Acaban de conectar el aeropuerto de Jerez con el centro de la ciudad por línea ferroviaria. Algo no cuadra, porque no llego a entender cómo el Ministerio de Fomento se gasta doce millones de euros en una infraestructura para un aeródromo del que parece que todos tienen pavor a decir que es una ruina, definicitario por todos sus poros y del que habla bien claro un informe emitido hace tan sólo unos días. El Observatorio de Transporte Aéreo de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) incluye al aeropuerto de Jerez entre los que precisan de realizar “un análisis más detallado que permita concluir si estaría justificado llevar adelante un proceso de saneamiento de su gestión o si, por el contrario, la medida óptima incluye el cierre”.
Ante tan agónica existencia de una instalación con capacidad anual para tres millones de viajeros y del que sólo hacen uso un millón, y que además conviene recordar que su mantenimiento lo pagamos de nuestro bolsillo, se decide continuar con una adjudicación hecha hace varios años -con lo que cuesta aquí terminar una obra- y acaba de inagurarse un apeadero. ¿Para qué? ¿Para quiénes? Es lo que se llama no saber optimizar los recursos en tiempos de crisis para utilizarlos convenientemente en función de la demanda.
Fomento se ha gastado en estos últimos años más de 81 millones de euros en poner parches para dar la sensación de que estamos manteniendo un enfermo con ventilación mecánica en la que soplamos todos, que cada vez que pillamos un avión nos da por mirar antes los vuelos que salen de Sevilla que los de Jerez, donde hace tan sólo varias semanas ha dejado de operar otra compañía -una más-.
Ana Huguet expone hoy en El País: "En el último ejercicio las estadísticas arrojaron cifras negativas. Jerez perdió un 3,5% de usuarios, mientras que la media nacional de viajeros se incrementó en un 2,7%. Las distancias aumentaron en Andalucía, donde Sevilla o Málaga registraron repuntes de en torno al 4%. Vueling, Ryanair, Air Nostrum y Flyniki han cancelado vuelos a Barcelona, Madrid, Londres, Bilbao y Viena. Este invierno, La Parra sólo conectará con seis destinos".
jueves, 8 de septiembre de 2011
miércoles, 7 de septiembre de 2011
'La piel que habito'
"Yo no soy tu madre; solamente te parí". (Marisa Paredes en 'La piel que habito').
Qué lejos quedan las aventuras desmadradas de Pepi, Luci Bom y otras chicas del montón. Pero el comentario es fácil y adolece de alcance comparativo real si de lo que se trata es de destacar la excelente madurez de la que hace gala Pedro Almodóvar conforme avanza su carrera. Bien pudiéramos mirar a 'La piel que habito' en otros espejos, como por ejemplo 'Átame'. Daría mi modesto reino por ver ese filme hecho por el manchego hoy día.
Lo que ha rodado Almodóvar ahora es una revisitación frankensteiniana con aderezos del filme que también protagonizó Antonio Banderas, que ahora cuenta con Elena Anaya sin irle a la zaga a Victoria Abril; una extraordinaria vuelta de tuerca que mira al futuro con los razonamientos médicos expuestos, aparentemente grotestos en su desarrollo -especialmente en la última hora del filme- pero cinematográficamente excepcional. El cineasta más interesante de cuantos ruedan hoy en España acata los convencionalismos formales de otro tipo de cine distinto al suyo, de ahí esa 'americanaza' exposición del cirujano Robert Ledgard ante la comunidad de doctores, y sin necesidad de acudir a sus personajes, la formalidad del propio director al hacer de bisagra crucial en su filme una venganza nacida en una fiesta con escaso peso original. Pero todo queda borrado del subconsciente crítico del espectador ante el arrebatador almodóvar visual o sinóptico, ante embriagadores fotogramas de cuerpos rotos componiendo la escena, de Elena Anaya sobre la mesa de operaciones mientras su 'creador' dispone las vendas apoyando su locura en las extraordinarias notas de Alberto Iglesias que ha ganado enteros al componer una partitura que muestra un diáfano giro de su estilo al minimalismo Glassiano en numerosos momentos de la acción.
No se puede escribir más de 'La piel que habito' porque es un filme para visionarlo con los ojos y el sentido vírgenes, sin que nadie desvele lo que viene aconteciendo en una fascinante película que culmina con un final al que pedimos más y en el que, junto con los créditos, tendremos que esforzarnos para que no nos nublen flashes del cine de Cronenberg o incluso del terror más clásico, pasando por Tarantino y cómo no: el propio Almodóvar.
Qué lejos quedan las aventuras desmadradas de Pepi, Luci Bom y otras chicas del montón. Pero el comentario es fácil y adolece de alcance comparativo real si de lo que se trata es de destacar la excelente madurez de la que hace gala Pedro Almodóvar conforme avanza su carrera. Bien pudiéramos mirar a 'La piel que habito' en otros espejos, como por ejemplo 'Átame'. Daría mi modesto reino por ver ese filme hecho por el manchego hoy día.
Lo que ha rodado Almodóvar ahora es una revisitación frankensteiniana con aderezos del filme que también protagonizó Antonio Banderas, que ahora cuenta con Elena Anaya sin irle a la zaga a Victoria Abril; una extraordinaria vuelta de tuerca que mira al futuro con los razonamientos médicos expuestos, aparentemente grotestos en su desarrollo -especialmente en la última hora del filme- pero cinematográficamente excepcional. El cineasta más interesante de cuantos ruedan hoy en España acata los convencionalismos formales de otro tipo de cine distinto al suyo, de ahí esa 'americanaza' exposición del cirujano Robert Ledgard ante la comunidad de doctores, y sin necesidad de acudir a sus personajes, la formalidad del propio director al hacer de bisagra crucial en su filme una venganza nacida en una fiesta con escaso peso original. Pero todo queda borrado del subconsciente crítico del espectador ante el arrebatador almodóvar visual o sinóptico, ante embriagadores fotogramas de cuerpos rotos componiendo la escena, de Elena Anaya sobre la mesa de operaciones mientras su 'creador' dispone las vendas apoyando su locura en las extraordinarias notas de Alberto Iglesias que ha ganado enteros al componer una partitura que muestra un diáfano giro de su estilo al minimalismo Glassiano en numerosos momentos de la acción.
No se puede escribir más de 'La piel que habito' porque es un filme para visionarlo con los ojos y el sentido vírgenes, sin que nadie desvele lo que viene aconteciendo en una fascinante película que culmina con un final al que pedimos más y en el que, junto con los créditos, tendremos que esforzarnos para que no nos nublen flashes del cine de Cronenberg o incluso del terror más clásico, pasando por Tarantino y cómo no: el propio Almodóvar.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Policías autonómicas
Imagino que la propuesta de creación de una policía autónoma madrileña será un órdago de Esperanza Aguirre. Me resulta paradójico que María Dolores de Cospedal esté anunciando tijeretazos que ríase usted de Eduardo Manostijeras y la presidenta madrileña vaya defendiendo la cuadratura del círculo. Porque pregunto, en mi ignorancia más básica y primitiva, no por el hecho de que para qué puñetas quiere Madrid una policía autonómica, sino cuál es el motivo por el que existe una comunidad autónoma de Madrid, siendo la capital de España. Lo de la Comunidad de Madrid es el ejemplo de surrealismo más lamentable que ejemplifica la absurda organización territorial, administrativa y política de este país.
No contento con hacer una comunidad de la capital y alrededores, tener una presidenta cuando ya existe un alcalde -con el que está cabreada diariamente- con cientos de altos cargos administrativos que se ocupan de lo que rodea a la ciudad y otras nimiedades con presupuestos inmorales, ahora quiere tener propia poli, cuando uno de los muchos problemas que sufrimos es precisamente la existencia de los cuerpos policiales autonómicos.
La ertzaintza contó con un presupuesto de 710 millones de euros en el año 2010. Los Mossos catalanes tenían reservados para su existencia 655 millones, mientras que la Policía Foral de Navarra contó con más de 53 millones de euros. Lo asombroso es que el cuerpo con sede en Pamplona contaba en 1998 con un presupuesto de 1,4 millones de euros, por lo que en apenas doce años lo ha multipicado por cincuenta. En Andalucía, donde no existe cuerpo autonómico con la estructura y legislación iguales que los anteriormente citados, pretenden gastarse 180 millones de euros en 'independizar' a unas centenares de agentes para tener propia policía.
Un país así no puede funcionar jamás.
No contento con hacer una comunidad de la capital y alrededores, tener una presidenta cuando ya existe un alcalde -con el que está cabreada diariamente- con cientos de altos cargos administrativos que se ocupan de lo que rodea a la ciudad y otras nimiedades con presupuestos inmorales, ahora quiere tener propia poli, cuando uno de los muchos problemas que sufrimos es precisamente la existencia de los cuerpos policiales autonómicos.
La ertzaintza contó con un presupuesto de 710 millones de euros en el año 2010. Los Mossos catalanes tenían reservados para su existencia 655 millones, mientras que la Policía Foral de Navarra contó con más de 53 millones de euros. Lo asombroso es que el cuerpo con sede en Pamplona contaba en 1998 con un presupuesto de 1,4 millones de euros, por lo que en apenas doce años lo ha multipicado por cincuenta. En Andalucía, donde no existe cuerpo autonómico con la estructura y legislación iguales que los anteriormente citados, pretenden gastarse 180 millones de euros en 'independizar' a unas centenares de agentes para tener propia policía.
Un país así no puede funcionar jamás.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Títulos de crédito
TVE sigue cortando los créditos finales de las películas. Anoche, en la reposición del segundo capítulo de los hechos acontecidos el 23-F, los dejó hasta el final. ¿Qué criterio sigue la televisión pública para creer que los profesionales que han grabado la serie son dignos de que se conozcan pero los que ruedan las películas no?
martes, 30 de agosto de 2011
'Super 8'
En plena decadencia cinematográfica, en una época en la que los dueños de Hollywood se afanan más en perfeccionar técnicas incómodas para ver películas o en mamotréticos productos en los que le resulta imposible al espectador hallar el punto objetivo de visionado de la acción en pantalla, aparece J.J. Abrams como embajador con cámara en mano de quien se ha percatado de la existencia de un masivo público entre los que me encuentro, ávido de un cine que él mismo hizo tres décadas atrás y cuyo ingenio en todos sus ámbitos ni por asomo ha quedado obsoleto.
No sabría afirmar a ciencia cierta si el miedo a resucitar grupos de chicos como 'Los Goonies', finales como el de 'ET el extraterrestre' o guiños musicales como los de Williams ha imperado por la inoperancia de los directores o por la equivocada idea de que ya no venden historias ¿ingenuas? en productos a los que quizá han pensado sólo les falta un casposo tecnicolor. Lo cierto es que el resquemor siempre ha existido y el talento que rezumaban aquellas producciones de Spielberg de los ochenta ha sido sustituido por comedias zafias de jóvenes descerebrados o aparatosidades de explosiones imposibles.
De ahí la paradoja de 'Super 8': Bajo su apariencia de revival de una época cinematográfica de millones de espectadores treintañeros y cuarentones y una vuelta de tuerca a 'Exploradores' de Joe Dante -todo gira entorno al maestro de 'Tiburón', no lo olviden-, bajo su impronta de pastiche oportunista de la que va desprendiéndose paulatinamente conforme avanza un impecable rodaje en todos sus aspectos, irrumpe una película fresca en la que, tan inteligente ha sido partir conceptualmente de contentar al público de cierta edad -que aporta además mucho dinero al cine- como, en el estricto sentido direccional y guionístico, plasmar actualizaciones que aprueban con nota de momentos memorables en el cine como la marcha del extraterrestre incomprendido más famoso del celuloide, los guiños a George A. Romero o la sustitución de Jonathan Ke Quan 'Data' exclamando "¡Voy a poner tuampaz!" por un Ryan Lee 'Cary', pirómano perdido tan inconmensurable como el resto del elenco infantil, donde brilla especialmente la pareja protagonista.
En definitiva, 'Super 8' hará las delicias de los que tuvieron la suficiente sensibilidad como para guardar en un rincón de su corazón, traspasando las fronteras selectivas de la retina, aquellas inolvidables producciones de goonies, jóvenes Sherlock Holmes, carreras en bicicletas con adolescentes y el maravilloso aderezo de los sones de Williams, Broughton o Horner, que en esta ocasión son 'actualizados' con un Michael Giacchino que se merece la nominación al Oscar sólo ya por el tema de la resolución del filme, y canciones de la época, entre ellas el 'Don't Bring Me Down' de la ELO del que tanto disfrutamos los que ya caminamos lentamente hacia el medio siglo y silbamos entre amigos el 'Fratelli's Chase' de Dave Grusin. El cóctel de este maravilloso, inconfeso pero diáfano revival sobrevive a un debilitamiento progresivo del desarrollo guionístico a mediados del metraje. Todo es perdonable ante un producto inusual y talentoso.
No sabría afirmar a ciencia cierta si el miedo a resucitar grupos de chicos como 'Los Goonies', finales como el de 'ET el extraterrestre' o guiños musicales como los de Williams ha imperado por la inoperancia de los directores o por la equivocada idea de que ya no venden historias ¿ingenuas? en productos a los que quizá han pensado sólo les falta un casposo tecnicolor. Lo cierto es que el resquemor siempre ha existido y el talento que rezumaban aquellas producciones de Spielberg de los ochenta ha sido sustituido por comedias zafias de jóvenes descerebrados o aparatosidades de explosiones imposibles.
De ahí la paradoja de 'Super 8': Bajo su apariencia de revival de una época cinematográfica de millones de espectadores treintañeros y cuarentones y una vuelta de tuerca a 'Exploradores' de Joe Dante -todo gira entorno al maestro de 'Tiburón', no lo olviden-, bajo su impronta de pastiche oportunista de la que va desprendiéndose paulatinamente conforme avanza un impecable rodaje en todos sus aspectos, irrumpe una película fresca en la que, tan inteligente ha sido partir conceptualmente de contentar al público de cierta edad -que aporta además mucho dinero al cine- como, en el estricto sentido direccional y guionístico, plasmar actualizaciones que aprueban con nota de momentos memorables en el cine como la marcha del extraterrestre incomprendido más famoso del celuloide, los guiños a George A. Romero o la sustitución de Jonathan Ke Quan 'Data' exclamando "¡Voy a poner tuampaz!" por un Ryan Lee 'Cary', pirómano perdido tan inconmensurable como el resto del elenco infantil, donde brilla especialmente la pareja protagonista.
En definitiva, 'Super 8' hará las delicias de los que tuvieron la suficiente sensibilidad como para guardar en un rincón de su corazón, traspasando las fronteras selectivas de la retina, aquellas inolvidables producciones de goonies, jóvenes Sherlock Holmes, carreras en bicicletas con adolescentes y el maravilloso aderezo de los sones de Williams, Broughton o Horner, que en esta ocasión son 'actualizados' con un Michael Giacchino que se merece la nominación al Oscar sólo ya por el tema de la resolución del filme, y canciones de la época, entre ellas el 'Don't Bring Me Down' de la ELO del que tanto disfrutamos los que ya caminamos lentamente hacia el medio siglo y silbamos entre amigos el 'Fratelli's Chase' de Dave Grusin. El cóctel de este maravilloso, inconfeso pero diáfano revival sobrevive a un debilitamiento progresivo del desarrollo guionístico a mediados del metraje. Todo es perdonable ante un producto inusual y talentoso.
sábado, 27 de agosto de 2011
Miguel Poveda en San Fernando.
Brillante concierto el de Miguel Poveda la noche del 26 de agosto en la plaza de toros de San Fernando. Tres horas de flamenco y copla a cargo de una voz que, en ocasiones, parece salir del leve golpeo de la boca de una copa de cristal. Elegancia y saber a raudales, sólo lo quedaría crear para acercarse a la perfección. La noche terminó en un coso taurino abarrotado con Rancapino arrancándose entre otros artistas amigos del badalonense. Me refiero al concierto, porque después hubo cena y jaleo hasta casi la mañana en la Venta de Vargas.
Enhorabuena a la Tertulia Flamenca de La Isla, organizadora del espectáculo. La Tertulia con Poveda y la Hermandad de Tres Caídas con Isabel Pantoja han hecho vivir a una Isla que mira a su interior entre dudas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)