jueves, 6 de marzo de 2008

Preludios de la Semana Mayor

La iglesia de La Palma de Cádiz acoge esta noche, a partir de las nueve, el pregón a María Santísima de las Penas, titular de la Archicofradía de La Palma Coronada. La disertación estará a cargo de José Carlos Fernández Moreno.

Esta hermandad viñera es de las más queridas y prestigiosas de la capital gaditana. Sus pasos son dignos de contemplarse cada tarde noche de Lunes Santo, además del completo cortejo. El Señor crucificado, talla antigua del siglo XVII, lleva por título de la Misericordia, por lo que esta hermandad podemos considerarla 'La Misericordia' de Cádiz, es decir, hermana de la nuestra en San Fernando.

La Virgen de Las Penas es talla del Siglo XVIII, restaurada por Francisco Buiza en 1970, más tarde fue restaurada nuevamente por Álvarez Duarte. El palio es uno de los mejores de la ciudad, de terciopelo azul; fue adquirido a la Hermandad de Los Negritos de Sevilla el año 1963, es obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, del año 1929. Fue restaurado por Piedad Muñoz en el año 1984. El manto es de los talleres sevillanos de Esperanza Elena Caro; los dibujos son de Manuel Elena Caro. Es decir, de los mismos talleres que el palio de la Virgen de la Piedad de la Misericordia isleña. La peana, corona y los artísticos candelabros de cola son de Jesús Domínguez, 1968. Los respiraderos y varales son de Hijos de Juan Fernández, que también hizo algunos elementos del palio de la Piedad misericordiosa.

Sólo queda emocionarnos con la disertación de un pregonero que, aunque reticente ya en este tipo de eventos (tiene en su haber más de un centenar de pregones repartidos por Andalucía y Canarias), ha aceptado con ilusión este nombramiento, dado el amor que Fernández Moreno le profesa a Cádiz y a barrios tan señeros como el de La Viña y su hermandad. José Carlos Fernández Moreno es presidente de la Academia de Ciencias, Letras y Artes de San Romualdo, miembro de la Academia de las Buenas Letras de Sevilla, ha sido director del Real Teatro de Las Cortes de San Fernando, gerente de la Fundación Municipal de Cultura de este mismo Ayuntamiento, ganador de varios certámenes literarios a nivel nacional y autor de seis libros, cuatro de ellos novelas de gran éxito. Actualmente prepara una obra teatral. Ha sido columnista en diversos periódicos y durante 15 años en Diario de Cádiz, y dirigió San Fernando Información en los 90. Fue fundador del semanario La Cuestión.

En el ámbito cofrade, ha sido hermano mayor de la hermandad de la Misericordia de San Fernando en el periodo 1979-1982, uno de los de mayor esplendor de esta cofradía cuando se celebró su 25 aniversario y se estrenó el paso de palio, habiendo desempeñado diferentes cargos en su Junta de Gobierno desde los años 60 hasta finales de los 90. Fue director de Cáritas Parroquial en la iglesia de la Divina Pastora, impulsando la atención a los más desfavorecidos. Además de hermano de la Misericordia, lo es de las hermandades isleñas de La Columna, Vera Cruz y Pastora. Personas así han hecho más grande la Semana Santa. Que sea mi padre es totalmente secundario. También en este grupo de cofrades que deben ser respetados por muchos inconscientes están Florencio Collantes, Manuel Muñoz, José Macías, Diego Salado, y un largo etcétera... con sus virtudes y defectos.

Por supuesto, una nutrida representación de cofrades de La Misericordia de San Fernando acompañarán esta noche al pregonero en su disertación y en la posterior cena de hermandad.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Justicia para pobres y ricos

Mirad bien a la mujer de la izquierda de la imagen. Es Esperanza Delford. Su nombre ni siquiera os sonará a muchos porque se trata de una persona anónima. Su pecado es ser esposa de un gaditano de La Viña que en su día padeció la lacra de la droga y, en su alocada búsqueda de medios para pagar los gastos que ello conllevaba, entró en una casa de la que se llevó un grupo de figuritas de belén. Francisco Dalde estaba desencajado y en aquel domicilio no halló nada de dinero, así que, en su desesperación, metió en una bolsa unas cuantas figuras del Nacimiento para revenderlas a precio de saldo, sin saber que aquellas imágenes tenían un gran valor. Las ofreció a mil, dos mil pesetas de las de aquella época, hace nueve años, al desconocer lo que tenía en sus manos. "Pero si fíjate, le falta una mano a ésta, ¿cómo vas a venderla?", le decía Esperanza en su ingenuidad.

A Francisco Dalde lo ha detenido la polícia hace pocos días. Iba con su hija, había olvidado ya aquellos ominosos años porque Paco logró rehabilitarse y encauzar felizmente su vida en el barrio gaditano de La Viña, con su mujer, con su familia,... Ha recibido el mazazo de la condena de dos años de prisión por lo que sucedió en aquel momento y ahora se encuentra ingresado en la cárcel de Puerto III. Él supo que tenía que solucionar aquella papeleta y pagar por lo que hizo, de manera que cuando encontró un trabajo comenzó a liquidar por mensualidades los costes de aquellas figuritas y así lo está haciendo religiosamente, a razón de unos 300 euros al mes que debe extraer de su sueldo para paliar el daño que hizo con aquel robo. Pero no contento con ello, ahora lo envían a la cárcel. Y nada menos que a la de Puerto III.

El abogado de Paco ha comenzado a movilizarse para pedir la suspensión de la condena. Su mujer ha declarado este pasado viernes en los juzgados, y a la petición de indulto de este hombre se ha unido el Ayuntamiento de Cádiz y ayer el propio Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo.

Mientras, otros verdaderos sinverguenzas, estafadores, malas personas y ladrones están en la mismísima calle. No es cuestión de hacer demagogia, pero los hechos son palmarios. El Tribunal Constitucional ha estimado el recurso de amparo que Alberto Cortina y Alberto Alcocer interpusieron contra la condena de tres años y cuatro meses de prisión que les impuso el Tribunal Supremo por la estafa de Urbanor. El fallo, acordado en una reunión extraordinaria de la Sala Segunda del Tribunal Constitucional, exonera a los Albertos de la acusación de estafa y falsedad en documento mercantil en la venta de la parcela donde se ubican las Torres KIO de Madrid. Los socios perdieron 4.084 millones de pesetas (24,5 millones de euros) en la operación, porque recibieron una carta desde la sociedad KIO en la que les ofrecían 150.000 pesetas (901 euros) por metro cuadrado de los terrenos, mientras que los Albertos, socios mayoritarios, pactaron un precio de 231.000 pesetas (1.388 euros). La venta se cerró el 7 de enero de 1987. El Supremo condenó en marzo de 2003 a los Albertos a pesar de que la Audiencia Provincial de Madrid les había absuelto tres años antes porque consideraba que el delito que habían cometido a finales de los ochenta había prescrito. Sin embargo, el Supremo falló que éstos engañaron a sus socios de Urbanor en la venta del terreno.

¿Hay una justicia para los ricos y otra para los pobres?

martes, 4 de marzo de 2008

Un millón menos

El debate entre Zapatero y Rajoy de anoche perdió alrededor de un millón de espectadores. Supongo que algunos estaban en la ceremonia de entrega de los Fotogramas de Plata, que se ha convertido desde hace años en un acontecimiento cultural de alcurnia en España. Pero eso son unos quinientos culturetas del mundo del cine, así que me siguen faltando 999.500 televidentes perdidos por el camino de estos siete días.

Otros optarían por el cine, varios miles; algunos estábamos planificando salidas procesionales para la próxima Semana Santa (de hecho vi el debate grabado de madrugada), pero creo que chalados a la una de la madrugada hablando de hermandades un lunes sólo somos un puñado. Así que continúo sin conocer dónde está el resto, por lo que extraigo la conclusión de que se aburrieron tanto en aquel combate -más encorsetado y falso que uno de Pressing Catch- celebrado hace siete días que decidieron mejor acostarse y pasar de tanta desnaturalización de lo que en realidad debe convertirse un debate político televisado de nivel.

Y es que, aunque queramos aparentar que tenemos una democracia adulta, existen ciertos ingredientes que aún balbucean como un bebé porque no hemos sido capaces de hacerlos madurar. No es lógico que en una democracia que ya cuenta con más de tres décadas de existencia, no se produzcan los debates televisados con mayor asiduidad, contando además con todos los candidatos de relevancia, no sólo con dos, (que se lo digan a IU), y con una mayor distensión y un enmarujamiento de los participantes, que realmente cuando hay que crispar un poco es ahora, no durante los cuatro años de legislatura, tiempo en el que hay que gobernar o hacer oposición, no joder la marrana con el consiguiente daño al país...

Eso sí, a mí al menos el debate me ha servido para algo. He sabido que existe una Academia de Ciencias de la Televisión, y desde hace tiempo. Anda, y es ahora cuando nos enteramos, porque no he visto en mi puñetera vida ni una noticia en la que haya salido a la palestra esta organización, y eso que yo como y pago mi hipoteca de escribir información. Es la misma academia que ha callado cuando la televisión basura ha sobrepasado los límites del respeto, cuando los créditos de las películas los cortan todas las cadenas, ni siquiera las públicas lo respetan, algo por lo que Federico Fellini denunció a la RAI italiana y le ganó el juicio; la misma academia que permite contraprogramación, que admite anuncios de productos timadores de noche que adelgazan o me ponen el pene más erecto; la misma academia que se vende a los intereses del fútbol,... Pues mire usted qué bien, que aparece ahora para apuntarse el tanto de los muermodebates de ZP y Rajoy. Con tu pan te los comas, academia.

En el diario El País aparece una encuesta en internet en la que se puede votar por el candidato que el lector internauta crea que ha ganado el asalto de anoche. Son miles los que hasta el mediodía de hoy han participado, dando como resultado que el 64% de ellos creen que ha sido el actual presidente del Gobierno el vencedor, ante un 35% que ha optado por Rajoy. El País es sospechoso, de acuerdo, aunque el sondeo sea entre los propios internautas y no una consultoría. En este caso podemos irnos a El Mundo. A Pedrojota le ha hecho un trabajito Sigma Dos (este no es por votos de lectores virtuales), de manera que el 49% de los consultados opinan que el debate lo ha ganado Zapatero y el 40% el líder de la oposición.

Mal veo a Rajoy a tenor de estos guarismos. Por cierto, retrotrayéndonos a mi exposición de la pasada semana, la eliminatoria ha quedado empatada: ZP 1, Rajoy 1. Ahora les toca a ustedes desempatar este domingo. Con todas sus fuerzas... ;-)

(Foto: El Mundo)

viernes, 29 de febrero de 2008

Parecidos razonables (III)

Esta vez volví a ver similitudes sospechosas sentado en una butaca de cine, concretamente visionando No es país para viejos. En esta ocasión fue por puro tedio. Pero no me digan que los hermanos Cohen no podrían haber contratado, si aún estuviera vivo, en lugar de Josh Brolin, a... ¡Bigote Arrocet!

jueves, 28 de febrero de 2008

Lo inexplicable de 'No es país para viejos'

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Se entiende que en el cine. Aclarado esto, permítanme explicarlo.

A mí una película que en dos horas tiene únicamente de música una ranchera y además en una secuencia que parece extraída de un filme de Jerry Zucker o Jim Abrahams (reivindicaré Top Secret toda mi vida), no me inspira nada de confianza. No por ello tiene que ser espantosa, porque Siete días de mayo sólo contaba con siete minutos de banda sonora, eso sí, de Jerry Goldsmith. Pero los hermanos Cohen no son John Frankenheimer ni en No es país para viejos están Kirk Douglas, Ava Gardner o Burt Lancaster. De acuerdo, en lo de los Cohen allá va de un lado a otro del desierto Javier Bardem con su horrendo flequillo y maquillaje supino, no mejor que en su registro interpretativo de Boca a boca, y ahí la Academia de Hollywood aún desconocía quién era nuestro brillante actor.

El caso es que me alegro de veras del Oscar para Bardem, pero no entiendo esa devoción por el filme de los Cohen. No me explico cómo se puede defender una cinta en clara decadencia climática conforme transcurren los minutos hasta alcanzar el colmo de la degradación guionística cuando sus autores se cargan de un tirón a Josh Brolin-Bigote Arrocet, después de una hora haciéndonos creer que es una máquina igual o peor de evasión que el personaje de Bardem. Tampoco entiendo cómo se puede resolver un guión con ese tortazo de vehículos y esa reflexión de Tomy Lee Jones, al que estoy hasta la coronilla de verlo vestido de agente del orden con la misma cara desde hace ya años, con el culmen que supuso El fugitivo.

No concibo tantos planos secuencias enormemente largos en donde no suena nada, supongo que en un vanidoso intento de los Cohen por aproximarnos a la relidad. Pero a mí no me acercan a lo fidedigno, sino al tedio. La música apostilla los momentos tensos, de relax, los sentimientos de cada personaje, dinamiza la mente del espectador y le hace digerir mejor lo que presencia. Tan negativo es abusar de ella como no utilizarla. Y en No es país para viejos me falta y ello contribuye a aburrirme como una ostra.

Esta cosa nada original que han rodado los Cohen (hasta lejos incluso de otras obras menores reputadas por conseguir premios como Un plan sencillo o Babel) es algo medianamente susceptible de tener en cuenta si fuera una película de producción hondureña con actores desconocidos y ganadora en Sundance. Pero es un auténtico insulto que ocupe un lugar de honor en el libro de oro de los mejores premios del mundo del celuloide desde la noche del pasado domingo. En otros tiempos ganaba Eva al desnudo, incluso las menos buenas pero gratamente sustanciosas por sus milagros técnicos (montaje, banda sonora, fotografía,...) como Ben Hur, y si no nos marchamos tan lejos en el tiempo, La lista de Shindler o la inteligencia incluso de American Beauty. Pero ahora vence algo técnicamente mediocre, guionísticamente lamentable, pretenciosamente plúmbeo. ¿Que no hay más cera que la que arde? Que se lo digan a David Cronenberg, a su montador, a sus actores (grande Viggo Mortensen), a su músico, que aún se preguntarán por qué ha sido denostada su Promesas del Este.

martes, 26 de febrero de 2008

Rajoy 1-Zapatero 0

Miren que aquello comenzaba con buen pie para Rodríguez Zapatero. A pesar del dudoso gusto de quien le depiló las cejas entre otras decisiones cosméticas, el candidato del PSOE aparecía a la izquierda de la pantalla, a la derecha de Campo Vidal, de pie, erguido, perfectamente planchado. Al más puro estilo de un combate de púgiles en el que sólo faltaba que el presentador alzara los brazos de los protagonistas, Mariano Rajoy se situaba al otro lado, aunque algo torcido y con un garrafal error estético: su chaqueta estaba abierta y su corbata no parecía centrada por el efecto de una prenda que, algunos de sus asesores deberían recordarle, hay que mantenerla cerrada cuando estás de pie.
Puede parecer una nimiedad, pero en un debate seguido finalmente por quince millones de personas, quince millones de potenciales votantes, todo debe quedar perfectamente controlado. Así que estéticamente la cosa prometía para el hasta ahora presidente del Gobierno.

Pero mal que me pese, lo sucedido a lo largo de los siguientes 90 minutos terminaron con un resultado diáfano. Rajoy ganó el partido a Zapatero.

Alguien debería haberle explicado al mandatario socialista que un debate televisado de este calibre no es un partido de fútbol, por mucho que transcurra en el mismo tiempo que un 'match' dominical. El campeón hasta el momento, el que tiene las riendas del poder, el que continuando con el símil futbolístico es el campeón de la última Liga y presume de ello, suele quedarse agazapado con teórico aspecto de inocente en los encuentros en los que se enfrenta al equipo que pretende arañar los tres puntos. Generalmente, el modesto, o el aspirante en general, juega mejor, ilusiona a su hinchada, tiene múltiples oportunidades y... en el minuto 68 de la segunda parte, sin apenas haber trenzado jugada alguna, llega el 'gigante' y mete el gol. Espera hasta que ve la oportunidad, como un felino suficiente. Y si quedan quince minutos de partido, conocedor del golpe de gracia que te ha endosado, te mete otro. Y cuidado con un despiste en el descuento, porque te vas a casa con un 3-0 en contra y cara de imbécil. De nada sirve para el casillero de puntos decir que has jugado bien, pero sí para que la afición se percate de que debe seguir animando a su equipo. Nadie va a cambiarse la chaqueta para colocarse la del club grande.
Un debate político de esta altura no es un partido de fútbol. Y Zapatero creyó que sí lo era. Esperó con una suficiencia convertida por instantes en altanera confianza a que el que debe lograr los puntos lo atacara continuamente. Pero el dirigente socialista debe darse cuenta de que la 'afición' de quince millones ayer frente al televisor es muy probable que cuente con más de la mitad de espectadores que no son de ninguno de los dos 'equipos', por lo que aquí cuenta quien gane para que al final te voten. Y si se gana aportando jugadas fáciles pero muy efectivas como datos sobre vivienda, economía y con una serenidad pasmosa como la demostrada por Rajoy (disculpándole sus continuas miradas al reloj), pues el hasta ahora campeón pasa de defenderse como gato panza arriba a quedar arrinconado, a decir repetidas veces frases insustanciales o acusaciones ("ustedes han creado alarmismo, ustedes...") pero sin sustancia, defensa propia de políticos que no manejan detalles y cifras necesarias para que el espectador quede convencido.

No me gustó el presidente del Gobierno. Y es la primera vez que me sucede. Y sorprendentemente vi acertado el planteamiento del debate por parte de Rajoy. Por dos veces supo quitarse de encima el fracaso de los populares entre Solbes y Pizarro cuando Zapatero, consciente de que aquel 'tour de force' lo había ganado su ministro y podía aprovecharlo anoche, lo mencionó en dos ocasiones. "Aquí debatimos usted y yo, no otros dos, déjese...", le dijo el candidato del PP con una envidiable seguridad ante el titubeo del jefe del Ejecutivo.

Queda el partido de vuelta. No tendrá el mismo efecto que el de ida, pero es una buena ocasión para que Rodríguez Zapatero se redima y remonte el resultado adverso. Pero, insisto, esto no es un partido de fútbol aunque lo parezca. Mucho cuidado porque, tal y como están las cosas, quince millones de votos catódicos no sólo sirven para aupar a uno sobre el otro lo suficiente como para vencer por los pelos, sino que puedes perder por abrumadora mayoría. Y la sociedad española es lo suficientemente adulta como para percatarse de lo que dos candidatos le muestran durante 180 minutos. Fíjense si fue madura que en 72 horas decidió el 'Nunca mais' en los prolegómenos del 14 de marzo de 2004 y millones de españoles cambiaron su voto, al unísono, hartos del borreguismo beligerante en el que nos había metido el PP. Eso se llama madurez, no pueril indecisión ni cabreo momentáneo.