ABC publica hoy a doble página un interesante reportaje sobre la estrecha (y abruptamente rota) relación de Sevilla con la música de cine. De la mano del compositor, escritor y amigo Andrés Valverde se recuerdan aquellos Encuentros de Música Escénica y Cinematográfica que, gracias principalmente al trabajo y tesón de su coordinador, Carlos Colón, trajo hasta la capital hispalense en las décadas de los ochenta, noventa y hasta la mitad de la primera de 2000 a compositores como Elmer Bernstein, Ennio Morricone, Patrick Doyle, Gabriel Yared, Howard Shore, Georges Delerue, José Nieto, Roque Baños...
Una interminable lista de grandes, y otros no tanto pero siempre interesantes, que nos alegraban el otoño a los aficionados a la música de cine y quienes hacíamos radio o prensa relacionado con ello.
Noviembre era sagrado, y con amigos como Francisco Javier Belizón Perez, José Manuel Belizón o José Dopico vivíamos intensamente varios días en el que, entre ruedas de prensa, ensayos, conciertos y darle la lata a Rocío Castro del Teatro de la Maestranza, que me aguantaba con las peticiones de entrevistas, vivíamos decenas de anécdotas que aun recordamos con mucho cariño. Desde lágrimas de emoción con la ROSS a mi gran amigo Paco Belizón indignado partiendo el programa de mano de Michael Nyman nada más salir del concierto. Él es así, es pa quererlo... ¡Lo que yo he aprendido de él a la hora de escuchar música!
Eran tiempos de hoteles a última hora, de trenes de horarios imposibles, de descubrimiento de bares por Sevilla y de discusiones de madrugada, copa en mano, sobre si era mejor uno compositor que otro. De Howard Shore por dos veces, cuando aun no había escrito 'El Señor de los Anillos' y apenas nadie reparaba en él por los pasillos del teatro, y después con cientos de seguidores esperándolo ya en 2004 (en una de las fotos aparecemos al salir del teatro para refrescarnos tras una entrevista). O las dos ocasiones también de Goldsmith, una de ellas con dos conciertos y uno dedicado a Bernard Herrmann. De Morricone y su altanería, perdonada por ser maestro (aunque Paco no se la perdona ni por asomo)...
Nos faltaron Barry y John Williams por citar dos ejemplos, pero las razones por las que no pisaron nunca suelo sevillano están explicadas en el reportaje. Aquí lo tenéis:
Seguro que muchos de los amigos que compartimos años de amor hacia la música de cine esbozaréis una sonrisa agridulce al leerla.
La pregunta del millón es: ¿Qué hace desaparecer estos Encuentros que reunían a aficionados de todas partes de España, es decir, el papel casi se agotaba o en ocasiones incluso ni había? ¿Por qué Sevilla se decanta por un festival de cine millonario en lugar de la música de cine y hoy, habiendo transcurrido el tiempo y tras un gasto económico pírrico, el festival de cine hispalense no ha logrado estar entre las grandes citas cinematográficas del año, ni en el mundo y ni siquiera en España? ¿Qué dice Carlos Colón a todo esto?