jueves, 6 de julio de 2023

Los discos nómadas


¿Nunca os ha pasado como a los niños en una feria? Miran a su alrededor y, compulsivamente, fijan sus ojos sin pestañear en las atracciones, sin importarles su entorno, dirigiéndose hacia ellas como si no existiera nada más.

Esa reacción la volvemos a experimentar, siendo adultos, con otras cosas. Al menos a mí me ocurre. Una de ellas es la de encontrarme en algún lugar de esos que venden cosas dispares un stand en el que un tipo ofrece cientos de discos de vinilo en recipientes de plástico, divididos por estilos musicales con una cartulina amarilla escrita a rotulador.

Cuando las bandas sonoras eran complicadas de encontrar e internet no existía para poder comprarlas, tenías que recurrir a alguna tienda de discos de tu ciudad, en la que entrabas aceleradamente para ir pasando con las manos, uno a uno, aquellos vinilos que extraíamos del cajetín en el caso de que nos interesara y ver así su portada y su contraportada. Encontrabas alguna joya y la comprabas inmediatamente si llevabas dinero o hacías lo imposible por tenerla más tarde. Escondías el disco entre los menos manoseados para que nadie lo descubriera hasta que llegabas más tarde con lo que habías reunido. El de 'cazadores de BSO en tiendas o en los nómadas de discos' era una tarea reservada a quienes éramos unos frikis de la música.

La cosa cambió después. Se perdió la magia del hallazgo, el ritual del vinilo, y el comercio digital permitió comprar lo que quisieras. Así, por ejemplo, llegaban a mi casa, cada agosto, las bandas sonoras del Disney contemporáneo más maravilloso, mientras que la película se estrenaba en España cuatro meses después.

Ahora, en realidad, ya no es necesario manosear discos. Todo lo editado está en internet. Pero sigo cumpliendo el ritual como el renacuajo que descubre los cacharritos de feria. Cada vez que encuentro estos puestos vuelvo a desapelmazar los vinilos con mis dedos, con una habilidad igual a la de los contadores de billetes de los bancos de las pelis del oeste. El olor que desprenden es una mescolanza entre el papel apergaminado y el tiempo transcurrido. Así voy pasando veinte, treinta, cien discos... Es una búsqueda innecesaria, un tiempo en realidad perdido, porque la inmensa mayoría de lo que encuentro ya ocupa su sitio en mi colección, pero no puedo resistirme. Y los tiempos de caza y de radio regresan a mi mente durante los minutos que dura esta absurda manía, mientras el tipo que vende aquellas reliquias, con pinta de haber comprado en su día todo lo que editó Chapa Discos, ni se inmuta, acostumbrado a algún que otro ñoño crepuscular como yo.

viernes, 30 de junio de 2023

Indiana Jones y el dial del destino



Lo más importante es el respeto y cariño con el que se trata a Indiana Jones. Los ideólogos de aquel macho alfa con látigo se han adaptado a los tiempos actuales de empoderamiento y reivindicaciones femeninas, creando un alter ego del protagonista que ahora es mujer y que asume el rol prototipo: fuerte, con carácter, buscadora incansable de reliquias a cualquier precio y con niño a bordo. Tenemos a una Indiana (¿habrá heredera oficial del personaje en breve?) junto a un crepuscular arqueólogo que no se caricaturiza en la película en ningún momento para provocar la risa fácil del espectador, ni se le relaciona sexualmente con nadie, tiene un punto de viejo de 'Up' que hace que el público se identifique aún más con él y culmina sus aventuras con una escena romántica recordatoria de 'En busca del arca perdida' absolutamente maravillosa. Como también lo son las referencias, especialmente, a las dos primeras películas de la saga -sus creadores saben que son las mejores- o continuar apostando por la manera spielbergiana de contar las aventuras de Jones: un introito explosivo narrado en otro tiempo, un regreso pausado donde se ubica la película y una historia in crescendo que permite el paulatino desmadre no sólo visual, sino sinóptico. Así, se producen traslados disparatados a países y entornos lejanos o, como es el caso, en el tiempo como en 'Indiana Jones y el dial del destino'.

A pesar de recrearse demasiado en la diversión superflua de la acción 'per se' que siempre lo que provoca es que el espectador mueva el culo más de lo necesario en la segunda parte de la película; a pesar de volver a los nazis como punto de partida; a pesar de lo que puede chirriarnos la caracterización de Harrison Ford para ubicarlo en diferentes etapas temporales, 'Indiana Jones y el dial del destino' es una delicia. Es un cine que ya no se hace, es un homenaje a un personaje que vive en nosotros, una retahíla de guiños a momentos que han marcado a generaciones enteras de espectadores y un maravilloso vehículo para que el genio de John Williams, a sus 91 años, haga lo que nadie es capaz de hacer: conservar -y preservar- con orgullo la 'tutti' orquesta, identificar a los personajes con sus leit motivs, narrar con su música y, sabiendo que hay protagonista femenina -quizá para siempre-, hilvanar musicalmente la película no con un tema para la anticitera de Arquímedes, sino con la joya clásica en la que se convierte, desde el primer segundo de su audición, recordando a aquellos clásicos compositores del cine de la época dorada, el tema dedicado a Helena.

Gracias. Gracias por seguir haciendo este cine. EL CINE.

Enlace a la videocrítica con más detalles en el canal #UltimoEstreno: https://youtu.be/9Fk3qeguK9c

miércoles, 28 de junio de 2023

La politización de Verano Azul. Legalismo y ética

 

Si alguien dudaba sobre la vigencia y la influencia de la marca verano azul, en estas semanas está teniendo la respuesta a su pregunta. A las puertas de las elecciones generales, el Partido Popular ha lanzado su campaña, en la que utiliza el nombre y elementos icónicos de la serie de televisión y así tratar de atraer a los electores para conseguir sus votos.

Saben que, a pesar de que estamos hablando de una producción televisiva que va camino de cumplir el medio siglo de vida, continúa siendo un punto de encuentro de generaciones, sus capítulos provocaron en su día el debate sobre el clasismo, la especulación urbanística, el ecologismo, la atención a los mayores, la seguridad ciudadana, las relaciones paternofiliales, las rupturas matrimoniales... Es decir, todo lo que hoy día sigue siendo puntos de discusión -y en muchos aún sin soluciones- en la sociedad española.

Así que era cuestión de tiempo que alguien utilizara Verano Azul políticamente de manera directa. Si además las elecciones se han fijado en el epicentro de la estación más calurosa del año, no ha sido tan extraño que un partido político haya echado mano de la serie más universal de Antonio Mercero.

En esta polémica que ha generado el áspero enfrentamiento entre Televisión Española y el Partido Popular, con las opiniones de la familia de Mercero en contra de la politización de la serie tanto en medios de comunicación como en sus propias redes sociales, y las opiniones de gente relacionada con Verano Azul como el actor Juanjo Artero o la reveladora aparición de Miguel Joven 'Tito' en la segunda andanada de la campaña del PP, existen dos formas de ver las cosas: una, desde el legalismo, y otra, desde la ética. El Partido Popular insiste en que tiene todo atado y que Televisión Española no puede denunciar nada porque el uso de la icónica música de los silbiditos compuesta por Carmelo Bernaola para la serie ha sido autorizada por sus herederos. Tampoco en el anuncio electoral aparecen escenas de algunos de los 19 capítulos que conformaron la serie, por lo que no se ha empleado material registrado, y verano azul es una serie, sí, pero no deja de ser una estación del año con un adjetivo colorista. Verano Azul han sido una agencia de viajes en el propio pueblo de nerja, nombres de canciones, e incluso hace unos meses, la serie inspiró varios anuncios de la marca de alcohol Larios en la que aparecían personajes ataviados como los protagonistas de la serie y el propio Juanjo Artero -Javi- con su hijo. Ahí, por mucho que existiera también una motivación para respaldar una marca netamente malagueña, no podemos olvidarnos que se anunciaba una ginebra y, por lo tanto, se promocionaba el alcohol. Por entonces nadie dijo que se estaba utilizando la serie y que la gente iba a terminar relacionándola con todos los borrachos de España.

Desde ese punto de vista, vamos a darle un voto de confianza al Partido Popular. Pero dimes y diretes judiciales aparte, lo importante de todo en la vida es la ética que rodea a las personas y a sus actuaciones. La ética nos hace reflexionar sobre el buen o mal uso de las costumbres, las creencias, los dilemas morales y establece las reglas sobre cómo debemos actuar de manera justa, ecuánime y respetuosa con todos los miembros de una comunidad humana. Y desde ese punto de vista, el Partido Popular sí ha dejado mucho que desear.

Verano Azul ha trascendido mucho más allá gracias a los valores éticos mostrados en la serie por muchos de sus personajes. Verano azul nos enseñó a pensar sobre la necesidad de acabar con la especulación inmobiliaria o la fama que endiosa a la gente gracias a Chanquete; a la igualdad de las mujeres y la reivindicación del acceso a la cultura con Julia, la pintora; a la manera correcta de educar a los hijos con los padres de Bea y Tito; a valorar otras formas de vivir distintas a lo convencional con el personaje de Eva o a manifestarse ante la incomprensión infantil sólo con una frase: “A lo mejor”.

Ahora, todos esos valores que son lo que realmente conforman la identidad de la serie se relacionan directamente y a través de una campaña, cuyo ideólogo sabe perfectamente lo que hace, con un partido político. Los silbidos, las imágenes de la playa, de las calles de Nerja con dos chicas en bicicleta, son sólo una estética que conduce al espectador del anuncio electoral a unos conceptos que no son otros que los valores de la serie. Y claro, la campaña del PP se apropia de estos valores y los identifica con sus siglas. Y eso, queridos políticos, no es ético.

Así que en la polémica nos hallamos mientras la política actual demuestra las gravísimas carencias éticas que padecen los partidos que se supone nos representan. Porque claro, si la campaña electoral de Verano Azul la hubiera hecho el PSOE, los populares hubieron puesto el grito en el cielo por la torticera utilización de la serie. Y mientras que la familia de Mercero, Juanjo Artero y otros muchos han lamentado el uso político de Verano Azul, el Ayuntamiento de Nerja, cuyo pueblo también es usado para ubicar el anuncio, no dice ni pío porque el Consistorio nerjeño está gobernado por el Partido Popular. Si el PSOE gobernara en Nerja, la polémica alcanzaría también dimensiones estratosféricas y las quejas de los socialistas nerjeños serían continuas. Pero cada cual arrima el ascua a su sardina, o también quizá algunos consideren que la ética que yo estoy defendiendo es un poco exagerada. Por eso, Miguel Joven sí ha colaborado con la campaña… o es probable que mantenga unas excelentes relaciones con el PP. Pero yo no estoy hablando aquí para señalar políticamente, pero sí para que las cartas las ponga todo el mundo sobre la mesa para que lo que está sucediendo no vuelva a ser otro ejemplo de la política tan demagógica que estamos padeciendo hoy día.

Por otra parte, y para terminar, podemos ver el anuncio del PP desde el simple punto de vista de un potencial votante que vive en un pueblo de Cuenca y no ha visto en su vida Verano Azul. Es una lástima que ese elector, y con él todos los millones de votantes que seremos en España el próximo 23 de julio, tengamos que sufrir –vengan de quien vengan- campañas de tan bajo perfil político, en las que en tres cuartos del tiempo que dura el anuncio, lo que se hace es desear que el oponente haga las maletas mientras quien quiere llegar al gobierno no ofrezca ni una sola alternativa ni un mensaje en positivo y esperanzador para España. Ahí sí que radica la gravedad de la penosa filosofía de los lumbreras de las campañas electorales de hoy día.





sábado, 24 de junio de 2023

Desconexión fugaz en Nerja



Escapada de 48 horas a mi Nerja querida. Esta vez sin cámaras para grabar, ni micrófonos, ni focos, sólo a recargar pilas para un verano en el que, a pesar de que habrá algo de tiempo para relajarse, también habrá mucho que hacer. 

Cuarenta y ocho horas para saludar a Ayo antes de comer su paella, reírnos con Manolo en su hotel Sol y Mar, abrazar a Fernando en El Molino-La tasca de Frasco y a Paco en su tienda Ariber-Mis sueños, organizar la agenda para comer en El Pulguilla, Paco Mari, El Redondo o el Sevillano, volver de Burriana (Miguel, no te vimos 'en tu puesto de mando' por allí, estarías 'en alta mar') anocheciendo por la playa o comerte un helado en el Balcón de Europa cuando casi todos ya están casi durmiendo.

Pronto volveremos, pero esta vez con los equipos a cuestas, porque en varios meses habrá una novedad importante que verá la luz y que ya anunciamos en su día en www.regresoaveranoazul.com. Juanjo Sánchez Vila ultima ya su libro (https://regresoaveranoazul.com/2022/10/15/juanjo-sanchez-del-equipo-de-produccion-de-verano-azul-anuncia-la-publicacion-del-libro-definitivo-sobre-la-serie/). 

Antes, terminaré un gran proyecto del que afronto su recta final, sobre cine y música, del que os daré cuenta en los próximos días. Para culminarlo necesitaba la energía que siempre me da mi tierra de adopción y la gente que allí me aprecia.








domingo, 28 de mayo de 2023

Don Ángel Palmero Vaquero y el colegio Argantonio



Don Ángel Palmero Vaquero era marino mercante en los años 70. En uno de sus viajes, y por determinadas circunstancias, cruzó su vida con la del director del Colegio Argantonio de Cádiz, don (sí, también 'don', era como les llamábamos entonces y ya para siempre) José Manuel García Gómez, que pocos años antes, había fundado este centro escolar. Aquel encuentro se tornó en amistad y, poco después, don José Manuel le pidió a don Ángel que le acompañara en el ilusionante camino de la enseñanza y del crecimiento del colegio. Aquel marino había estudiado magisterio y era un hombre afable y de fácil palabra.

Tras aceptar su ofrecimiento, la vida del nuevo profesor cambió y poco tiempo después aparecimos los que fuimos alumnos de Argantonio que nacimos en los finales de los sesenta y principios de los setenta. Don Ángel Palmero fue mi tutor en Quinto de EGB. Corría el último trimestre de 1979, los dos primeros de 1980, y mis notas llegaban a mi casa firmadas por él. Era nuestro tutor y nuestro profesor 'principal'.

Casi cuarenta y cinco años después, este pasado sábado tuve la ocasión de reencontrarme con don Ángel Palmero en el mismo lugar en donde tanto aprendí junto con el grupo de mi generación que acudimos a un acto organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Argantonio, en el que se entregaron los 'Argantonios de Plata', distinciones que desde este año se conceden anualmente a un docente destacado del colegio, un alumno y una asociación. La votación realizada previamente deparó que fuera don Ángel el profesor distinguido. Me alegré mucho por el resultado.

Hacía más de cuatro décadas que no había vuelto a hablar con él. Me emocionó que me reconociera y el posterior rato de charla, como la hora previa al acto en la que, acompañados por el gerente del colegio, Luis García Gil, recorrimos sus instalaciones, sus clases, para recordar aquellos años de nuestra infancia. La clase donde dimos Octavo de EGB (el grupo 'A' que era siempre el mío), que veíamos entonces inmensa y ayer parecía que la habían estrechado; el sinuoso e infinito pasillo donde estaba el despacho de don José Manuel y por el que al pasar todos callábamos; el gabinete médico, donde ahora se custodia el órgano que tocaba el padre Aranda y que en un futuro puede convertirse en un aula museística del colegio; el lugar donde se encontraba la espigada estatua de la Virgen María, cuyo peana muchos tocaban al pasar haciendo la señal de la cruz mientras miraban de reojo la serpiente pisoteada a sus pies... También pudimos comprobar lo que ha crecido el colegio, sus nuevas aulas, la estupenda zona de Infantil, el inmenso patio que nos recordó nuestras clases de gimnasia o aquellos partidos de fútbol en el recreo con un envase de plástico de una marca de batido al que le dábamos patadas sin escrúpulos entre dos porterías simuladas con las canastas de baloncesto. O el muro del 'mangüiti', y la señal original hasta donde llegaba antes de que le subieran su altura, por donde embarcábamos los balones en la vía, cuando el soterramiento ni siquiera podía ser algo imaginable para cualquier gaditano...

Muchas felicidades, don Ángel, y a su familia, a sus hijos que son gentiles y amables en grado sumo. Como le dije ayer, mi eterna gratitud porque hoy somos lo que somos gracias a lo que nos enseñó en tiempos, además, nada fáciles, de convulsos cambios no sólo en la educación, sino en tantas cosas de nuestro país. Y muchas felicidades también a quien fuera alumna del colegio y premiada, Rocío Sepúlveda, y a la asociación 'Mi princesa Rett' por su enorme labor.

Y por supuesto, a la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Argantonio. Sois geniales.


















martes, 23 de mayo de 2023

Reportaje-entrevista a Silvia Moreno y Dani Llamas, directores de 'Steven quiere conocerte'




Hace varios días os hablaba de la película 'Steven quiere conocerte', dirigida por Silvia Moreno Vázquez y Daniel Llamas Fernández, el documental que nos cuenta el anecdotario del rodaje de 'El imperio del sol' en la localidad gaditana de Trebujena en 1987. Podéis leer más en mi artículo anterior.
Tal como os prometí, os dejo el enlace al reportaje-entrevista recién subido al canal #UltimoEstreno. ¡Os va a encantar lo que cuentan Silvia y Dani!

Espero que disfrutéis: https://youtu.be/Z2-iBtF-KDk

sábado, 20 de mayo de 2023

'Steven quiere conocerte'


El cine es, ante todo, una experiencia sensorial. La risa, el llanto, la alegría, el miedo... nos invaden siempre que lo que veamos en pantalla sea un eficaz vehículo para que afloren nuestras emociones. Esa es la sencilla, y a la vez complicada, fórmula del engaño que es una película. El cine bien hecho es tan maravilloso que nos hace creer que ese haz de luz sobre la pantalla muestra algo que está sucediendo a nuestro alrededor, y con los parámetros básicos de lo que
conocemos que es real -desde los amores más intensos hasta las guerras más cruentas- crea historias que nos envuelven y nos identifican hasta tal punto que nos trasladamos a escenarios en los que no nos encontramos y sufrimos con los personajes como si fuéramos partícipes de sus devenires.

Cuando una película nos cautiva cumple con su misión, y si nos emociona, ya resulta difícil incluso de olvidar. Viene esto a colación porque este viernes he sentido una emoción muy viva gracias al preestreno de la película documental 'Steven quiere conocerte', en el Teatro Principal de Puerto Real (Cádiz).

Han transcurrido casi cuatro décadas y a Silvia Moreno y Daniel Llamas se les ha ocurrido hacer una curiosa historia, la del rodaje de la película 'El imperio del sol' y el impacto que supuso para Trebujena el hecho de que Steven Spielberg la realizara en este pequeño municipio gaditano.

'Steven quiere conocerte' podía haberse hecho de muchas maneras dentro de un modelo estándar en este tipo de producciones: te vas al lugar, entrevistas a gente, muestras algunas grabaciones de la época y fotos en sepia y logras un producto retrospectivo con mayor o menor acierto. Pero Silvia y Daniel han superado este concepto primigenio del documental. Podríamos decir que su película tiene un maravilloso hilvane poliédrico de la historia. No es un mero ejercicio de nostalgia porque hay un guión que no se deshilacha a pesar de la cantidad de vectores que convergen para construir la historia. Así, la estructura se hace realidad con -lógicamente- la figura de John Baker y su excelsa historia de amor por Trebujena y hacia Isabel, la chica que conoció durante el rodaje de la película y de la que se enamoró perdidamente, quedándose a vivir en el pueblo hasta su muerte, acaecida hace apenas veinte días. Isabel que, por cierto, estuvo en el preestreno en Puerto Real con su hijo John, fruto del matrimonio con aquel creador de efectos especiales de películas como 'La guerra de las Galaxias' o 'En busca del arca perdida'.

Pero al Baker vectorial se une Alfonso de la Torre, el fan español más acérrimo de Spielberg, el vallisoletano que siendo niño se empeñó en conocer al cineasta hasta lograrlo durante el rodaje de 'El imperio del sol' en Trebujena. Alfonso, en el documental, regresa al municipio gaditano, a encontrarse con sus recuerdos, a convertirse en otro armazón guionístico más de 'Steven quiere conocerte'. Y a Baker y a Alfonso se une la gente del propio pueblo conformando la cinematográfica trinidad que sustenta esta pequeña y emotiva obra que no podría haber visto la luz sin el apoyo del amigo José Carlos Conde, que estoy seguro y desde el ámbito de la producción, verá recompensada en un futuro la apuesta por 'Steven quiere conocerte'.

Hablaba del pueblo, de la gente de Trebujena. En el encuentro con el público posterior a la película, alguien hablaba de las concomitancias de 'Steven quiere conocerte' con algunas cosas de 'Cinema Paradiso' como ejemplo de admiración al cine. Porque, como en la entrevista a los dos directores que publicaré próximamente en #UltimoEstreno, Silvia Moreno asegura que este documental es "un ejercicio de amor al cine", pero yo matizo que con una sustancial diferencia con respecto a la película de Tornatore: en aquella, en su momento culmen, aparece gente (horriblemente) maquillada, actores y decorados. En 'Steven quiere conocerte' afloran en pantalla la gente del pueblo que, en el momento álgido en el que se alzan nuestros vectores, carece de atrezzo cinematográfico, de miradas previamente dirigidas, de intérpretes conocidos que apoyan la escena. La cámara capta las miradas puras y traslúcidas de esas emociones de las que hablábamos al principio, sin trampa ni cartón, mientras los hombres y mujeres del pueblo se ven pasar en pantalla tal y como eran hace treinta y cinco años y comentan con el vecino de la silla de al lado lo bien que se veían haciendo de soldado, de enfermera o cómo construyeron los accesos al campo de concentración y el jornal que les pagaban o los descansos de los que podían disfrutar en un frenético rodaje de nueve semanas.

Y, antes de todo ello, 'Steven quiere conocerte' reúne a los alcaldes que ha tenido Trebujena en todo este tiempo, ofrece a cada espectador lo que quiere en un ejercicio de buscada identificación con los personajes -reales- y, eso sí, no recupera secuencias de la película, lo que provocará alguna mueca en los rostros de los más frikis. Pero la película no necesita apoyarse ni siquiera por instantes aislados en la (imperfectísima) película de Spielberg, porque durante la mayor parte de su metraje trasciende sobre ella.

'Steven quiere conocerte' emprenderá pronto un recorrido por festivales y próximamente se anunciará su estreno. Espero que la entrevista que subiré en breve a Silvia y a Daniel os anime aún más para apuntarla en la agenda. Gracias a ambos por esta joya que nos hace estallar en emociones. Y gracias, cómo no, a Bruto Pomeroy y a su Escuela de Cine de la UCA por ofrecernos eventos como estos.