lunes, 27 de agosto de 2012
Condenas mediáticas anticipadas
Me parece preocupante que numerosos medios de comunicación muestren desde esta mañana titulares en los que dan por hecho que los huesos hallados en Las Quemadillas son de los dos niños desaparecidos en Córdoba. La existencia del informe hasta ahora desconocido y la aparición de restos óseos cierra el círculo de una presunta culpabilidad de Bretón, pero de ahí a dar por hecho algo no probado a través del ADN o los medios oportunos, va un trecho. Es lógico que la sensibilización que provoca el tema suscite una condena anticipada de la ciudadanía, con el riesgo que ello conlleva siempre, pero que los garantes de la libertad popular a través de la objetividad de su actividad y la información veraz se adelanten -o no- a los hechos no probados no es serio ni contribuye a practicar una justicia adecuada con el autor o autores del supuesto crimen ni sus víctimas.
El caso me recuerda a la aparición de los huesos en la arqueta de un piso de la gaditana barriada de la Paz en el año 2005, cuando los medios dieron por sentado que la Policía Nacional, en un show al más puro estilo peliculero americano, detuvo a una persona acusada de matar a su mujer. Durante varios días, y en los medios de comunicación a todos los niveles, se hablaba de un asesino capaz de romper en trocitos a su pobre esposa y ocultar los huesos en una tubería. Al final, aquellos restos eran de un perro.
Por cierto, el forense y antropólogo autor del informe que ha destapado el descubrimiento de los huesos en la finca es Francisco Etxeberría. En esta fotografía se le puede observar en el centro, la capté cuando asistí a las I Jornadas de Exhumación para la Memoria Histórica celebradas en Grazalema en octubre de 2008. Fueron dos días en los que me impresionaron los datos aportados por los investigadores referidos a lo sucedido en los ominosos años de la Guerra Civil y el drama que rodea a las familias que perdieron seres queridos en anónimas fosas. Escuché atentamente al profesor Etxeberría. Me pareció un excelente profesional.
jueves, 23 de agosto de 2012
Ecce-Homo
No entiendo nada de lo ocurrido con el Ecce-Homo en la localidad zaragozana de Borga. Resulta que una pintura que aseguran tiene cierta valía -al menos temporal- se deteriora y aparece una anciana que, como artista local, se cuela por la iglesia con un par de botes de pintura y comienza a dar brochazos a diestro y siniestro hasta que convierte el sufriente Cristo en un personaje de Silent Hill. Ahora, media España está escandalizada por el resultado y la otra media tirada al suelo del cachondeo.
Insisto. No lo comprendo. Hagamos hipótesis: si el lienzo tiene valor, es imposible que el párroco permita que alguien inexperto ponga la mano en la obra, ya que cualquier restauración debe pasar por una comisión de patrimonio existente en cada Obispado, en este caso el de Zaragoza. Eso lo sabrá el cura de sobras, de manera que me pregunto qué piensa hacer el prelado de la Diócesis con su sacerdote descarriado artísticamente. Si éste solicitó permiso, ¿cómo es posible que la comisión de arte permita la intervención de la obra por alguien no profesional, algo que presupongo es del todo imposible que haya sucedido?
Pongámonos en el caso de que el Ecce-Homo carezca de valor y es un cuadro de andar por casa, sin necesidad de una restauración supervisada por las altas instancias diocesanas. En ese caso, el párroco decide una chapuza de andar por casa. ¿Y conforme transcurren los días, no ve lo que está haciendo la anciana, ni siquiera se interesa, nadie de la comunidad parroquial alerta del engendro, le quita los pinceles, no sé, la convence para que pinte el salón de su casa, el cuarto de baño? ¿Los responsables municipales tampoco tienen nada que decir, que controlar? Vaya desaguisado.
Insisto. No lo comprendo. Hagamos hipótesis: si el lienzo tiene valor, es imposible que el párroco permita que alguien inexperto ponga la mano en la obra, ya que cualquier restauración debe pasar por una comisión de patrimonio existente en cada Obispado, en este caso el de Zaragoza. Eso lo sabrá el cura de sobras, de manera que me pregunto qué piensa hacer el prelado de la Diócesis con su sacerdote descarriado artísticamente. Si éste solicitó permiso, ¿cómo es posible que la comisión de arte permita la intervención de la obra por alguien no profesional, algo que presupongo es del todo imposible que haya sucedido?
Pongámonos en el caso de que el Ecce-Homo carezca de valor y es un cuadro de andar por casa, sin necesidad de una restauración supervisada por las altas instancias diocesanas. En ese caso, el párroco decide una chapuza de andar por casa. ¿Y conforme transcurren los días, no ve lo que está haciendo la anciana, ni siquiera se interesa, nadie de la comunidad parroquial alerta del engendro, le quita los pinceles, no sé, la convence para que pinte el salón de su casa, el cuarto de baño? ¿Los responsables municipales tampoco tienen nada que decir, que controlar? Vaya desaguisado.
martes, 21 de agosto de 2012
Utopía
¿Alguien se imagina a un periodista de un informativo de televisión en España arengando al personal de esta manera en España? Mientras en Brasil sucede esto -desconozco si el locutor sigue en su puesto de trabajo-, en España se habla hoy de la enésima vez que Belén Esteban se separa de su marido. Y en los espacios para publicidad, vuelve a aparecer la borrica parda esta afirmando que ella juega al bingo por internet, gracias a una página que promociona. Julián Muñoz se pasea por Sotogrande como si fuera su propietario, entre otras importantes citas, para asistir a un torneo de polo. Además, pisa las playas y restaurantes que le da la gana. Dicen que lo paga su nueva novia, aunque personalmente me importa poco quien suelte la pasta. Por encima del dinero existe la ética de no salir de tu casa y dar ejemplo después de lo que has robado. Ni presuntamente ni pollas.
Si eso sucede por la mañana, por la tarde aparece Iñaki Urdangarín playeando con su señora esposa, entre otros relajamientos, que seguramente mitigarán el estrés de todo un año urdiendo irregularidades. El mismo agobio que presenciar en vivo el partido de baloncesto EEUU-España el domingo y una corrida de toros en El Puerto con un ministro ajeno al desastre que está sucediendo en nuestros espacios naturales.
Vaya basura de país que hemos construido por mucho que metamos casi las mismas canastas que los americanos. Qué verguenza de España.
lunes, 13 de agosto de 2012
Ceremonias olímpicas
No sabía que el director musical de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos era David Arnold ('Stargate', 'Godzilla', 'Die another Day') con el que estoy en esta fotografía en el marco del Festival de Música de Cine de Úbeda en el año 2007. Si lo llego a saber, le insisto para que lograra en este evento lo que hoy parece imposible: reunir a Roger Waters, David Gilmour y Nick Mason (Richard Wright ya falleció) para que los Pink Floyd participaran en ella. Me cachis...
Anoche vi el espectáculo y lo que me ocurre con estas cosas es lo mismo que con las películas dobladas. Llegas, justificas el porqué es un disparate amputar la voz de los actores y el listo de turno te dice "sí, pero en España doblamos muy bien las pelis". Es decir, que o me explico mal o es que no se entiende lo que quiero decir. Por mucho que los actores de doblaje sean lo mejor del mundo, la voz de Paul Newman es la suya y el hecho de cambiarla ya es motivo suficiente como para no entrar en el debate sobre si se imitan bien sus tonos dramáticos vocales.
Con las ceremonias de los Olimpiadas me sucede igual, porque por muy brillante que sea el show, no entiendo qué puñetas tiene que ver todo ese espectáculo con el deporte. Cada vez que un país acoge los JJOO, parece que aprovecha para hacer una exhibición de su poderío con los ingredientes más intrínsecos de su cultura, sus casposos monarcas y durante tres horas nos machacan con intervenciones en las que el deporte no está presente. Digo yo que una clausura anoche de una hora con la participación de los deportistas, especialmente los ganadores de medallas por equipos en competiciones vistosas, música sinfónica con la Orquesta de Londres -qué manera de desaprovecharla-, un par de recuerdos deportivos del último siglo, los discursos, desfiles y el emotivo apagado de la llama olímpica, y ya iríamos más que satisfechos. Es que meter a Annie Lennox en los Juegos Olímpicos es como si en la ceremonia de los Óscar apareciera José Tomás, que es un grande del toreo pero importa un rábano en el cine, o en el desfile patrio del 12 de octubre surge en el horizonte Manolo Escobar sobre su carro, historia viva de esta España querida. A mí me importa un carajo que me cuenten cómo ha evolucionado Reino Unido en su historia durante tres horas de ceremonia de apertura del mayor espectáculo deportivo del mundo, y otro cipote que las Spice Girl se reúnan para cantar sus espantos y tengan que hacerlo precisamente en las Olimpiadas, mientras lo más parecido al deporte que vimos anoche fue al equilibrista emulando la portada del 'Wish You Were Here' de Pink Floyd. Hombre, ya que tenemos el concepto de ceremonia olimpista equivocado, al menos que contáramos con la banda británica y sus tres componentes, o que alguien se hubiera acordado de Alan Parsons, el mejor ingeniero de sonido que ha dado la tierra inglesa en toda su historia. A lo mejor no quiso estar, ni idea.
Imagino que los mismos salidos que cuelgan todo el día fotos de tías casi en bolas en el facebook -no sé qué opinarán sus parejas- estarán ya practicando el preonanismo pensando que los siguientes juegos son en Brasil, cuyas tres horas de apertura olimpista se convertirán en todo un compendio de tetas zumbonas y culos inmensos.
Anoche vi el espectáculo y lo que me ocurre con estas cosas es lo mismo que con las películas dobladas. Llegas, justificas el porqué es un disparate amputar la voz de los actores y el listo de turno te dice "sí, pero en España doblamos muy bien las pelis". Es decir, que o me explico mal o es que no se entiende lo que quiero decir. Por mucho que los actores de doblaje sean lo mejor del mundo, la voz de Paul Newman es la suya y el hecho de cambiarla ya es motivo suficiente como para no entrar en el debate sobre si se imitan bien sus tonos dramáticos vocales.
Con las ceremonias de los Olimpiadas me sucede igual, porque por muy brillante que sea el show, no entiendo qué puñetas tiene que ver todo ese espectáculo con el deporte. Cada vez que un país acoge los JJOO, parece que aprovecha para hacer una exhibición de su poderío con los ingredientes más intrínsecos de su cultura, sus casposos monarcas y durante tres horas nos machacan con intervenciones en las que el deporte no está presente. Digo yo que una clausura anoche de una hora con la participación de los deportistas, especialmente los ganadores de medallas por equipos en competiciones vistosas, música sinfónica con la Orquesta de Londres -qué manera de desaprovecharla-, un par de recuerdos deportivos del último siglo, los discursos, desfiles y el emotivo apagado de la llama olímpica, y ya iríamos más que satisfechos. Es que meter a Annie Lennox en los Juegos Olímpicos es como si en la ceremonia de los Óscar apareciera José Tomás, que es un grande del toreo pero importa un rábano en el cine, o en el desfile patrio del 12 de octubre surge en el horizonte Manolo Escobar sobre su carro, historia viva de esta España querida. A mí me importa un carajo que me cuenten cómo ha evolucionado Reino Unido en su historia durante tres horas de ceremonia de apertura del mayor espectáculo deportivo del mundo, y otro cipote que las Spice Girl se reúnan para cantar sus espantos y tengan que hacerlo precisamente en las Olimpiadas, mientras lo más parecido al deporte que vimos anoche fue al equilibrista emulando la portada del 'Wish You Were Here' de Pink Floyd. Hombre, ya que tenemos el concepto de ceremonia olimpista equivocado, al menos que contáramos con la banda británica y sus tres componentes, o que alguien se hubiera acordado de Alan Parsons, el mejor ingeniero de sonido que ha dado la tierra inglesa en toda su historia. A lo mejor no quiso estar, ni idea.
Imagino que los mismos salidos que cuelgan todo el día fotos de tías casi en bolas en el facebook -no sé qué opinarán sus parejas- estarán ya practicando el preonanismo pensando que los siguientes juegos son en Brasil, cuyas tres horas de apertura olimpista se convertirán en todo un compendio de tetas zumbonas y culos inmensos.
sábado, 11 de agosto de 2012
Carlo Rambaldi
Ha muerto Carlo Rambaldi a los 86 años. Fue el creador de ET, de Alien, del gran gorila King Kong de la película de John Guillermin y los extraterrestres de Encuentros en la tercera fase, entre otras maravillas. Lo conocí en el Festival de Cine de Sitges en 1995, donde lo entrevisté para mi programa de cine en la radio y me permitió fotografiar una serie de dibujos y esquemas suyos que rescataré para mostraros que son una delicia.
Rambaldi era italiano y para concretar los detalles de ET se entendía por carta con Spielberg, que estaba en Estados Unidos. Por aquel entonces era impensable internet tal y como lo conocemos. De hecho, hablando con él en Sitges, se le notaba que jamás llegó a dominar el inglés con el dinamismo de quien lo aprende para siempre, no porque dudase de las palabras, sino por su pronunciación. Era un grande del diseño y de la creación, de los que ya no quedan ni tienen hueco en unos tiempos donde imperan otras técnicas. Tuvo tres Oscars. Descanse en paz en una semana negra en la que se nos fue Marvin Hamlisch, Sancho Gracia y Carlo Rambaldi.
Rambaldi era italiano y para concretar los detalles de ET se entendía por carta con Spielberg, que estaba en Estados Unidos. Por aquel entonces era impensable internet tal y como lo conocemos. De hecho, hablando con él en Sitges, se le notaba que jamás llegó a dominar el inglés con el dinamismo de quien lo aprende para siempre, no porque dudase de las palabras, sino por su pronunciación. Era un grande del diseño y de la creación, de los que ya no quedan ni tienen hueco en unos tiempos donde imperan otras técnicas. Tuvo tres Oscars. Descanse en paz en una semana negra en la que se nos fue Marvin Hamlisch, Sancho Gracia y Carlo Rambaldi.
jueves, 9 de agosto de 2012
Sancho Gracia VS Sánchez Gordillo
Vino a morir Sancho Gracia en las horas en las que se discute sobre la actuación de Sánchez Gordillo y sus sindicalistas de dudosa ortodoxia. Paradojas de la vida: se marcha el bandolero honesto y se queda el de la visa oro en su cartera. El alcalde de Marinaleda cogió su trabuco y se fue al mercadona para hacer de cruz de guía de lo que advierte está por venir: una revolución ciudadana en la que la gente asaltará los supermercados para poder comer. Siento la comparación con el símbolo cristiano, no sé si le molestará al alto cargo político que el Viernes Santo contrata agrupaciones carnavalescas para que actúen en su pueblo, aunque en honor a la verdad, los cuplés se entremezclan con los tambores templados, porque en Marinaleda hay Semana Santa y no hay cojones de entrar en una iglesia con penitentes a robar los cirios para dar lumbre a los pobres que no tienen con qué pagar las facturas de Endesa.
Vino a morir Sancho Gracia y a vivir Sánchez Gordillo en las redes sociales, en las ruedas de prensa, en los bares de ciudad y de pueblo, donde los del PP lo tachan de ladrón como insulto más diplomático y sus colegas de IU no saben qué decir, reinando la anarquía tan habitual en la coalición, donde compañeros de bancada comparten el fondo pero no la forma, otros capean el temporal desde sus responsabilidades de cogobierno y los comunicados hablan del prócer sevillano como si fuera un misil fílmico de 'Juegos de guerra' mientras Matthew Broderick trata de convencer a la puñetera máquina: "Está fuera de control".
Vino a morir Curro Jiménez para nacer la anacrónica copia de Robin Hood alentada por los herederos del terror. "Todo el ánimo y apoyo por esta acción de solidaridad contra el hambre y por la dignidad", escribe Mikel Errekondo desde su cuenta personal en Twitter, enviando en euskera "un abrazo" a Sánchez Gordillo, político de una tierra acostumbrada y resignada a recoger la sangre de sus hijos derramada por los compinches de Amaiur que ahora usan al de Marinaleda para vestirse también con piel de obreros explotados. ¿Tendrá Gordillo agallas para rechazar públicamente el apoyo de esa gentuza?
Vino a morir Sancho Gracia cuando necesitamos bandoleros buenos y sobran los de despachos. Y mientras todos tarareamos la música del maestro García Abril recordando al actor recorriendo la serranía rondeña a lomos de su caballo, la mitad de España se escandaliza por la acción de Sánchez Gordillo y la otra mitad disimula una sonrisa floja de complicidad sin importarles lo que pueda suceder mañana y mucho lo que ocurre ahora, que es nada menos que un gesto de desestabilización de un sistema del que estamos asqueados. El alcalde de Marinaleda se convierte en un elemento más para joder esta mierda de organización social y todo lo que sirva nos provoca el aplauso. Ya veremos si lo reprobamos luego, pero ahora nos volvemos de espaldas para aplaudir o hablar de los dos cojones de Gordillo, siempre con la boca chica. Para eso este país que tanto creemos es la repolla no deja de estar plagado de embusteros, trepas e incongruentes, imbéciles que lucen banderas de todos los colores y escudos absurdos cuando España gana algo en un deporte, o cretinos que nos representan, le pagamos una pasta y advierten jactándose antes de jugar que a ellos les importa un carajo esta nación que no es la suya, sin que los devuelvan a gorrazos a su puñetera casa, en su tribal y repugnante extranjero.
Vino a morir Sancho Gracia y a vivir Sánchez Gordillo en las redes sociales, en las ruedas de prensa, en los bares de ciudad y de pueblo, donde los del PP lo tachan de ladrón como insulto más diplomático y sus colegas de IU no saben qué decir, reinando la anarquía tan habitual en la coalición, donde compañeros de bancada comparten el fondo pero no la forma, otros capean el temporal desde sus responsabilidades de cogobierno y los comunicados hablan del prócer sevillano como si fuera un misil fílmico de 'Juegos de guerra' mientras Matthew Broderick trata de convencer a la puñetera máquina: "Está fuera de control".
Vino a morir Curro Jiménez para nacer la anacrónica copia de Robin Hood alentada por los herederos del terror. "Todo el ánimo y apoyo por esta acción de solidaridad contra el hambre y por la dignidad", escribe Mikel Errekondo desde su cuenta personal en Twitter, enviando en euskera "un abrazo" a Sánchez Gordillo, político de una tierra acostumbrada y resignada a recoger la sangre de sus hijos derramada por los compinches de Amaiur que ahora usan al de Marinaleda para vestirse también con piel de obreros explotados. ¿Tendrá Gordillo agallas para rechazar públicamente el apoyo de esa gentuza?
Vino a morir Sancho Gracia cuando necesitamos bandoleros buenos y sobran los de despachos. Y mientras todos tarareamos la música del maestro García Abril recordando al actor recorriendo la serranía rondeña a lomos de su caballo, la mitad de España se escandaliza por la acción de Sánchez Gordillo y la otra mitad disimula una sonrisa floja de complicidad sin importarles lo que pueda suceder mañana y mucho lo que ocurre ahora, que es nada menos que un gesto de desestabilización de un sistema del que estamos asqueados. El alcalde de Marinaleda se convierte en un elemento más para joder esta mierda de organización social y todo lo que sirva nos provoca el aplauso. Ya veremos si lo reprobamos luego, pero ahora nos volvemos de espaldas para aplaudir o hablar de los dos cojones de Gordillo, siempre con la boca chica. Para eso este país que tanto creemos es la repolla no deja de estar plagado de embusteros, trepas e incongruentes, imbéciles que lucen banderas de todos los colores y escudos absurdos cuando España gana algo en un deporte, o cretinos que nos representan, le pagamos una pasta y advierten jactándose antes de jugar que a ellos les importa un carajo esta nación que no es la suya, sin que los devuelvan a gorrazos a su puñetera casa, en su tribal y repugnante extranjero.
martes, 7 de agosto de 2012
López Gil y Armario
No tengo intención alguna de debatir sobre política, ni lanzar indirectas ideológicas. Probablemente, en este sentido, mi reino no sea de este mundo, si se me permite la paráfrasis, aunque eludir la participación en el ruedo de los partidos no es óbice para que opine sobre Fernando López Gil y Jaime Armario. Creo que ahora, al afrontar sus nuevos cometidos -el primero como delegado del Gobierno andaluz, el segundo coordinador del Instituto Andaluz de la Juventud-, San Fernando pierde -quizás definitivamente- la oportunidad de contar con dos brillantes gobernantes municipales. No me une con ambos más que la amistad, la misma que con algunos otros políticos de distinto signo. No soy militante del PSOE, si bien no sería justo si no les agradeciera el apoyo que hace tres años decidieron prestar a mi proyecto empresarial y al periódico, tanto en los apacibles cafés que Fernando siempre ha estado dispuesto a compartir con mucha gente de La Isla como con el apoyo publicitario de su partido hasta que llegaron unas elecciones locales cuyos resultados dejó más que tocadas a las personas y no a las siglas. Todo ello no sirve para comprar mis loas, entre otras cosas porque no soy nadie influyente como para que un partido político se sienta beneficiado o perjudicado con mis filias y fobias.
López Gil y Armario fueron hace años exponentes de una necesaria renovación política en La Isla, con el aval que ofrece la juventud más que las ideologías, la ilusión por encima de los principios macropolíticos, de las ansias por evitar que tu ciudad pierda el tren sobre los reparos que provocan los desacuerdos secundarios. Aquella frescura tuvo su recompensa y en las elecciones municipales de 2007, con un equipo en consonancia, ganaron la Alcaldía de San Fernando, arrebatada días después por mor de la permisividad del sistema de pactos, ese que a la clase política le dio por arrimarse, sin poner vallas al coto de un principio democrático inamovible: si hay que pactar, la fuerza mayoritaria debe estar presente, por lógico respeto a los electores. Lo contrario se convierte en la perversión de la democracia, algo que no digo yo, sino que lo aseveró en su momento la parlamentaria isleña Carmen Pedemonte (PP).
Quiso La Isla que cuatro años después ganara José Loaiza la Alcaldía de San Fernando y como no hay nada que objetar al respecto, pues santas pascuas. Pero tengo la convicción que aquella ciudad necesitada de un giro en muchos aspectos hace cinco años, perdió el dinamismo del que hacían gala López Gil y Armario. A lo mejor me equivoco y es sólo un pálpito ajeno a cualquier defensa política o rechazo a terceros que también tenían puestas sus ilusiones en hacer de San Fernando una ciudad tan distinta de la que vemos desde hace ya demasiado tiempo...
Espero que a ambos les vaya bien en sus respectivas tareas. Lucharán no sólo contra el anónimo trabajo diario y las zancadillas cercanas, sino también frente a los ciudadanos que los señalarán como parte alícuota culpable de la ruina en la que está sumida este país, esta provincia. Tendrán que capear el temporal y jamás encogerse de hombros, de hecho es probable que perdieran la Alcaldía isleña por los 'daños colaterales' provocados desde Moncloa, de manera que al menos esa fácil acusación no les sobrevendrá desprevenidamente. Mucha suerte. La misma que nos desearon en aquel desayuno navideño de 2010 en el que Fernando nos regaló a cada periodista una participación en la Lotería Nacional.
López Gil y Armario fueron hace años exponentes de una necesaria renovación política en La Isla, con el aval que ofrece la juventud más que las ideologías, la ilusión por encima de los principios macropolíticos, de las ansias por evitar que tu ciudad pierda el tren sobre los reparos que provocan los desacuerdos secundarios. Aquella frescura tuvo su recompensa y en las elecciones municipales de 2007, con un equipo en consonancia, ganaron la Alcaldía de San Fernando, arrebatada días después por mor de la permisividad del sistema de pactos, ese que a la clase política le dio por arrimarse, sin poner vallas al coto de un principio democrático inamovible: si hay que pactar, la fuerza mayoritaria debe estar presente, por lógico respeto a los electores. Lo contrario se convierte en la perversión de la democracia, algo que no digo yo, sino que lo aseveró en su momento la parlamentaria isleña Carmen Pedemonte (PP).
Quiso La Isla que cuatro años después ganara José Loaiza la Alcaldía de San Fernando y como no hay nada que objetar al respecto, pues santas pascuas. Pero tengo la convicción que aquella ciudad necesitada de un giro en muchos aspectos hace cinco años, perdió el dinamismo del que hacían gala López Gil y Armario. A lo mejor me equivoco y es sólo un pálpito ajeno a cualquier defensa política o rechazo a terceros que también tenían puestas sus ilusiones en hacer de San Fernando una ciudad tan distinta de la que vemos desde hace ya demasiado tiempo...
Espero que a ambos les vaya bien en sus respectivas tareas. Lucharán no sólo contra el anónimo trabajo diario y las zancadillas cercanas, sino también frente a los ciudadanos que los señalarán como parte alícuota culpable de la ruina en la que está sumida este país, esta provincia. Tendrán que capear el temporal y jamás encogerse de hombros, de hecho es probable que perdieran la Alcaldía isleña por los 'daños colaterales' provocados desde Moncloa, de manera que al menos esa fácil acusación no les sobrevendrá desprevenidamente. Mucha suerte. La misma que nos desearon en aquel desayuno navideño de 2010 en el que Fernando nos regaló a cada periodista una participación en la Lotería Nacional.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)