Estoy convencido de que en La Isla nadie ha estado en contra de que San Fernando haya sido centro neurálgico de la
Vuelta Ciclista a España durante un día. Sería de necios. Ni los más reivindicativos isleños de la Bazán ni mis vecinos de la Casería de Ossio han querido constituir una plataforma judeomasónica contra quienes han gestionado, o aprovechado, el paseíllo de Contador y compañía, que se les ha contemplado muy bien a vista de pájaro, tanto como la maravillosa geografía de La Isla, sinuosa, tejida entre caños y el inigualable envoltorio de la orilla de una playa cansada de esperar, desde hace dos décadas, aquel club hípico, el camping de la Leocadia e instalaciones hoteleras con encanto que anunció Andrés Ruiz Pizones, ¿lo recuerdan?
No quiero ni pensar que los vecinos de la Bazán están chinchando de rabia por
una Avenida Pery Junquera de color escalextric y la bilis la hayan plasmado en las redes sociales. Los isleños de ese barrio, donde de entre los adoquines de sus calles crecen malas yerbas a sus anchas, los descampados de cristales de botellas muestran su cara más vergonzante a todo aquel que circula hacia el Puente de Hierro y la iluminación brilla pero por su ausencia, solo han querido preguntar, pero lo han hecho con otras palabras y fotografías para evitar que alguien piense que están mintiendo. Por su parte, los isleños de la Casería no han boicoteado la Vuelta llevándose los malos humos de los incendios que sufren en Fadricas II al inmaculado asfalto de juguete, ni han encargado pancartas con imágenes del tercermundismo en el que viven sus asociados de la calle Escritor Germán Caos, rotulada en memoria de aquel amigo amable y educado que conocí cuando visitaba la redacción del diario que La Isla tuvo hasta agosto de 2008 para dejar sus artículos de colaborador. Don Germán no se merece esta calle, como seguro estoy de que sus vecinos tampoco. Ni los bazaneros la asquerosidad de las aceras, de la calzada...
Lo que los isleños han querido decir cuando en clamor han alzado su mano para protestar por la Vuelta Ciclista antes de su celebración y han inundado las redes sociales de lamentos no es un grito de ingratitud ni de desconocimiento de los "grandes beneficios económicos que para esta ciudad supone tan gran acontecimiento". Lo que los ciudadanos se preguntan, desde la perspectiva poliédrica que otorga la situación de cada barrio, de cada familia isleña, de cada manera de ser y manifestar las cosas, es qué va a pasar a partir de este domingo. ¿Y ahora, qué?
Las bicicletas son para el verano en La Isla, transformada en Villar del Río por un día. Hasta los más escépticos -insisto- se habrán asomado a la ventana a ver a estos pedalear y dejar atrás los caños, los esteros, la belleza de verdad de La Isla, que para eso lo es, lo que no se ha sabido aprovechar hasta el momento y en todo casi ir cargándonos individualmente y con un urbanismo ciego y anárquico a nivel global practicado durante varias décadas por gobernantes alumnos de la frase más famosa de Manuel Fraga, aunque de distinto color político.
¿Y ahora, qué?
Lo que los isleños creen y afirman es que San Fernando está mal, muy mal, y la lógica reacción de quienes están jodidos es que si no arreglas este desastre no vayas a venderme algo como si fuera el bálsamo de fierabrás. Si los pasos de peatones del barrio del Cristo o de la Bazán estuvieran pintados todo el año, la señalización vertical adecuada; si la Magdalena no fuera un paseo marítimo abandonado y maloliente y las curvas de Capitanía no estuvieran marcadas por orines enquistados de perros en las bases de la farolas desde hace meses; si nuestra playa de Camposoto no fuera un estercolero y un camino de matojos en una carretera tercermundista, y el barrio de la Pastora no estuviera infestado de cucarachas; si entrar en la ciudad no fuera creer que estamos ante un decorado de la Segunda Guerra Mundial al lado de un castillo milenario enfoscado y encerrado entre alambradas, entonces tus ciclistas dando vueltas por la ciudad serían bienvenidos por unanimidad. Pero va a ser que se maquilla el extrarradio como jamás se había hecho
mientras el resto de La Isla se ahoga en mierda y porquería porque no se limpia, y lo poco que se hace queda inutilizado ante actitudes gamberras que provocan sonrojantes imágenes de colchones tirados por las calles, muebles destrozados al lado de contenedores, lavabos y wáteres abandonados en las esquinas y un puente de la Casería que desde hace mes y pico está protegido por vallas agarradas con presillas debido al peligro que entraña, oxidado y con herrumbre.
Cuando Teófila Martínez llegó al gobierno de la capital gaditana, el barrio de El Pópulo era intransitable, en el Teatro Falla se comían pipas y los puticlubs conformaban una sórdida ruta desde La Viña a la Catedral. Los excrementos de perros formaban parte del paisaje, la playa de Santa María del Mar solo existía para los quinquis y en la zona de Isecotel pillé una infección cutánea tras bañarme por el mal estado del agua. No me lo cuentan, lo viví todo en primera persona. Ni los gaditanos de hace veinte años eran más proclives a ser guarros que los de ahora, ni los isleños actuales no tienen remedio. Lo que resulta obvio porque así nos lo enseña la historia es que
el dirigente de una comunidad humana es quien alienta, ilusiona, anima, pone los medios y después sanciona si es necesario a quienes dependen de él y hacen caso omiso al civismo. A Antonio Gallardo, de 'El malagueño', le pueden ustedes preguntar qué hizo el Ayuntamiento capitalino para apoyar a unos vecinos a los que logró ilusionar para recuperar la imagen -y la economía, que no se olvide- de su barrio, así como la Junta de Andalucía en materia de rehabilitación de inmuebles. En una entrevista publicada en el portal Youtube de 'andaluciainformación' el 14 de marzo de 2013, Gallardo explica: "El barrio se convirtió, como bien recordará la gente de la época, en una zona con una mancha oscura, mucho proxenetismo, prostitución...En los ochenta con el tema de la droga, hasta convertirse hoy día en un referente turístico, artesanal para la ciudad, premiados por la Junta, presentes en Ifeca y en los actos culturales de Cádiz...".
Ni los gaditanos eran más puercos que ahora ni los isleños más limpios entonces. Se trazó pues una línea de actuación destinada a
trabajar por un modelo de ciudad, sin vacilaciones, en el que el ciudadano viviera a su alrededor las transformaciones encaminadas no solo a rehabilitar la imagen de Cádiz que provocara
una simbiosis necesaria entre 'Ayuntamiento volcado-ciudadano que observa resultados' y una sinergia 'ciudadanos que observa resultados-ciudadano que participa'. De eso debe bien saber el actual alcalde isleño, José Loaiza, al que precisamente conocí siendo concejal de Urbanismo de Teófila Martínez, cuya batalla contra la infravivienda, en una relación amor/odio con la administración autonómica, hizo mucho y bien por Cádiz en pocos años. ¿Qué sucede con los inmuebles que en San Fernando se encuentran abandonados desde hace décadas?
En definitiva, que la gente está muy quemada y poco alentada, lo que por otra parte no le da derecho a dejar la arena de Camposoto anidada de tampax femeninos, según asegura en su facebook Milagros Pérez Estrada, denunciándolo en el grupo 'San Fernando Enfadado', un círculo de isleños -645 miembros hasta este domingo- dispuestos a subir fotos y textos de denuncia sobre el estado actual de San Fernando, y que se une a otros como 'Mosquito porculero' (1.357 miembros) y que seguramente para algunos estará plagado de "socialistas que no dejan avanzar a esta ciudad", aunque en él arrecien las críticas hacia el tranvía como signo y evidencia de incoloridad política. Pero ya se sabe cómo son estas cosas. Fíjense lo ocurrido con el exdirector de Cáritas en la Diócesis de Cádiz, el isleño Juan Luis Torrejón Vargas, fulminado por el obispo Zornoza Boy. En las redes sociales dicen algunos preclaros que "sin duda, es miembro de Podemos". Ríase usted de Orwell, de HAL 9000 y de todo lo que hasta ahora haya servido para estigmatizar o señalar. El macarthismo, al lado de esto, cosa de aficionados, oiga
.
Ya ha pasado la Vuelta. ¿Y ahora, qué? ¿Van ustedes a eliminar la maleza de las calles isleñas, en un gran porcentaje plagadas de hierbajos? ¿Limpiarán el frustrado polígono de Fadricas, al que con solo unas horas de limpieza le bastan para al menos evitar incendios y su lamentable imagen? ¿Tendrán que hacer presión los isleños en las redes sociales para que la Punta del Boquerón se limpie, como ha sucedido este verano? ¿La Isla recuperará su pulso comercial, el Teatro Alameda? ¿Se negociará con Defensa para los temas ya expuestos hasta la saciedad? ¿Se concienciará a todos de la necesidad de tener una Isla bonita de verdad, blanca y nívea, o permaneceremos impasibles ante tanta porquería en las calles, en las fachadas? ¿Se suprimirán los cables a manojos de viviendas tradicionales? ¿Habrá futuro para Casa Lazaga, la casa de la Cruz Roja, Capitanía, los eriales que rodean la playa de Camposoto, o nos seguirá bastando con encoger los hombros cuando pasamos por allá culpando a los ecologistas y a los militares de no poder hacer nada? La cera de las procesiones de marzo, ¿se quedará todo el año dejando viales mugrientos como González Hontoria, la propia calle Real, San Rafael...? ¿Se sentarán a definir el modelo de ciudad que queremos de una vez por todas? ¿Se protegerá a los emprendedores isleños y sus ideas de negocio o continuaremos contemplando cómo Chiclana explota la sal, la playa, la gastronomía y a nosotros nos bastará con enviar a Fitur un vídeo de Semana Santa?
La Vuelta Ciclista ha sido preciosa, San Fernando ha salido unos minutos y el portaaviones Juan Carlos I con el puerto gaditano al fondo ha duplicado a La Isla en el tiempo de aparición en el informativo de TVE. Menos da una piedra, así que enorgullezcámonos de nuestro pueblo como lo ha hecho, en su facebook
Alex O'Dogherty. A 30.856 personas que le siguen en su perfil les ha escrito: "
La vuelta ciclista entrando en San Fernando ahora mismo. Miren que pedazo de pueblo tengo (...) ¿Habéis visto desde el aire la playa de Camposoto? Qué belleza. No hay otra igual. No es chovinismo. Es puta objetividad". Claro que algunos querían quemarlo en una plaza pública por no sé qué vídeo, al más puro estilo aprendido de la guía que escribió el inquisidor Bernardo Gui.
Lo dicho. ¿Y ahora, qué? Si no se mima la ciudad como en apenas varias semanas se ha demostrado por el paso de unos ciclistas, estaremos ante una enorme falta de respeto a los isleños. El tiempo dirá.