Está siendo estupendo compartir el VII Festival Internacional de Música de Cine 'Ciudad de Úbeda' con compositores como Gabriel Yared o Philippe Sarde. Las miras de este evento hacia los autores europeos en esta edición te hacen descubrir otras perspectivas de la música cinematográfica.
Conozco bien la discografía del francolibanés Yared -en la foto de arriba compartiendo una charla conmigo- porque me parece uno de los grandes compositores del séptimo arte de las últimas décadas, de cuya música emana una exquisita sensibilidad. Su obra más conocida y por la que ganó el Oscar fue 'El paciente Inglés', una gran partitura que la Orquesta Filarmónica de Málaga interpretó en el concierto del viernes con el propio Yared al piano. No obstante, me gustan más otras bandas sonoras que sufrieron la desgracia de estar compuestas para producciones de dudosa calidad como 'Otoño en Nueva York' o 'Mensaje en una botella', película que el propio compositor aseguraba con una mueca "tenerla muy lejana", creo que voluntariamente. Os recomiendo buscar en una buena tienda de música los scores de 'Betty Blue' o 'Adiós Napoleón', con las que también se puede comprobar cómo Gabriel Yared es, junto con el francés Philippe Sarde, los dos mejores compositores que han acudido este año al festival ubetense. Y eso que muchos defenderán a otros que estos días comparten su música con nosotros, como Mark Isham, que también ganó el Oscar por 'El río de la vida' y del que entre otras me agrada mucho 'El ojo público'.
De Sarde conocía 'La caja de música' o 'Tess', pero no había oído tanto como de Yared. Ayer me dejó impresionado con sus grandes partituras para 'Les choses de la vie' o 'Manhattan Project'. Cuando converso con mis amigos aficionados, nos gusta descubrir cómo la música es capaz de hacernos definir inmediatamente a cada personaje, incluido asesinos diversos -un caso diáfano es Jerry Goldsmith e 'Instinto básico'-, un fenómeno que no pertenece al cine contemporáneo, sino a la historia de él. Philippe Sarde comentaba estaba mañana su relación con el director Roman Polanski, ofreciendo en una conferencia -en la que fue recibido con el auditorio en pie- varios minutos de ‘The tenant’ (‘El quimérico inquilino, 1976). El compositor francés vivió 17 semanas en el rodaje para conocer “qué se le pasaba por la mente al director, que no me daba indicaciones de qué tipo de música quería”. Explicó una anécdota que hace grande a Sarde, al afirmar que una noche, mientras cenaban ambos, vio cómo Polanski empleaba uno de sus dedos en rodear el borde de una copa de vino, por lo que Sarde decidió utilizar la armónica de vasos y marimba para la composición, relacionando el sonido del cristal con “la insistencia del personaje por lanzarse al vacío sobre un ventanal”, proyectando imágenes que corroboraban esa conjunción de las notas emanadas de la armonía de vasos con el cristal.
Para la noche de hoy sábado se espera el gran concierto sinfónico. En el gabinete de prensa del festival estamos ya cansados, al igual que el resto del medio centenar de personas que componen la organización. Pero mañana domingo por la noche terminaremos satisfechos de un trabajo ímprobo por amor a la música de cine.