Volvimos a hacerlo y seguimos creciendo.
Aquellos niños que en los setenta y ochenta convivíamos durante muchas horas diarias sentados en las aulas del Colegio Argantonio, y que nacimos entre 1969 y 1970 (dos promociones), nos reunimos de nuevo en nuestra quedada-cena estival que desde hace ya tres años venimos haciendo. Continuamos incorporando gente y superamos ya la barrera de la treintena de argantonianos en esta cita. Podrían haber sido incluso más llegando a los cuarenta, pero ya se sabe que el verano es una época de muchos compromisos y a varios compañeros-as los echamos de menos a la espera de la próxima quedada.
Este año ha sido muy especial porque se ha sumado un buen número de ex-alumnos que no nos veíamos desde hace más de 35 años, y que a base de constancia, hemos localizado en estos meses pasados. ¡Han alucinado al participar en el grupo físicamente por vez primera!
Gran ambiente, muchos recuerdos, los nombres de casi todos los profesores en nuestras bocas toda la noche: el director don José Manuel, don Elías, don Cristóbal, don Evaristo, don Manuel Gil, don Juan Ravina, nuestro querido don Ángel Palmero, la señorita Amalia, Chilía, Paco Traverso...Tantos como para llenar esto de nombres de quienes fueron cruciales para que hoy seamos quienes somos.
Gracias a todos. Debe ser la vejez que tengo encima, lo peculiar del camino que debe andarse cuando llegas al ecuador de los cincuenta, el hecho de mirar atrás y valorar lo felices que fuimos, pero la verdad es que particularmente me emociona mucho veros porque, a pesar de haber transcurrido toda una vida, es como si ayer mismo hubiéramos estado en el patio, durante el recreo, dándole patadas igual a un balón que a cualquier cosa con la que se pudiera jugar al fútbol; como si lanzáramos los coches en miniatura, compitiendo, por la cuesta de entrada al colegio, o le gritáramos "¡Paaaaadre!" al cura Antonio Aranda sin dejarle dar clases de música.
Para nosotros también empieza el curso en septiembre, porque seguiremos consultando listas, documentos, contando con la crucial colaboración de nuestro colegio, buceando en redes sociales... en la búsqueda de la felicidad inevitablemente perdida con el maravilloso hallazgo de ella cada vez que sumamos uno más. Cada vez que nos vemos una vez al año todos y muchas veces los más 'jartibles'.