le muestran durante 180 minutos. Fíjense si fue madura que en 72 horas decidió el 'Nunca mais' en los prolegómenos del 14 de marzo de 2004 y millones de españoles cambiaron su voto, al unísono, hartos del borreguismo beligerante en el que nos había metido el PP. Eso se llama madurez, no pueril indecisión ni cabreo momentáneo.
lunes, 25 de febrero de 2008
Enhorabuena
La gala de la 80 edición de los Oscar se recordará por sus resultados pero no por sí misma. La alegría del premio de Javier Bardem y la rotunda victoria de la película que le ha abierto las puertas de Hollywood, No es país para viejos de los hermanos Coen, marcan el recuerdo de una ceremonia aburrida, jalonada por muy prescindibles números musicales.
La gala arrancó con imágenes de un montaje futurista en el que aparecían estrellas del celuloide del pasado y de la actualidad, que dio paso al presentador y humorista Jon Stewart, quien celebró que el final de la huelga de guionistas haya permitido la celebración de la ceremonia. Afirmó, con humor, la celebración sanguinaria que este año se hace con películas nominadas como No es país para viejos, en que el personaje de Javier Bardem es un asesino despiadado, o con Pozos de ambición.
Ratatouille resultó galardonada con el Oscar a la Mejor Película de Animación del año. Este fue el tercer Oscar de la noche, tras el de vestuario, que recibió Alexandra Byrne por su trabajo en Elizabeth: La Edad de Oro (sí, esa película donde a los españoles nos ponen a parir-http://arrozamargo.blogspot.com/2007/11/escrita-por-los-vencedores.html) y el de maquillaje para La Vida en Rosa.
Bardem obtuvo el Oscar al Mejor Actor de Reparto, su primera estatuilla, por su aclamado papel de un asesino despiadado en No es país para viejos. Bardem, que ha recibido una veintena de premios con este papel, competía con Casey Affleck por El asesinato de Jesse James por el cobarte Robert Ford; Philip Seymour Hoffman por La guerra de Charlie Wilson; Hal Holbrook por Hacia rutas salvajes y Tom Wilkinson por Michael Clayton.
Al recibir el premio, Bardem, vestido con un traje negro, con camisa blanca y oscura corbata estrecha, bromeó por el aspecto que lucía en la película, "uno de los peores cortes de pelo de mi vida". En español, dedicó el premio a su madre, la actriz Pilar Bardem, a sus tíos y abuelos, también actores y cómicos, por haber engrandecido esta profesión. Tuvo palabras también de agradecimiento a los hermanos Cohen que fueron "lo suficientemente locos por creer en mí", dijo en inglés, tras añadir que "esto es increíble". Bardem, de 39 años, ya fue candidato a los premios en el año 2001 por la cinta de Julian Schnabel Antes que anochezca (2000).Con este galardón, que se suma a otra quincena de premios, entre ellos el Globo de Oro, el Bafta británico y el premio del Sindicato de Actores de Estados Unidos, Bardem se convierte en el primer actor español en recibir un Oscar.
Finalmente, el compositor español Alberto Iglesias no se llevó el Oscar a la mejor banda sonora por The Kite Runner. Normal. Es mala de cojones. Darío Marinelli ha hecho un bello score para Expiación y fue premiado, aunque lo mejor del año, Promesas del Este, de Howard Shore, no estaba ni nominado.
¡FELICIDADES, JAVIER!
La gala arrancó con imágenes de un montaje futurista en el que aparecían estrellas del celuloide del pasado y de la actualidad, que dio paso al presentador y humorista Jon Stewart, quien celebró que el final de la huelga de guionistas haya permitido la celebración de la ceremonia. Afirmó, con humor, la celebración sanguinaria que este año se hace con películas nominadas como No es país para viejos, en que el personaje de Javier Bardem es un asesino despiadado, o con Pozos de ambición.
Ratatouille resultó galardonada con el Oscar a la Mejor Película de Animación del año. Este fue el tercer Oscar de la noche, tras el de vestuario, que recibió Alexandra Byrne por su trabajo en Elizabeth: La Edad de Oro (sí, esa película donde a los españoles nos ponen a parir-http://arrozamargo.blogspot.com/2007/11/escrita-por-los-vencedores.html) y el de maquillaje para La Vida en Rosa.
Bardem obtuvo el Oscar al Mejor Actor de Reparto, su primera estatuilla, por su aclamado papel de un asesino despiadado en No es país para viejos. Bardem, que ha recibido una veintena de premios con este papel, competía con Casey Affleck por El asesinato de Jesse James por el cobarte Robert Ford; Philip Seymour Hoffman por La guerra de Charlie Wilson; Hal Holbrook por Hacia rutas salvajes y Tom Wilkinson por Michael Clayton.
Al recibir el premio, Bardem, vestido con un traje negro, con camisa blanca y oscura corbata estrecha, bromeó por el aspecto que lucía en la película, "uno de los peores cortes de pelo de mi vida". En español, dedicó el premio a su madre, la actriz Pilar Bardem, a sus tíos y abuelos, también actores y cómicos, por haber engrandecido esta profesión. Tuvo palabras también de agradecimiento a los hermanos Cohen que fueron "lo suficientemente locos por creer en mí", dijo en inglés, tras añadir que "esto es increíble". Bardem, de 39 años, ya fue candidato a los premios en el año 2001 por la cinta de Julian Schnabel Antes que anochezca (2000).Con este galardón, que se suma a otra quincena de premios, entre ellos el Globo de Oro, el Bafta británico y el premio del Sindicato de Actores de Estados Unidos, Bardem se convierte en el primer actor español en recibir un Oscar.
Finalmente, el compositor español Alberto Iglesias no se llevó el Oscar a la mejor banda sonora por The Kite Runner. Normal. Es mala de cojones. Darío Marinelli ha hecho un bello score para Expiación y fue premiado, aunque lo mejor del año, Promesas del Este, de Howard Shore, no estaba ni nominado.
¡FELICIDADES, JAVIER!
domingo, 24 de febrero de 2008
16 años de radio
La ceremonia de entrega de los Oscar se convierte cada año en una sensación agridulce. La espero con ansias porque el cine y su mundo me acompaña desde que era pequeño y, aunque la calidad de las películas actuales dista mucho del gran cine que se hacía antaño, siempre es motivo de reencuentro con filmes visionados a lo largo del año, contemplar la alfombra roja con los modelitos de los actores y actrices y el inmenso morbo por saber si realmente el ganador del Oscar a la mejor banda sonora se lo merece o, como casi siempre, el score mejor se queda sin su premio.
El cierto amargor que padezco es debido a la nostalgia. Mis 16 años en la radio realizando el programa Último Estreno dos o tres veces por semana, en noches inolvidables y generalmente buena compañía, es algo que pertenece a tu historial no sólo profesional, sino del corazón.
Yo empecé haciendo radio en septiembre de 1989, era un niño con 20 años y me quería comer el mundo, como muchos veinteañeros actuales los observo y también creen saberlo todo y se convierten en ejemplo de la inconsciencia y la negación de la magnitud de las cosas que hacemos con esa edad. Cuando en junio de 2005 comuniqué a mis oyentes mi definitiva marcha de la emisora, aquella noche a la que corresponde la foto de hoy, fue especialmente emotiva. En 16 años pasé de joven impetuoso a adulto más o menos consecuente, profesional del periodismo y que en mis cambios en mi vida personal y profesional siempre habían estado a mi lado, cada noche, esos micrófonos de la emisora de San Fernando. Pasaron colaboradores, algunos me defraudaron en diversos aspectos como a todos ustedes les habrá sucedido con otras personas en distintos ámbitos de la vida; llegaron nuevas personas que aportaron mucho, sobre todo una gran amistad (gracias Paco Belizón, de corazón Paco López, de siempre Paco Martín, sin pedir nada a cambio Benjamín Colsa,...) que aún hoy permanece. Aprendí muchísimo de aquellas explicaciones de mis músicos que alucinaban a la audiencia con su sapiencia a la hora de escudriñar cada banda sonora (experto en ello Belizón y no le iba a la zaga José Dopico, poniendo sus dosis de cariño Juan Ramón Laz, realizador de la primera página web de Último Estreno (www.geocities.com/webultimoestreno, que por cierto tengo que actualizar) y de Paco López, al que tenerlo esas noches en el estudio era un lujo cuando aparecía con las hojas de rodaje de El imperio del Sol, donde él ejercía de ayudante del equipo de dirección con Steven Spielberg, o gracias a él entrevistamos a la oscarizada Ivonne Blake, diseñadora de vestuario de Superman, jurado del Festival de San Sebastián,...
Cuántas experiencias en aquella emisora, cuántos festivales de cine emitidos en directo desde habitaciones de hoteles como el de Sitges, yo en la planta cuarta del Calípolis y en los estudios centrales de la emisora Miguel Ángel Fernández... Cuánta gente del cine entrevistada en directo (Juan Echanove, Imanol Arias, Benito Zambrano, Luis García Berlanga, José Luis Borau, Diego Galán,...) y aquella edificación de los cines Bahía Sur, ya hoy desaparecidos, cuando en un aseo aún en construcción tuvimos que guarecernos del ruido de las máquinas Ricardo Gil y yo para hacerle la entrevista y que mi antigua grabadora de principios de los noventa registrara el menor ruido posible... Gracias también a ti, Ricardo, cuántas noches de conversación cada vez que, como tú decías, "bajabas" desde Barcelona y quedábamos escapándote del hotel en Chiclana donde aguardaban tu mujer y tus hijos.
Las noches de los Oscar eran especiales porque las retransmitíamos en directo, en una sana costumbre desde 1992. Último Estreno era el único punto de referencia radiofónico de lo que sucedía en Hollywood en la noche de las estatuillas, comenzaba el programa a las doce y finalizaba cerca de las ocho de la mañana, colaborando en él con su participación telefónica el gran Carlos Pumares. Qué buena amistad fraguamos desde aquél Sitges de 1993 y cómo no dudaste en venir a San Fernando a ofrecer una conferencia en junio de 1995 para mi cine club Metrópolis. De ti hablaré otro día, amigo...
Si por aquel entonces hubiera existido internet, Último Estreno habría llegado muy lejos en la noche de los Oscar. Pero hace casi tres años que eché el cerrojo y bien echado. 'Nunca mais'... A pesar de que hoy no hay aparato de Canal Plus que no funciona hasta última hora, platos de tortilla y salchichón (qué ordinariez, ja, ja) para los colaboradores en la mesa del estudio, bebidas y muchos, muchos folios con apuestas y una gran colección de CDs por cualquier rincón con las bandas sonoras nominadas y ganadoras de otros años.
Esta noche, en la quietud de mi sofá, rememoraré aquellos momentos y, esbozando una sonrisa, disfrutaré de una ceremonia a la que le guardo mucho cariño.
El cierto amargor que padezco es debido a la nostalgia. Mis 16 años en la radio realizando el programa Último Estreno dos o tres veces por semana, en noches inolvidables y generalmente buena compañía, es algo que pertenece a tu historial no sólo profesional, sino del corazón.
Yo empecé haciendo radio en septiembre de 1989, era un niño con 20 años y me quería comer el mundo, como muchos veinteañeros actuales los observo y también creen saberlo todo y se convierten en ejemplo de la inconsciencia y la negación de la magnitud de las cosas que hacemos con esa edad. Cuando en junio de 2005 comuniqué a mis oyentes mi definitiva marcha de la emisora, aquella noche a la que corresponde la foto de hoy, fue especialmente emotiva. En 16 años pasé de joven impetuoso a adulto más o menos consecuente, profesional del periodismo y que en mis cambios en mi vida personal y profesional siempre habían estado a mi lado, cada noche, esos micrófonos de la emisora de San Fernando. Pasaron colaboradores, algunos me defraudaron en diversos aspectos como a todos ustedes les habrá sucedido con otras personas en distintos ámbitos de la vida; llegaron nuevas personas que aportaron mucho, sobre todo una gran amistad (gracias Paco Belizón, de corazón Paco López, de siempre Paco Martín, sin pedir nada a cambio Benjamín Colsa,...) que aún hoy permanece. Aprendí muchísimo de aquellas explicaciones de mis músicos que alucinaban a la audiencia con su sapiencia a la hora de escudriñar cada banda sonora (experto en ello Belizón y no le iba a la zaga José Dopico, poniendo sus dosis de cariño Juan Ramón Laz, realizador de la primera página web de Último Estreno (www.geocities.com/webultimoestreno, que por cierto tengo que actualizar) y de Paco López, al que tenerlo esas noches en el estudio era un lujo cuando aparecía con las hojas de rodaje de El imperio del Sol, donde él ejercía de ayudante del equipo de dirección con Steven Spielberg, o gracias a él entrevistamos a la oscarizada Ivonne Blake, diseñadora de vestuario de Superman, jurado del Festival de San Sebastián,...
Cuántas experiencias en aquella emisora, cuántos festivales de cine emitidos en directo desde habitaciones de hoteles como el de Sitges, yo en la planta cuarta del Calípolis y en los estudios centrales de la emisora Miguel Ángel Fernández... Cuánta gente del cine entrevistada en directo (Juan Echanove, Imanol Arias, Benito Zambrano, Luis García Berlanga, José Luis Borau, Diego Galán,...) y aquella edificación de los cines Bahía Sur, ya hoy desaparecidos, cuando en un aseo aún en construcción tuvimos que guarecernos del ruido de las máquinas Ricardo Gil y yo para hacerle la entrevista y que mi antigua grabadora de principios de los noventa registrara el menor ruido posible... Gracias también a ti, Ricardo, cuántas noches de conversación cada vez que, como tú decías, "bajabas" desde Barcelona y quedábamos escapándote del hotel en Chiclana donde aguardaban tu mujer y tus hijos.
Las noches de los Oscar eran especiales porque las retransmitíamos en directo, en una sana costumbre desde 1992. Último Estreno era el único punto de referencia radiofónico de lo que sucedía en Hollywood en la noche de las estatuillas, comenzaba el programa a las doce y finalizaba cerca de las ocho de la mañana, colaborando en él con su participación telefónica el gran Carlos Pumares. Qué buena amistad fraguamos desde aquél Sitges de 1993 y cómo no dudaste en venir a San Fernando a ofrecer una conferencia en junio de 1995 para mi cine club Metrópolis. De ti hablaré otro día, amigo...
Si por aquel entonces hubiera existido internet, Último Estreno habría llegado muy lejos en la noche de los Oscar. Pero hace casi tres años que eché el cerrojo y bien echado. 'Nunca mais'... A pesar de que hoy no hay aparato de Canal Plus que no funciona hasta última hora, platos de tortilla y salchichón (qué ordinariez, ja, ja) para los colaboradores en la mesa del estudio, bebidas y muchos, muchos folios con apuestas y una gran colección de CDs por cualquier rincón con las bandas sonoras nominadas y ganadoras de otros años.
Esta noche, en la quietud de mi sofá, rememoraré aquellos momentos y, esbozando una sonrisa, disfrutaré de una ceremonia a la que le guardo mucho cariño.
sábado, 23 de febrero de 2008
La Banda Municipal de San Fernando mantiene en estas semanas una frenética agenda de actuaciones y conciertos debido a la celebración de la Cuaresma y la inminente Semana Santa.
De pequeño era un gran seguidor de las marchas procesionales. Los tiempos cambian, los gustos musicales también pero permanece el poso de aquellas aficiones de muchos años atrás en donde se daban mescolanzas musicales teóricamente improbables. En mi plato giradiscos (no existía obviamente el formato CD) lo mismo sonaba Soleá dame la Mano, Amargura o Jesús Preso que el primer disco de Mecano, con su reloj en la portada, o Barón Rojo.
En definitiva, lo que deseo expresar es que la Banda Municipal de San Fernando es una extraordinaria formación musical en la que tengo a bien contar con amigos, dirigida por Francisco Hernández Lora, todo un ejemplo de lo que se puede calificar como buena gente. El magnífico progreso experimentado por esta banda desde su creación, en 1992, ha sido gracias a la sapiencia de su director y la valía de sus músicos, y es una lástima que miles de personas sólo la conozcan por acompañar a los pasos durante la Semana Santa isleña. No obstante, su público va incrementándose en sus conciertos de música clásica, de bandas sonoras cinematográficas, de piezas arregladas de grandes maestros,... su valía se ha demostrado con grabaciones de calidad bajo producciones avaladas, entre otros, por RTVE, y sacaron a la luz un CD de música de cine de gran calidad con un libreto en el que destacamos con nuestros artículos el papel de esta agrupación musical el compositor Roque Baños, el cineasta Luis García Berlanga y un servidor, entre otros. He tenido además la dicha de trabajar conjuntamente con ellos en conciertos de música de cine donde hemos acoplado la proyección de las películas en cuestión a la música que en directo ha interpretado esa banda, logrando un espectáculo de gran belleza que se estrenó en el verano de 2006.
Ahora, en estos días, la Municipal isleña será muy oída en la calle. Quiero desearles a todos una feliz Cuaresma y Semana Mayor. Es difícil recompensar económicamente a estos músicos que, desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo, procesionan durante ocho, diez o doce horas diarias. Que todo el mundo sepa valorar vuestro trabajo como lo supieron reconocer jurados de certámenes en los que habéis participado, recibiendo incluso premios.Quiero también destacar la labor de José Ribera Tordera como director de la sección juvenil de la Banda Municipal, unos pequeños y sorprendentes músicos a los que os invito a escuchar cada vez que ofrezcan un concierto. Vais a alucinar.
De pequeño era un gran seguidor de las marchas procesionales. Los tiempos cambian, los gustos musicales también pero permanece el poso de aquellas aficiones de muchos años atrás en donde se daban mescolanzas musicales teóricamente improbables. En mi plato giradiscos (no existía obviamente el formato CD) lo mismo sonaba Soleá dame la Mano, Amargura o Jesús Preso que el primer disco de Mecano, con su reloj en la portada, o Barón Rojo.
En definitiva, lo que deseo expresar es que la Banda Municipal de San Fernando es una extraordinaria formación musical en la que tengo a bien contar con amigos, dirigida por Francisco Hernández Lora, todo un ejemplo de lo que se puede calificar como buena gente. El magnífico progreso experimentado por esta banda desde su creación, en 1992, ha sido gracias a la sapiencia de su director y la valía de sus músicos, y es una lástima que miles de personas sólo la conozcan por acompañar a los pasos durante la Semana Santa isleña. No obstante, su público va incrementándose en sus conciertos de música clásica, de bandas sonoras cinematográficas, de piezas arregladas de grandes maestros,... su valía se ha demostrado con grabaciones de calidad bajo producciones avaladas, entre otros, por RTVE, y sacaron a la luz un CD de música de cine de gran calidad con un libreto en el que destacamos con nuestros artículos el papel de esta agrupación musical el compositor Roque Baños, el cineasta Luis García Berlanga y un servidor, entre otros. He tenido además la dicha de trabajar conjuntamente con ellos en conciertos de música de cine donde hemos acoplado la proyección de las películas en cuestión a la música que en directo ha interpretado esa banda, logrando un espectáculo de gran belleza que se estrenó en el verano de 2006.
Ahora, en estos días, la Municipal isleña será muy oída en la calle. Quiero desearles a todos una feliz Cuaresma y Semana Mayor. Es difícil recompensar económicamente a estos músicos que, desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo, procesionan durante ocho, diez o doce horas diarias. Que todo el mundo sepa valorar vuestro trabajo como lo supieron reconocer jurados de certámenes en los que habéis participado, recibiendo incluso premios.Quiero también destacar la labor de José Ribera Tordera como director de la sección juvenil de la Banda Municipal, unos pequeños y sorprendentes músicos a los que os invito a escuchar cada vez que ofrezcan un concierto. Vais a alucinar.
jueves, 21 de febrero de 2008
Mi amigo, mi pregonero
La Hermandad de la Misericordia de San Fernando celebra este viernes uno de los acontecimientos más tradicionales en el calendario cofrade anual de esa ciudad: el Pregón de la Juventud Cofrade. En esta ocasión, son ya 28 las ediciones. Se dice bien pronto.
Tuve la dicha de pregonar a los jóvenes en la Cuaresma de 1992. Desde entonces acá ya ha llovido, los tiempos han cambiado, los jóvenes también, no usábamos internet en aquellos tiempos y en deseábamos que llegara el sábado para destinar nuestros esfuerzos como jóvenes en hacer una gran grupo fraternal, que no es ni más ni menos que una hermandad, el resto es accesorio.
Ahora es el turno de Manuel García Almarcha. Cuando mis nerviosas y torpes palabras salían de mi boca aquella noche cuaresmal de hace ya 16 años, Manolito apenas tenía ocho o nueve años, si no me fallan las cuentas. No lo conocía por entonces y ahora me siento dichoso de habernos unido por el signo de la amistad hace ya algunos años y compartir con él nuestro amor y devoción a los titulares y a la propia hermandad.
No es mi intención caer en tópicos. Sólo quiero expresar, horas antes de su disertación, mis más sinceros deseos de que nos deleite con un gran pregón, de que ofrezca todo lo que le sale del alma y Jesús de la Misericordia lo ayude en la noche de este viernes y lo acompañe, como seguro estoy lo hará, para hacernos vivir, en nuestra alma, las cosas que él nos desee transmitir. Un fuerte abrazo, Manolo, de un pregonero ya difuminado por el paso del tiempo, a un naciente orador como tú. Un fuerte abrazo, sí, en nuestra fraternal amistad y en el seno de nuestra querida hermandad.
Manolo es mi amigo. Manolo es mi hermano.
Fotografía: Manolo García Almarcha, en el centro de la imagen, junto a Carlos Fernández (d) y a mí en la caseta de la hermandad, en la Feria del Carmen y de la Sal, en julio de 2006.
Tuve la dicha de pregonar a los jóvenes en la Cuaresma de 1992. Desde entonces acá ya ha llovido, los tiempos han cambiado, los jóvenes también, no usábamos internet en aquellos tiempos y en deseábamos que llegara el sábado para destinar nuestros esfuerzos como jóvenes en hacer una gran grupo fraternal, que no es ni más ni menos que una hermandad, el resto es accesorio.
Ahora es el turno de Manuel García Almarcha. Cuando mis nerviosas y torpes palabras salían de mi boca aquella noche cuaresmal de hace ya 16 años, Manolito apenas tenía ocho o nueve años, si no me fallan las cuentas. No lo conocía por entonces y ahora me siento dichoso de habernos unido por el signo de la amistad hace ya algunos años y compartir con él nuestro amor y devoción a los titulares y a la propia hermandad.
No es mi intención caer en tópicos. Sólo quiero expresar, horas antes de su disertación, mis más sinceros deseos de que nos deleite con un gran pregón, de que ofrezca todo lo que le sale del alma y Jesús de la Misericordia lo ayude en la noche de este viernes y lo acompañe, como seguro estoy lo hará, para hacernos vivir, en nuestra alma, las cosas que él nos desee transmitir. Un fuerte abrazo, Manolo, de un pregonero ya difuminado por el paso del tiempo, a un naciente orador como tú. Un fuerte abrazo, sí, en nuestra fraternal amistad y en el seno de nuestra querida hermandad.
Manolo es mi amigo. Manolo es mi hermano.
Fotografía: Manolo García Almarcha, en el centro de la imagen, junto a Carlos Fernández (d) y a mí en la caseta de la hermandad, en la Feria del Carmen y de la Sal, en julio de 2006.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)