Anoche revisioné 'El séptimo sello' de Ingmar Bergman en una cadena de televisión, hacía algunos años que no la veía. Me la encontré buscando algo que llevarse a la vista y volví a disfrutar como un niño de su puesta en escena, las reflexiones en las palabras de cada intérprete y el hecho de ver al protagonista jugando una partida de ajedrez con la muerte, algo que por mucho que ya hayas visto el filme, siempre resulta apasionante y esperas que el juego acabe con final distinto. Como las obras maestras.
Aquí va uno de sus diálogos para enmarcar. Y aún hay quien dice que hoy se hace cine bueno... No conozco una película actual capaz de mostrarnos diálogos con esta inteligencia y riqueza.
"- Válgame Dios, ¿no eres tú el herrero Plog?
- Buenas...
- ¿Qué haces aquí lloriqueando?
- Compadécete de mí, soy un desgraciado que no halla consuelo.
...- ¿Lo de tu mujer?
- Sí, no la han encontrado.
- La vida es un infierno con las mujeres y sin ellas. Así que lo mejor es divertirse a su costa y no preocuparse más.
- Riñas y bazofia para comer.
- Pañales sucios y protestas.
- Malas caras y siempre pidiendo.
- Y la suegra, pariente del Diablo.
- Y cuando uno se acuesta...
- Otra nueva canción.
- Lágrimas, discusiones y berridos que llegan hasta el cielo.
- "¿Por qué no me das un besito?"
- "¿Por qué no me cantas?"
- "¿Por qué no me mimas como antes?"
- "¿Por qué no me miras el camisón?"
- "Sólo me das la espalda y roncas."
- Qué asco.
- ¿Qué asco? Ya se ha largado. Alégrate.
- Les romperé los huesos a martillazos. Les machacaré la cabeza sobre el yunque como a una nuez... Les meteré en la fragua hasta que se pongan rojos como ascuas...
- ¿Ya berreas otra vez?
- Es que yo la quiero.
- Con que ésas tenemos. Te diré una cosa, tonto. 'Amor' es sólo una palabra bonita para decir que, felicidad más felicidad, es igual a engaños, mentiras, falsedades y disgustos.
- Pero duele igualmente.
- Sí, también es verdad. El amor es la más negra peste. Ojalá se muriese el amor. Pero de eso se cura uno.
- No, mi amor no pasa.
- Claro, el tuyo también, como todos. Y, muy de vez en cuando, muere de amor una pareja de idiotas. Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo, precisamente, por su perfecta imperfección.
- Qué suerte. Tienes una elocuencia como nadie. Crees en tus propias palabras.
- ¿Creer? ¿Quién dice que yo creo algo? Doy buenos consejos. Si me pides uno, te doy dos. Piensa que soy un hombre instruido".
sábado, 15 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
'Más allá del puente...' ('Cuentos cotidianos')
Hoy hace un día precioso. He traspasado la cancela que separa la silenciosa calle peatonal donde vivo para poner los pies en la ancha avenida que, oteando el horizonte hacia poniente, te regala la estampa dibujada por la paleta de celaje en la que las ramas de tres palmeras y varios pinos piruetean con el imposible plano de la silueta de Cádiz. El sol parecía dispuesto a irradiarme todo el rostro con tal virulencia que mis ojos contestaron cerrándose inconscientemente. Pero no han tardado en confiar en el calor que desprendía.
He dejado atrás la apacible estampa en la lejanía, acharolada por ráfagas de un mar dormido, caminando hacia el puente que divide la Casería de la ciudad. Mis manos han temido al frío invernal de estas pasadas semanas, al temblor que indefectiblemente te provoca el dolor del olvido, volviéndose a meter en los bolsillos, buscando cobijo, durante unos minutos. Esta mañana no han hallado en ellos aquellos viejos papeles que hablan de amor y de promesas, de facturas de almuerzos y cenas de confesiones, de compras conjuntas o aquella horquilla encontrada en el suelo del comedor, agazapada en la esquina del sofá, donde hace tan sólo mes y medio nos quitábamos la ropa apasionadamente para hacer el amor sobre la manta naranja extendida en el mármol. Los dedos no han jugado con papeles del pasado porque ya no lastran los bolsillos del abrigo que aún en la solapa izquierda del cuello rezuma olor a perfume caducado. En ellos ya no existe nada, ni siquiera mariposas negras que amenazaban mis noches de tortura, asiendo con los brazos el aire de la nada, labios de histrión musitando frases de otra boca, nombres de fantasmas.
Mis manos han salido de los bolsillos buscando el sol, quizás alentadas por mi rostro, para alzarlas hacia él y sentir el calor de la vida. Me he detenido en el centro del puente para dejarme atrapar por el sordo carrilar de los trenes que dejan atrás Cádiz y marchan repletos de destinos quizás conexos. El futuro es capaz de engarzar en sus cuencas nuestras vidas en un orden que desconocemos y hacer de ellas diamantes lascados por cada sufrir. Ni el golpe más duro acabará, no obstante, con el brillo de su prestancia.
Los sonidos sornos de las ruedas de acero de los vagones, golpeando las uniones de los raíles que dividen destinos, se entremezclaban con el ladrido de dos perros despreocupados que jugaban en lo más angosto del puente. Parecían llevar toda la vida arropándose el uno en el otro, toda la vida en el mismo lugar incluso… Es extraña la confianza del ser humano cuando cree tenerlo todo para siempre.
Un huidizo gato grisáceo de panza blanca cruza la carretera buscando el bajo de un coche abandonado al término del puente, pero el sol es tan apetecible que, en otro gesto de confianza, ha decidido desperezarse en el techo y mirar también al sol mientras olisquea el aire de la mañana más cálida y clara de todo el invierno. Sus ojos me recuerdan a los míos al dejar mi hogar instantes antes, ciegos al mirar de frente lo que descubres en su calor.
He dejado atrás la apacible estampa en la lejanía, acharolada por ráfagas de un mar dormido, caminando hacia el puente que divide la Casería de la ciudad. Mis manos han temido al frío invernal de estas pasadas semanas, al temblor que indefectiblemente te provoca el dolor del olvido, volviéndose a meter en los bolsillos, buscando cobijo, durante unos minutos. Esta mañana no han hallado en ellos aquellos viejos papeles que hablan de amor y de promesas, de facturas de almuerzos y cenas de confesiones, de compras conjuntas o aquella horquilla encontrada en el suelo del comedor, agazapada en la esquina del sofá, donde hace tan sólo mes y medio nos quitábamos la ropa apasionadamente para hacer el amor sobre la manta naranja extendida en el mármol. Los dedos no han jugado con papeles del pasado porque ya no lastran los bolsillos del abrigo que aún en la solapa izquierda del cuello rezuma olor a perfume caducado. En ellos ya no existe nada, ni siquiera mariposas negras que amenazaban mis noches de tortura, asiendo con los brazos el aire de la nada, labios de histrión musitando frases de otra boca, nombres de fantasmas.
Mis manos han salido de los bolsillos buscando el sol, quizás alentadas por mi rostro, para alzarlas hacia él y sentir el calor de la vida. Me he detenido en el centro del puente para dejarme atrapar por el sordo carrilar de los trenes que dejan atrás Cádiz y marchan repletos de destinos quizás conexos. El futuro es capaz de engarzar en sus cuencas nuestras vidas en un orden que desconocemos y hacer de ellas diamantes lascados por cada sufrir. Ni el golpe más duro acabará, no obstante, con el brillo de su prestancia.
Los sonidos sornos de las ruedas de acero de los vagones, golpeando las uniones de los raíles que dividen destinos, se entremezclaban con el ladrido de dos perros despreocupados que jugaban en lo más angosto del puente. Parecían llevar toda la vida arropándose el uno en el otro, toda la vida en el mismo lugar incluso… Es extraña la confianza del ser humano cuando cree tenerlo todo para siempre.
Un huidizo gato grisáceo de panza blanca cruza la carretera buscando el bajo de un coche abandonado al término del puente, pero el sol es tan apetecible que, en otro gesto de confianza, ha decidido desperezarse en el techo y mirar también al sol mientras olisquea el aire de la mañana más cálida y clara de todo el invierno. Sus ojos me recuerdan a los míos al dejar mi hogar instantes antes, ciegos al mirar de frente lo que descubres en su calor.
Infinidad de sonidos de pájaros, gaviotas buscando la playa, madreselvas dibujadas en el enrejado de un balcón por el que ya asoman sinuosos aromas a puchero y, repentinamente, silencio absoluto en apenas diez segundos. ¿Lo oyes? Es el instante que la vida te da para que la valores. Y tras una sonrisa de esperanza salida de tu inconsciencia, los sonidos regresan a tu mente.
Hoy tengo ganas de vivir y descubrir qué me depara la vida más allá del puente...
martes, 11 de enero de 2011
Philip Glass en Málaga
El compositor y músico Philip Glass ofrece un concierto en Málaga el próximo sábado 22 de enero. Creo que lo organiza la Diputación costasoleña. Se trata de un autor con unas características muy diáfanas a la hora de hacer música. No soy muy amante de los compositores minimalistas. Sufrí a Michael Nyman en Sevilla hace años cuando estaba de moda por aquello que hizo para El piano, pero considero que Glass es el que demuestra, con diferencia, mejor formación musical en sus composiciones dentro de un género diferenciado.
Se trata de un autor que no sólo trabaja para la gran pantalla, y entre muchas de sus obras destacadas no se encuentran scores. Os aconsejo su octava sinfonía. Sin duda, la influencia de sus años en Francia e India, donde trabajo con el mismísimo Ravi Shankar, le han marcado en su vida incluso religiosa. Abandonó su estilo de los primeros años para componer piezas austeras que hoy día muestran una gran carga emocional para películas en las que los sentimientos o la complejidad mundana jueguen un papel primordial.
A mí personalmente me absorben dos trabajos suyos: El agente secreto, un score para una película escasamente conocida que ví en el Festival de Sitges de 1996 dirigida por Christopher Hampton, y Las Horas. De esta me quedo absolutamente con todo el filme, no sólo su banda sonora, una cinta que puede entrar en el olimpo de las contadas obras maestras de esta última década. Su amarga composición, su hábil utilización de los arpegios y la música acompasada con el doloroso drama de las tres mujeres protagonistas se fusionaron, gracias a él y a Stephen Daldry, para regalarnos una maravilla a los oídos y la vista en una tipología de cine no apta para amantes de lo liviano. Recuerdo aquellos últimos minutos de Richard Brown, el poeta interpretado magistralmente por Ed Harris, dirigiéndose a Meryl Streep antes de lanzarse al vacío: "Cuéntame un cuento sobre tu día (...) Yo tenía 19 años y nunca había visto algo tan hermoso. Eras tú saliendo por la puerta de cristal, por la mañana, aún medio dormida. Es extraño. La mañana más corriente en la vida de cualquiera,...".
Butaca 12, fila 7. Allí estaré el día 22, no faltaré.
Se trata de un autor que no sólo trabaja para la gran pantalla, y entre muchas de sus obras destacadas no se encuentran scores. Os aconsejo su octava sinfonía. Sin duda, la influencia de sus años en Francia e India, donde trabajo con el mismísimo Ravi Shankar, le han marcado en su vida incluso religiosa. Abandonó su estilo de los primeros años para componer piezas austeras que hoy día muestran una gran carga emocional para películas en las que los sentimientos o la complejidad mundana jueguen un papel primordial.
A mí personalmente me absorben dos trabajos suyos: El agente secreto, un score para una película escasamente conocida que ví en el Festival de Sitges de 1996 dirigida por Christopher Hampton, y Las Horas. De esta me quedo absolutamente con todo el filme, no sólo su banda sonora, una cinta que puede entrar en el olimpo de las contadas obras maestras de esta última década. Su amarga composición, su hábil utilización de los arpegios y la música acompasada con el doloroso drama de las tres mujeres protagonistas se fusionaron, gracias a él y a Stephen Daldry, para regalarnos una maravilla a los oídos y la vista en una tipología de cine no apta para amantes de lo liviano. Recuerdo aquellos últimos minutos de Richard Brown, el poeta interpretado magistralmente por Ed Harris, dirigiéndose a Meryl Streep antes de lanzarse al vacío: "Cuéntame un cuento sobre tu día (...) Yo tenía 19 años y nunca había visto algo tan hermoso. Eras tú saliendo por la puerta de cristal, por la mañana, aún medio dormida. Es extraño. La mañana más corriente en la vida de cualquiera,...".
Butaca 12, fila 7. Allí estaré el día 22, no faltaré.
sábado, 8 de enero de 2011
miércoles, 5 de enero de 2011
"Españoles, ¿sois idiotas?"
La carta fue publicada en el periódico 'Noticias de Navarra' el pasado 9 de diciembre. Se le ha atribuido erróneamente a Arturo Pérez Reverte, pero su autor real es Jesús Sanz Astigarraga. No tiene desperdicio y está dando la vuelta por toda España...
"HAY un problema laboral del colectivo de controladores aéreos que afecta al 1,2% de la población española (600.000 personas) y casi todos saltáis como energúmenos pidiendo hasta el linchamiento de ese colectivo cuando el día anterior hacen otra reforma del sistema laboral más restrictiva, quitan los 420 euros de ayuda a 688.000 parados que están en la ruina y anuncian cambios drásticos a peor en la ley de pensiones que afectan al 80% de la población y nadie se indigna ni dice nada. ¿Sois idiotas?
Estáis pidiendo a gritos al Gobierno que se apliquen medidas que quitan el derecho a la baja laboral, a los permisos retribuidos y a las horas sindicales, sacar militares a la calle ¿sois idiotas?
Estáis leyendo que mintieron en los vuelos de la CIA, en el caso Couso, que González era la X del GAL, que gente del PP cobraba de la trama Gürtel, que hay políticos que cobran más de 230.000 euros al año, pero que nos cuestan más de 3 millones de euros, que la corrupción en la política no es excepción, sino norma, que ellos mismos se adjudican el derecho a cobrar la jubilación máxima con pocos años en las Cortes y a
nosotros nos piden 40 de cotización, banqueros que consiguen del Gobierno medidas duras contra los trabajadores y que tenían que estar en la cárcel por delitos demostrados de fraude fiscal y no decís nada, os quitan dinero para dárselo a esa gente que cobra cientos de miles de euros al año, especula con nuestro dinero, defrauda a Hacienda y seguís callados ¿sois idiotas?
Tenéis una monarquía que se ha enriquecido en los últimos años, que apoya a los poderosos, a EEUU, a Marruecos y a todo lo que huela a poder o dinero, hereditaria como en la Edad Media ¿sois idiotas?
En Inglaterra o Francia o Italia o en Grecia o en otros países, los trabajadores y los jóvenes se manifiestan hasta violentamente para defenderse de esas manipulaciones mientras en España no se mueve casi nadie ¿sois idiotas?
Consentís la censura en los medios de comunicación, la ley de partidos, la manipulación judicial, la tortura, la militarización de trabajadores sólo porque de momento no os afecta a vosotros ¿sois idiotas?
Sabéis quién es toda la gentuza de las revistas del corazón, futbolistas supermillonarios pero jamás escucháis a nadie como Saramago o Chomsky u otros mil intelectuales veraces y comprometidos con vuestros problemas ¿sois idiotas?
Si mucha gente responde sí, aún nos queda un poco de esperanza de conseguir acabar con la manipulación de los políticos y poderosos. Si la mayoría contesta no, entonces estamos jodidos.
"HAY un problema laboral del colectivo de controladores aéreos que afecta al 1,2% de la población española (600.000 personas) y casi todos saltáis como energúmenos pidiendo hasta el linchamiento de ese colectivo cuando el día anterior hacen otra reforma del sistema laboral más restrictiva, quitan los 420 euros de ayuda a 688.000 parados que están en la ruina y anuncian cambios drásticos a peor en la ley de pensiones que afectan al 80% de la población y nadie se indigna ni dice nada. ¿Sois idiotas?
Estáis pidiendo a gritos al Gobierno que se apliquen medidas que quitan el derecho a la baja laboral, a los permisos retribuidos y a las horas sindicales, sacar militares a la calle ¿sois idiotas?
Estáis leyendo que mintieron en los vuelos de la CIA, en el caso Couso, que González era la X del GAL, que gente del PP cobraba de la trama Gürtel, que hay políticos que cobran más de 230.000 euros al año, pero que nos cuestan más de 3 millones de euros, que la corrupción en la política no es excepción, sino norma, que ellos mismos se adjudican el derecho a cobrar la jubilación máxima con pocos años en las Cortes y a
nosotros nos piden 40 de cotización, banqueros que consiguen del Gobierno medidas duras contra los trabajadores y que tenían que estar en la cárcel por delitos demostrados de fraude fiscal y no decís nada, os quitan dinero para dárselo a esa gente que cobra cientos de miles de euros al año, especula con nuestro dinero, defrauda a Hacienda y seguís callados ¿sois idiotas?
Tenéis una monarquía que se ha enriquecido en los últimos años, que apoya a los poderosos, a EEUU, a Marruecos y a todo lo que huela a poder o dinero, hereditaria como en la Edad Media ¿sois idiotas?
En Inglaterra o Francia o Italia o en Grecia o en otros países, los trabajadores y los jóvenes se manifiestan hasta violentamente para defenderse de esas manipulaciones mientras en España no se mueve casi nadie ¿sois idiotas?
Consentís la censura en los medios de comunicación, la ley de partidos, la manipulación judicial, la tortura, la militarización de trabajadores sólo porque de momento no os afecta a vosotros ¿sois idiotas?
Sabéis quién es toda la gentuza de las revistas del corazón, futbolistas supermillonarios pero jamás escucháis a nadie como Saramago o Chomsky u otros mil intelectuales veraces y comprometidos con vuestros problemas ¿sois idiotas?
Si mucha gente responde sí, aún nos queda un poco de esperanza de conseguir acabar con la manipulación de los políticos y poderosos. Si la mayoría contesta no, entonces estamos jodidos.
sábado, 1 de enero de 2011
jueves, 30 de diciembre de 2010
Reencuentro
He vivido dos felices reencuentros en 2010. Al menos algo bueno también ha tenido un año ominoso. Para no 'enojá a Dios' que diría mi abuela, afirmaré que he disfrutado de momentos de mucha felicidad en estos doce meses, de amar incondicionalmente, contrastados con algunos de dolor, de frustración y de impotencia. Imagino que esto será la vida. Pues que vuelva a empezar, que decía Nietzche cuando preguntaba por ella a la muerte.
El retomar el contacto con mis amigos de correrías de infancia y juventud mientras la Federación Antipiratería Española (FAP) nos perseguía por desproteger los juegos del ZX Spectrum haciéndonos llamar 'Sirius' fue algo que supera el año que ahora agoniza. Horas conversando con Juan Ramón Nieto y Kike Mengíbar sirvieron para penetrar a velocidad de vértigo entre los estratos de la memoria de tantos años sin ellos hasta alcanzarlos en una sola noche. Cuando llegas tienes la sensación de que no ha pasado tanto tiempo ni el viaje ha sido tan prolongado. Entonces contemplas desde arriba y recuerdas a Gardel: "Que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra. Vivir... con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez...".
El otro dulce reencuentro ha sucedido hace apenas unos días, cuando a través de Facebook nos hemos citado los antiguos compañeros de Radio La Isla. Facebook sirve para algo. Red social apasionante, demostrativa de las frustraciones de la gente, de sus verdades y mentiras, celestina de líneas prohibidas, gran hermano universal de buitres y gente sin honor -"No tenéis honor", gritaba el rey troyano a sus enemigos antes de ser vejado-, lugar para destruir y construir sobre mojado,... Mi amigo Daniel Aragón, ahora desempeñando un cargo en Los 40 de la Ser en Sevilla, me dio el aviso y en unos días pudimos encontrarnos para rememorar aquellos finales de los ochenta y la década de los noventa cuando Radio La Isla contaba con profesionales de la talla de José María Romero, Luis Baena, Inma Forja, Salvador Serrano, Charo Aparicio, Fernando Cama, Juan Ochoa y una generación que irrumpe en esta con locutores como Dani Aragón, Toni Castro, María del Carmen Benítez, Alicia de los Santos, Charo Pérez, Víctor Mainé, Charo Pérez, Benjamín Colsa, Javier Egea, Inma Picardo, María José de Alba, Mar Barrera, Benji Montoya, los programas específicos de Alberto Pérez y Paco Tamayo, la profesionalidad de Jesús Serván, y quien escribe. Me he dejado en el tintero a algunos, estoy seguro, pero ellos se verán reflejados en los nombres que he citado.
Fue un reencuentro 'urgente', organizado en pocos días porque nos dio la gana y en fechas difíciles, por lo que no logramos reunir a todos, pero sí contactar con la gran mayoría. No pasarán varios meses sin que se vuelva a reunir la 'canalla' de RLI en su casi totalidad, una vez puestos en aviso. Los que nos vimos el día 26 por la noche disfrutamos de una cena genial, no sólo por las exquisiteces de Casa Bernardo en Chiclana -no dejéis de probar el paté de oca-, sino por los recuerdos atolondrados que afloraban en la mesa por boca de Inma Forja, hoy 'casi dueña' de Radio Chiclana; de los informativos con Paco López y conmigo aquel mediodía del accidente en un balcón del Hotel Salymar, cuando al leer el titular se le ocurre decir "han caído varios casquetes esta noche en el hotel", en lugar de la palabra "cascotes" que habíamos escrito minutos antes. Lógicamente, se quedó sólo en el estudio durante todo el informativo en pleno directo. Recuerdo que el controlista se fue con un ataque y yo no tuve más remedio que largarme al aseo. Eran tiempos en los que en el Ayuntamiento de San Fernando se movilizaban en los despachos para escuchar el informativo de las dos de la tarde. De decenas de llamadas a mi programa 'Último Estreno', sin poder desarrollar la escaleta y el programa previsto ante las entradas de los oyentes para simplemente hablar de cine, opinar, intercambiar puntos de vista; del magazine matinal con infinidad de contenidos, de jornadas temáticas de gran audiencia, desde Santiago Muñoz con su 'Luna de corazones' (mira que eras sinverguenza...) hasta la Semana Santa con 'Candelería', de 'Calles de La Isla' con José Carlos Fernández Moreno; de Salvador Aleu y su programa de flamenco, con sus vinilos y sus lacónicas frases a quien le hiciera los controles: "La dó de la a", "La tré de la b",... Por su memoria brindamos. Y por los que faltaban allí pero los veremos próximamente.
Fue una noche sana, sin acritud hacia quienes puedan ser culpables de que aquello fuera flor de una década. Todos me dan la sensación de estar por encima de anquilosamientos inquinos. Dani en la Ser, al igual que Inma Picardo -qué buena familia-; Forja en la emisora chiclanera, Mar Barrera viviendo un periplo impresionante por Telecinco, Canal Sur, etc. y Juan Ochoa, el más grande sentado esa noche con permiso del actor Manuel Tallafé que se incorporó como invitado, trabajando con el Gran Wyoming. Horas de mirar hacia atrás sin ira, conocedores de lo que fuimos y lo que nos hicieron ser, de sonrisas recordando discos, hasta que Ochoa, en apenas un minuto, habló seriamente de la situación de los medios y de San Fernando, de nombres y apellidos de quiénes tienen la culpa de la crisis en todo de La Isla y por extensión la prensa en la ciudad, y resumió en palabras absolutamente diáfanas cómo se repartieron el pastel para ganar dinero. Y de aquellos polvos vienen estos lodos. No había escuchado jamás a alguien decir lo que ha sucedido en San Fernando en los últimos 25 años con tanta certeza en tan poco tiempo. Sin pelos en la lengua. Tras la reflexión, se dirigió a una camarera y, haciéndome sentir que tenía ante mí a un discípulo de Humphrey Bogart, le dijo:
-"¿Usted sabe quién soy yo?"
-"Pues... la verdad es que no"
-"Entonces póngame un whisky"
Gracias, amigos. Volveremos a encontrarnos.
El retomar el contacto con mis amigos de correrías de infancia y juventud mientras la Federación Antipiratería Española (FAP) nos perseguía por desproteger los juegos del ZX Spectrum haciéndonos llamar 'Sirius' fue algo que supera el año que ahora agoniza. Horas conversando con Juan Ramón Nieto y Kike Mengíbar sirvieron para penetrar a velocidad de vértigo entre los estratos de la memoria de tantos años sin ellos hasta alcanzarlos en una sola noche. Cuando llegas tienes la sensación de que no ha pasado tanto tiempo ni el viaje ha sido tan prolongado. Entonces contemplas desde arriba y recuerdas a Gardel: "Que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra. Vivir... con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez...".
El otro dulce reencuentro ha sucedido hace apenas unos días, cuando a través de Facebook nos hemos citado los antiguos compañeros de Radio La Isla. Facebook sirve para algo. Red social apasionante, demostrativa de las frustraciones de la gente, de sus verdades y mentiras, celestina de líneas prohibidas, gran hermano universal de buitres y gente sin honor -"No tenéis honor", gritaba el rey troyano a sus enemigos antes de ser vejado-, lugar para destruir y construir sobre mojado,... Mi amigo Daniel Aragón, ahora desempeñando un cargo en Los 40 de la Ser en Sevilla, me dio el aviso y en unos días pudimos encontrarnos para rememorar aquellos finales de los ochenta y la década de los noventa cuando Radio La Isla contaba con profesionales de la talla de José María Romero, Luis Baena, Inma Forja, Salvador Serrano, Charo Aparicio, Fernando Cama, Juan Ochoa y una generación que irrumpe en esta con locutores como Dani Aragón, Toni Castro, María del Carmen Benítez, Alicia de los Santos, Charo Pérez, Víctor Mainé, Charo Pérez, Benjamín Colsa, Javier Egea, Inma Picardo, María José de Alba, Mar Barrera, Benji Montoya, los programas específicos de Alberto Pérez y Paco Tamayo, la profesionalidad de Jesús Serván, y quien escribe. Me he dejado en el tintero a algunos, estoy seguro, pero ellos se verán reflejados en los nombres que he citado.
Fue un reencuentro 'urgente', organizado en pocos días porque nos dio la gana y en fechas difíciles, por lo que no logramos reunir a todos, pero sí contactar con la gran mayoría. No pasarán varios meses sin que se vuelva a reunir la 'canalla' de RLI en su casi totalidad, una vez puestos en aviso. Los que nos vimos el día 26 por la noche disfrutamos de una cena genial, no sólo por las exquisiteces de Casa Bernardo en Chiclana -no dejéis de probar el paté de oca-, sino por los recuerdos atolondrados que afloraban en la mesa por boca de Inma Forja, hoy 'casi dueña' de Radio Chiclana; de los informativos con Paco López y conmigo aquel mediodía del accidente en un balcón del Hotel Salymar, cuando al leer el titular se le ocurre decir "han caído varios casquetes esta noche en el hotel", en lugar de la palabra "cascotes" que habíamos escrito minutos antes. Lógicamente, se quedó sólo en el estudio durante todo el informativo en pleno directo. Recuerdo que el controlista se fue con un ataque y yo no tuve más remedio que largarme al aseo. Eran tiempos en los que en el Ayuntamiento de San Fernando se movilizaban en los despachos para escuchar el informativo de las dos de la tarde. De decenas de llamadas a mi programa 'Último Estreno', sin poder desarrollar la escaleta y el programa previsto ante las entradas de los oyentes para simplemente hablar de cine, opinar, intercambiar puntos de vista; del magazine matinal con infinidad de contenidos, de jornadas temáticas de gran audiencia, desde Santiago Muñoz con su 'Luna de corazones' (mira que eras sinverguenza...) hasta la Semana Santa con 'Candelería', de 'Calles de La Isla' con José Carlos Fernández Moreno; de Salvador Aleu y su programa de flamenco, con sus vinilos y sus lacónicas frases a quien le hiciera los controles: "La dó de la a", "La tré de la b",... Por su memoria brindamos. Y por los que faltaban allí pero los veremos próximamente.
Fue una noche sana, sin acritud hacia quienes puedan ser culpables de que aquello fuera flor de una década. Todos me dan la sensación de estar por encima de anquilosamientos inquinos. Dani en la Ser, al igual que Inma Picardo -qué buena familia-; Forja en la emisora chiclanera, Mar Barrera viviendo un periplo impresionante por Telecinco, Canal Sur, etc. y Juan Ochoa, el más grande sentado esa noche con permiso del actor Manuel Tallafé que se incorporó como invitado, trabajando con el Gran Wyoming. Horas de mirar hacia atrás sin ira, conocedores de lo que fuimos y lo que nos hicieron ser, de sonrisas recordando discos, hasta que Ochoa, en apenas un minuto, habló seriamente de la situación de los medios y de San Fernando, de nombres y apellidos de quiénes tienen la culpa de la crisis en todo de La Isla y por extensión la prensa en la ciudad, y resumió en palabras absolutamente diáfanas cómo se repartieron el pastel para ganar dinero. Y de aquellos polvos vienen estos lodos. No había escuchado jamás a alguien decir lo que ha sucedido en San Fernando en los últimos 25 años con tanta certeza en tan poco tiempo. Sin pelos en la lengua. Tras la reflexión, se dirigió a una camarera y, haciéndome sentir que tenía ante mí a un discípulo de Humphrey Bogart, le dijo:
-"¿Usted sabe quién soy yo?"
-"Pues... la verdad es que no"
-"Entonces póngame un whisky"
Gracias, amigos. Volveremos a encontrarnos.
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