lunes, 26 de febrero de 2024
«Las bandas sonoras para despedir los días», en RNE
viernes, 9 de febrero de 2024
Presentación de «Las bandas sonoras para despedir los días» en vídeo
sábado, 3 de febrero de 2024
Inolvidable presentación de «Las bandas sonoras para despedir los días»
Emocionado aún, no puedo sino, en primer lugar, agradecer de corazón la presencia de tantos amigos y amigas a la presentación de mi libro «Las bandas sonoras para despedir los días» el pasado jueves 1 de febrero. Reunir a decenas de personas en actos donde se dan a conocer 'los partos' de los libros no es fácil, así que esta gran asistencia debe ser por uno de dos motivos: o el libro entusiasma o tengo mucha gente que me quiere. Como el libro aún no pueden haberlo leído porque acaba de publicarse, entonces por d(r)educción lógica debe ser lo segundo.
Por eso me siento inmensamente feliz. Por tener a mi lado en momentos importantes a mi familia, con especial referencia a mi padre, a Aurora, a mis amigos del colegio Argantonio, con quienes me forjé en mi infancia y primeros años de adolescencia. ¡Bendito reencuentro en su día! A con los que compartí instituto y facultad, a los que la radio nos unió, a oyentes de #UltimoEstreno que siguen fieles al recuerdo de un programa consustancial con mi vida, a la gente de mi hermandad de la Misericordia de San Fernando, a los amigos y amigas de profesión, a quienes me conocieron siendo un enano y ya me buscaban la lengua siendo compañeros de mi padre en su trabajo. A personas estupendas que, a lo largo de experiencias en diferentes ámbitos, han decidido quedarse para siempre en mi vida... y por supuesto, a aquellos que me enseñaron a amar la música de cine en un quid pro quo: ellos me hacían entender su significado y yo les inculcaba el amor al cine en su completa dimensión. Ah, que no se me olvide la labor de los-las profesionales de la Editorial Círculo Rojo. Gracias por confiar en mi valorando con tanta estima mi trabajo.
Espero que disfrutaran de una presentación que no hubiera sido igual sin el maestro de ceremonias, Bruto Pomeroy. Pocas personas he conocido que amen tanto su trabajo, que no es trabajo sino vocación y entrega. Víctor, el personaje que interpreta Luis Callejo en la película «En las estrellas», vive mediatizado, entre debilidades algunas insanas, por el amor a las películas y su quijotesca manera de entenderlo. «Lo más importante en la vida es el cine», exclama en varios momentos del filme. Bruto lleva esa frase grabada a fuego en su frente apergaminada como moneda de cambio por tantos esfuerzos en diferentes ámbitos culturales en los que ha venido demostrando que es inasequible al desaliento porque, entre otras cosas, sus ojos se vuelven como los de un niño cuando cada evento que se hace realidad gracias a él se convierte en éxito para, sobre todo, difundir la magia del Séptimo Arte en todos sus aspectos. Y por supuesto, las excelencias de la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz que él coordina. A él, a su escuela y a la UCA le doy las gracias de todo corazón por las facilidades dadas para presentar «Las bandas sonoras para despedir los días», que ya es una realidad.
La mayor parte de la presentación la estoy montando en vídeo para quienes no pudieron asistir o estén interesados en conocer detalles de lo que hablamos en el acto: por qué la música de cine está maltratada, cómo subsanar el concepto de una música «para ascensores y anuncios televisivos», y sobre todo, la importancia de los compases compuestos por maestros como Max Steiner, Jerry Goldsmith, James Horner, etc. a la hora de narrar una película tanto con la imagen como con la música, no como complemento sino como elemento crucial y dramatúrgico de un filme. Bueno, y poner secuencias en pantalla que hicieron vibrar al personal. Cuatro ejemplos de otras tantas maneras de hacer música cinematográfica: psicología y uso del silencio («Tiburón», de John Williams), la creación de un personaje desde notas musicales iniciales («El protegido», de James Newton Howard), la analogía y el adelanto de los acontecimientos al espectador («Psicosis», de Bernard Herrmann) o cómo un solo instrumento musical define a un personaje porque su sonido se identifica con un concepto («Ben-Hur», de Miklós Rózsa, «Acorralado», de Jerry Goldsmith).
Y Bruto, que me preguntó por cosas que se quedaron en el tintero porque si no, no hubiéramos salido del Aulario La Bomba. Y comenzó la venta de libros posterior, y la anécdota de quedarnos sin ejemplares y tener que ir por más al coche...
Todo lo demás está reflejado en los medios de comunicación que me están tratando excelentemente y con un cariño desmesurado, como es el caso de Diario de Cádiz, Onda Cero -que es como una de mis casas-, La Voz Digital, Cádiz Directo, Portal de Cádiz, Canal Sur, la web especializada SoundtrackFest -que es otra de mis casas- y quienes se vayan sumando en esta vorágine que acaba de comenzar públicamente, aunque mis primeras letras del libro se plasmaran en un folio hace ya cuatro años. Casi medio centenar de meses revisionando y reoyendo películas, escudriñando, tratando de comprender, afianzando criterios o cambiándolos, y consultando. Siempre aprendiendo para trasladar tus conocimientos a los demás.
Gracias de todo corazón. Os iré actualizando este texto durante estas semanas con enlaces y contenidos sobre «Las bandas sonoras para despedir los días» que se publiquen en medios o novedades en redes. Por lo pronto, recordad que toda la información del libro está en la web www.lasbandassonorasparadespedirlosdias,com además de las diferentes maneras para poder adquirirlo. Os dejo una galería fotográfica de la presentación.
-Cobertura de la presentación en Diario de Cádiz: https://www.diariodecadiz.es/ocio/cine-musica-banda-sonora-uca-libro-fernandez-moscoso_0_1871815070.html
-Cobertura en La Voz Digital: https://www.lavozdigital.es/cultura/jose-carlos-fernandez-moscoso-libro-leerlo-verlo-20240205070603-ntv.html?fbclid=IwAR2s-F_OYc4uUpy_KCErQE7R2636XmqN2Thi4Vm-ifJUb4xDXUSg2T1tRTQ
-Entrevista en Canal Sur Radio: https://www.canalsur.es/radio/programas/andalucia-es-cultura/detalle/2892838.html?video=2010209
-Reseña en Soundtrack Fest: https://soundtrackfest.com/es/micro/libro-las-bandas-sonoras-para-despedir-los-dias-jose-carlos-fernandez-moscoso/
Foto: Silvia Castillo (¡Gracias!) |
sábado, 27 de enero de 2024
Sin memoria
En la periferia de Cracovia se ubica una gran zona verde, de sinuoso perfil, por cuyos caminos transitan decenas de cracovianos a lo largo del día paseando tranquilamente, haciendo deporte o acompañados por sus mascotas. Se diría que aquello ha sido, desde siempre, un pulmón de oxígeno para que todos puedan respirar aire puro, dejando a unos pocos kilómetros la ciudad que continúa imbuida del vertiginoso ritmo que caracteriza a las grandes urbes.
El silencio, la quietud, la sensación de placidez invade a quienes andan por allá. No sueles cruzarte con nadie, apenas en algún tramo del recorrido. Es demasiado extenso. Puede llevarte más de cuatro horas desde que entras en el parque, tras desviarte de la carretera Henryka Kamieńskiego, hasta que lo cruzas entero y aparecer en la calle Heltmana. Dejas atrás grandes explanadas de hierba, arboleda, montículos y oquedades que superas descendiendo por un camino agreste. En Heltmana se siluetean chalecitos, metros más allá edificios a modo de urbanizaciones y en una lejanía no muy difusa alguna que otra sede de las industrias de la zona que no alteran lo apacible del lugar.
Allí, donde la gente va ahora a relajarse, donde sus perros hacen sus necesidades, donde la vida parece querer quedarse para tomar impulso, fueron torturadas y asesinadas miles de personas. Del balcón de una de esas casitas surgía el carnicero Amon Göth para, todas las mañanas, tirotear al primer prisionero que pasaba por delante. Centenares de ellos murieron por sus disparos. Hasta 150.000 personas pasaron por el campo de concentración de Płaszów.
Cercados por las tropas rusas, los nazis quemaron miles de cuerpos antes de abandonar aquella zona. Destruyeron torretas, barracas, alambradas, en definitiva pruebas de su barbarie. Aún tuvieron tiempo de enviar a cientos de presos a otros campos, entre ellos al de Auschwitz, a pocos kilómetros y al que la gente viaja masivamente en excursiones cual parque temático. A Plaszów no va nadie a rememorar aquel horror. En sus dos entradas, un mismo cartel escrito en polaco y en inglés: «Estimado visitante: está entrando en el lugar donde se encontraba el campo de concentración nazi de Plaszów. Por favor, respeta la historia tan grave ocurrida en este sitio».
Nadie de quienes pasean parece saber dónde está. Posiblemente sí, pero no da esa sensación. Todo es quietud y se diría que bello. Cerca del final del camino están los terrenos donde dejaron rodar a Spielberg «La lista de Schindler» y, conservadas entre la maleza, las lápidas con nombres de prisioneros que realizaron los decoradores de la película por donde circulaba el coche de Amon Göth, a semejanza de las reales, que se ubicaban en la calle Jerozolimska, la que conduce a la antigua casa del comandante, y donde existía un cementerio judío.
Pero se diría que nadie recuerda lo ocurrido, aún no siendo así. Que nada sucedió allí. Y hoy, 80 años después, el principal pueblo que sufrió el holocausto practica impunemente el genocidio sobre otro pueblo. No lo digo yo, lo dice la Corte Internacional de Justicia de la ONU. La misma que, antes de la barbarie nazi, fue tan laxa y timorata que permitió que sucediera aquello y hoy parece dispuesta a repetir la historia mientras el embajador de Israel dice sin despeinarse que “la ONU es una de las armas de los nazis modernos”.
Hoy, 27 de enero, es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto que instauró las Naciones Unidas en 2006.miércoles, 24 de enero de 2024
Lo de los Goya y lo de los Oscar
A mí lo que más me preocupa de los Oscar y de los Goya de este año es si en el obituario de rigor se van a olvidar del maestro Carlos Pumares.
Aparte de todo eso y como apuntes secundarios de lo cansino de estos premios:
viernes, 19 de enero de 2024
El libro «Las bandas sonoras para despedir los días» ya es una realidad
Queridos y queridas, pues ya llegó.
El intenso olor de unas cajas llenas de libros recién nacidos me ha dado en todo el rostro hace apenas unas horas. 'Las bandas sonoras para despedir los días' ya es una realidad que, en unos días, comenzará a venderse -tanto en formato impreso como digital- a través de diferentes cauces de los que ya os iré dando cumplida información.
Por lo pronto, comienza la cuenta atrás para el momento en el que, en persona, os contaré y enseñaré esta obra, producto de un arduo trabajo que he llevado a cabo durante los últimos cuatro años, y que os va a descubrir muchas cosas sobre la música de cine.
La presentación de 'Las bandas sonoras para despedir los días' será el JUEVES 1 DE FEBRERO, A LAS 19:00 HORAS, en el Edificio Constitución de 1812 de la Universidad de Cádiz, ubicado en el paseo Carlos III nº 3, en la capital gaditana.
martes, 9 de enero de 2024
«La sociedad de la nieve», un perezoso J. Bayona
«La sociedad de la nieve» es un producto perezoso de J. Bayona. Pulcramente rodado, con el mayor presupuesto de la historia del cine español, sin peros técnicos, pero con unas reminiscencias de «Viven» que roza el insulto.
Cuando haces algo que ya estaba hecho y por dos veces -aunque la primera película, la mexicana «Los supervivientes de Los Andes» era una bizarrada- es fundamental aportar algo distinto al espectador. En este caso, y con la excepción de ciertos detalles, la película de Bayona no logra sumar lo suficiente en el ámbito de lo novedoso como para llegar a ser lo que una parte de la crítica y público está asegurando, que ya la tildan de obra maestra.
«La sociedad de la nieve» se lastra con casi dos horas y media de metraje, tiempo sobrado cuando haces una película que se desarrolla prácticamente en un mismo escenario. Se detiene en eternas secuencias, en charlas pleonásmicas y la pereza de Bayona es tal que las secuencias más importantes están rodadas plano a plano casi de la misma manera que realizó Frank Marshall su solvente filme en 1993.
Han pasado nada menos que treinta años y no se ha avanzado en casi nada para traer una mejor versión de una tragedia como esta. Por ello me pregunto si era necesario rodar la película.
Mi videocrítica, de más de media hora porque tras el análisis de la cinta incluyo una comparativa de secuencias, está siendo tan alabada como denostada. Me parece estupendo, de hecho creo que el debate nos enriquece a todos. Carlitos Páez, el superviviente más joven del accidente, llegó a escribirme hace unos días en mi twitter para decirme que «estás confundido. Una lástima». Hasta cierto punto es lógico su achaque hacia mi conclusión, porque él forma parte del elenco de un filme que además tendrá en candelero durante un tiempo el recordatorio de lo que sucedió y con ello las charlas, debates públicos y demás cosas mediáticas de las que él participa. Le respondí con todos los respetos que merece una persona que sufrió aquella desgracia, pero matizándole que yo no hago críticas de sucesos ni hechos históricos, sino de películas. Y como película, «La sociedad de la nieve» es tan técnicamente modélica como, insisto, perezosa. Con ello no afirmo que es mala ni defiendo que «Viven» sea mejor. Hay mucha gente a la que le cuesta comprender las cosas. Me refiero a otros comentarios surgidos en el debate. Los hechos reales son los hechos, pero hay muchas maneras de rodar en el cine, de aportar. Lo sucedido con el Titanic, la historia de Romeo y Julieta, Hitler, Jesucristo... son ejemplos de personajes reales o en todo caso temas tratados numerosísimas veces en el cine. ¿En qué se parece «La Pasión» de Mel Gibson a «Jesús de Nazaret» de Zeffirelli? No soy un gran defensor de la película del realizador de «Braveheart» como es sabido, pero es incuestionable que vino a enseñarnos otra manera de ver lo sucedido con el personaje que más veces ha sido llevado a la pantalla. ¿Se entiende ahora por qué Bayona no viene a enriquecernos prácticamente nada?
El resto de matices del filme, en este enlace: https://youtu.be/U5DE229cx2o?si=Zdp7McpyDwuOB9Jb