martes, 2 de febrero de 2021

'Bajo cero', la película más inverosímil e incongruente de los últimos tiempos



Te da coraje esto de ‘Bajo cero’.
Podría haber sido una brillante película, siempre dentro de ese estilo televisivo y platafórmico, con marchamo técnico propio, con el que se están haciendo las producciones para Netflix y compañía, una manera con la que llega el ‘nuevo cine’: desarrollo visual cautivador, primeros planos, cámaras nerviosas, bandas sonoras que no identifican ni desarrollan personajes y tufo a serie televisiva.
Decía que ‘Bajo cero’ podría haber sido buena. No aporta nada nuevo, pero logra convertirnos en un pasajero más del camión de reclusos, como si fuéramos uno de ellos pero desde la inocencia, como espectador. Esta road movie policíaca, a pesar de tenerte expectante en sus inicios –aun dejando ya entrever en el control de acceso al camión de cada uno de los presos la lentitud generalizada que va a acompañar a la película-, se diluye en piruetas guionísticas, en imposibles de tal magnitud que sobrepasan lo permitido por la inteligencia del espectador.
De una pandilla sacada como de algo de Álex de la Iglesia se pasa a un trascendentalismo, algunas veces absurdo –el cervatillo debe ser una (innecesaria) inspiración de Von Trier, supongo- y sobre todo a un irrespetuoso desarrollo guionístico: los polícías no actúan con sentido común, las carreteras no son normales y parecen hechas solo para el camión, los presos tienen frío en él pero después se mueven como pez en el agua bajo cero, el personaje perseguido es ineludiblemente necesario vivo para el perseguidor pero tras insistir en ello lo quiere matar y el compositor Zacarías de la Riva no duda en imaginarse musicalmente a Terminator primero y después a cualquier secuencia de esas que se resuelven con el sello de Thomas Newman.
Una lástima, oye. En esta nueva videocrítica en el canal #UltimoEstreno de Youtube te cuento más cosas interesantes de ‘Bajo cero’, que la puedes ver como estreno en #Netflix.

viernes, 29 de enero de 2021

Vuelve la música de cine a Sevilla y con todo un festival



Quienes cada año recordamos con añoranza los Encuentros de Música de Cine de Sevilla que posibilitaron que grandes compositores dirigieran distintas orquestas en la capital hispalense con lo mejor de la música cinematográfica, estamos de enhorabuena después de que hoy jueves se haya hecho oficial la puesta en marcha del FIMUCS, el Festival de Música de Cine de Sevilla, una iniciativa que tendrá lugar del 4 al 7 de marzo si nos portamos bien y el puñetero Coronavirus remite.
En esta web (www.fimucs.com) tenéis toda la información. El plato fuerte serán los dos conciertos previstos para el JUEVES 4 y el VIERNES 5 de MARZO con JOHN WILLIAMS y ENNIO MORRICONE como protagonistas, ya que la
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
interpretará obras de ambos y de compositores españoles actualmente en primera fila, todo ello bajo la batuta de los maestros
Alfonso Casado - Musical Director
e
Ivan Palomares
.
En próximos días os contaré todos los detalles en el canal de Youtube #UltimoEstreno, donde echaremos un buen rato con responsables de la organización.
Por favor: atajemos lo que está sucediendo con la mayor decisión posible para que volvamos a la normalidad muy pronto y la vida y la cultura sigan su camino. Espero estar allí...

jueves, 28 de enero de 2021

Disney no quiere ser racista... porque en realidad el sexo es su 'marca de la casa'


La que se ha liado con la decisión de Disney de
establecer un control parental sobre determinadas películas de su catálogo en Disney+ por sus supuestas connotaciones racistas. No las han suprimido, pero los menores tendrán que verlas con el permiso de sus padres.

Títulos como 'Dumbo', 'Peter Pan' o 'La dama y el vagabundo' son, para la propia compañía, filmes que discriminan a afroamericanos, indios o chinos. Semejante imbecilidad forma parte de su empeño por ser lo más correctamente políticos del mundo, aunque en realidad no es nada nuevo: llevan décadas tratando de ocultar una de sus joyas rodadas en 1946, 'Canción del sur', ganadora de dos Óscar, pero de la que Disney reniega por mostrar paisajes idílicos donde felizmente vivían los negros del sur americano en esclavitud.
Lo curioso de esta gente es que la cruzada emprendida contra este racismo inventado jamás lo han hecho contra lo que sí que es marca de la casa: el sexo. La mayoría de las películas de Disney cuentan con mensajes subliminales de contenido sexual, y eso desde que el 'tío Walt' la fundara, que en esto era un sinvergonzón de cojones.
En este nuevo videorreportaje que os ofrezco en el canal #UltimoEstreno de Youtube vamos a hablar de esas películas autocalificadas de racistas, pero especialmente de un lote de cintas descaradamente sexuales que, a pesar de ser como digo 'marca propia', esperemos que no les den por censurarlas de verdad algún día.
Sentaos y disfrutad, porque os cuento cómo es posible que 'Dumbo' sea racista pero 'Blancanieves' está en una cama rodeada de siete hombres, un jerarca catedralicio le pide a la Virgen María que le aleje del pecado de una gitana que se le aparece, un candelabro se lía con una plumera tras una cortina o incluso Disney fue pillada cuando en 'Los rescatadores' colocaron en un fotograma a una mujer con los pechos fuera y tuvieron que redibujar tras ser descubierta y retirar del mercado cuatro millones de copias de la peli en vídeo.

lunes, 25 de enero de 2021

El tren tranvía que vino a destrozar la ciudad


La sucesión de hundimientos del suelo de las calles de la ciudad dejando socavones de envergadura quizás sea producto de la falta de mantenimiento municipal, desde hace varios años o desde tiempos inmemoriales. Es el principal argumento que los ciudadanos, quejosos, exponen en las redes sociales.

Pero vamos a hablar claro. El suelo se hunde por donde el tráfico ha venido masificándose. Y lo que te rondaré morena si no se pone remedio. Te pillas un spray de pintura, te das una ronda por los barrios como el de la Pastora y las calles aledañas al Carmen (allí ya ha cantado la gallina en Benjamín López) y puedes señalar con una equis perfectamente los anuncios de boquetes en donde es cuestión de semanas que el firme se venga abajo.

Hablaba de decir las cosas claras. Esta es una de las numerosas consecuencias de la nefasta idea de crear un tranvía en San Fernando, ese al que se le espera desde hace ya década y media. Ni siquiera los que veían las bondades para la ciudad de este medio de transporte son capaces de argumentar, a día de hoy, lo que quizá en cierto modo era sostenible años atrás. Me refiero a los isleños de a pie, no a los políticos, a los populares que han heredado este considerable marrón, a los antaño andalucistas puestos de canto y a los socialistas, con un ayuntamiento que desde antes de cambiar el gobierno autonómico ya trataba de desmarcarse de los dimes y diretes de esta ruina sobre raíles y ahora ni te cuento. Del PSOE era y es Fernando López Gil, verbi gratia de la bondad de Pedro Sánchez, menospreciado por el individuo en cuestión en un famoso tuit. López Gil, uno de los acérrimos defensores del invento sobre ruedas, que ha pasado de asegurar que se venderían billetes para viajar en breve a ser senador por la mismísima cara. Todo un "nos vemos".

El tranvía ha obligado a masificar el tráfico rodado por calles de la ciudad no acostumbradas a semejante tránsito. Han sido, generalmente, vías de barrios tradicionales, adoquinados, en los que la frecuencia de paso de coches o autobuses era algo llevadero para ellas y su subsuelo. Vino el tranvía a constituirse en todo lo contrario que el soterramiento en Cádiz, es decir, a dividir en lugar de unir la ciudad, a trazar circulatoriamente un San Fernando desde la calle Real a Ronda del Estero y otro desde la principal arteria de la ciudad hasta Pery Junquera. Otro día hablamos de la división 'económica', de la que deberían hablar los comerciantes y vecinos. Los que no tienen interés en ir en listas electorales, claro.

Para permear ambas zonas divididas para que el mamotreto cruce la ciudad desde una punta a otra, no hay otra opción posible en la circulación rodada que utilizar calles perpendiculares, que en un buen número de casos no estaban acostumbradas a esa masificación de tráfico. De la misma manera que el conductor que entra por la Venta de Vargas no puede acceder al corazón de la ciudad por Real, de modo que un porcentaje interesado en trasladarse a la zona entre Real y Pery Junquera accede por las calles del barrio de la Pastora, o bien se marcha a través de ellas. Y así calles como Hernán Cortés, Santa Teresa de Jesús, Ancha, Colón, Mazarredo, Bonifaz, etc. ven masificado su tráfico y basta observar la calzada para comprobar el estado en el que se encuentran, por no decir lo que opinan sus vecinos. Del Carmen tres cuartos de lo propio, y el tráfico por el barrio de la Iglesia Mayor es para comprobarlo con solo permanecer en sus calles durante varias horas.

El tranvía, el tren tranvía para más señas, es una ruina y un destructor de San Fernando, pero sobre todo una nefasta idea, me atrevería a decir que una de las más desafortunadas de la historia de esta ciudad. Mientras las ciudades europeas más avanzadas caminaban hacia el siglo XXI peatonalizando sus cascos históricos, en San Fernando llegaron unos lumbreras para hacernos creer que nuestro casco antiguo era la calle Real, cuando en realidad éste era el 'casco económico', la razón de ser del corazón comercial de la ciudad. Y los comerciantes y los bares necesitan la circulación y bolsas de aparcamientos, no dos vagones inmensos pasando a su alrededor y haciendo temblar todo. 

San Fernando ha perdido la oportunidad de ser una ciudad modélica europea, aunque suene pretencioso. Un plan integral de circulación y peatonalización con miras hacia el futuro hubiera apostado por peatonalizar barrios señeros de gran interés urbanístico y tradicional. Alguien ya lo vio hace casi tres décadas, cuando Alfonso Berraquero -sí, si, Berraquero- puso sobre la mesa una remodelación de la plaza de la Pastora con sus calles peatonales, arcos y una preciosidad amable para quien quiere pasear por este pintoresco barrio. Años después, tenemos una vergonzante reforma de esa plaza perpetrada en 2014 por el anterior gobierno del PP y un masivo incremento de coches, autobuses y camiones provocado por una política errónea socialista en calles que necesitan cariño, sensibilidad y sobre todo saber qué hacer con ellas y por extensión con la ciudad.

Me imagino un barrio pastoreño peatonal, y no hay que irse a Cracovia para aprender de esta idea. Decía que veo en mis ilusiones la Pastora con calles amables, al mismo nivel en su solería, fachadas encaladas, tiendas artesanas y tabernas pintorescas, hostales con encanto, sus casas de hermandad visitables, que recuerden al Pópulo gaditano, al Santa Cruz sevillano a nuestra manera... Imagino un barrio de la Iglesia Mayor como epicentro cultural y un Carmen como reclamo camaronero. Y por supuesto veo una calle Real con tráfico -descongestionada gracias a las dos vías paralelas de moderno uso, Pery Junquera y Ronda del Estero- en la que aparcamientos subterráneos en la Plaza del Rey (¿recuerdan aquel cuento de la lechera?) y en las inmediaciones del Carmen solventarían las necesidades de estacionamiento comercial.

Esa hubiera sido La Isla ideal, y todos esos cientos -¡cientos!- de millones se hubieran empleado en transformar la ciudad de cara a sus potencialidades. Hubiera habido dinero hasta para cambiar totalmente el perfil de la sonrojante imagen de los terrenos baldíos de Renfe que se extienden desde la estación de trenes en General Lobo hasta el puente de la Casería, donde el soterramiento de la vía férrea hubiera dado oportunidad a construir sobre ellos espacios verdes e infraestructuras para un barrio penosamente olvidado. Pero se ha hecho al revés y ya no tiene solución.

Lo peor de todo, tras cargarse una ciudad, es ver cómo el tranvía nace muerto porque se ha convertido en una de las implantaciones más odiadas por la ciudadanía. Hace ya nada menos que seis años, un político de San Fernando del gobierno actual me decía: "Cuando el tranvía ya comience a funcionar, nadie se acordará de las obras". Seis años de este oráculo. Pues eso.

(Foto: Diario de Cádiz)

https://www.diariodecadiz.es/sanfernando/otro-enorme-socavon-San-Fernando_0_1541246235.html


domingo, 24 de enero de 2021

El cine en San Fernando hace 39 años. "Éxito atrevidísimo"



Recorte de Diario de Cádiz del 20 de enero de 1982, es decir, hace ahora 39 años. Lo conservo por una noticia que no tiene nada que ver con el cine, pero descubro ayer a pie de página la cartelera de aquellos momentos en las dos salas del Cine Almirante, el único que por entonces existía en San Fernando.

-'La recluta Benjamín'. Para cortarse las venas. "Es lo que había", podría decir el abogado defensor. Pero no. Esta basura que le dio fama a Goldie Hawn se había estrenado en España en marzo de 1981.

-'Asalto a la comisaría del distrito 13'. La maravillosa película de Carpenter. Lástima que llevaba estrenada en España dos años, desde 1980. Aquí llegó cuando ya habían cumplido condena los asaltantes (chiste fácil, sorry).

-'Ansias de placer'. La mejor de todas. Confieso que si había que leer el Diario para saber qué nos echaban en los cines, también era para leer esos inefables textos con los que se pretendía atraer a los espectadores a ver las películas porno. "Atrevidísimo estreno", era una de las frases frecuentes 'publicitarias' más el consiguiente texto picantón.

Si alguien sabe quién tenía la tarea de escribir esto cada semana, que me lo presente para hacerle un grandioso reportaje en el canal #UltimoEstreno de Youtube.

La cosa es que una peli un año ya estrenada en la 'civilización', otra llevaba dos años en cartelera y la última una porquería de pajilleros. Ese era el cine de San Fernando en 1982, ni más ni menos.
Si entonces hubieran existido las plataformas de hoy día, hubiéramos flipado.

viernes, 22 de enero de 2021

15 años del Real Madrid-Cádiz en Primera División (2006)


Este 21 de enero se han cumplido justamente 15 años de esta fotografía.

El Cádiz visitaba el Santiago Bernabéu para disputar su partido de Liga en Primera División. Poco después de aterrizar, el equipo y quienes formábamos parte de la expedición visitábamos el estadio para los preparativos habituales.
Mientras que en lo deportivo Juanito Marchante disponía primorosamente las equipaciones en el vestuario, se revisaba el césped, Chirino ya pensaba en qué le iba a decir a los árbitros para pelotearlos un poco y toda la intrahistoria futbolera demás, yo tomaba nota de las infraestructuras de comunicación y medios propios del Real Madrid.
Horas después se emprendía de nuevo el viaje en autocar al estadio antes del inicio del partido, con una gran cantidad de aficionados cadistas haciendo pasillo al bus desde mucho antes de llegar. Durante el partido me llamó mucho la atención la afición merengue, que parece siempre que va la ópera en lugar de a un partido de fútbol. Me resultó chocante ver a un tipo bastante curtido que trataba de insultar constantemente a nuestro entrenador desde su asiento, parecía que le iba a dar algo. Claro que lo máximo que llegaba a gritarle era "Esparraguito". Ele la grasia.
Subió algo el tono cuando, en el minuto 51, Cacique Medina adelantaba a los nuestros. Ríase usted de las caras merengonas de anteayer con el Alcoyano. Era chocante, ver a alguien de cierto porte insultar a Espárrago como si el uruguayo fuera un chaval recién llegado a un banquillo al que amedrentar, cuando don Víctor era un señor -con sus manías, eso sí- más que respetable si es que se pudiera medir el índice de respeto que se merecen los entrenadores por parte del público, que debe ser todo el del mundo.
Al final, la lógica se impuso y Roberto Carlos, Beckham y Robinho nos metieron tres chícharos para dejar el resultado en 1-3. Se estrenó antes en Cádiz el brasileño, que lo primero que hizo fue un sombrerito a Fleurquin. Si lo llega a coger después el 'uru', que era como le llamábamos cariñosamente, el niño no la hubiera contado, porque el bueno de Andrés digamos que era bastante expeditivo con los contrarios.
Quince años como digo, a mí me parece que hace veinticinco, pero recuerdo todo como ayer. Extraña paradoja. Debe ser que también he vivido muchas cosas laborales desde entonces a acá, pero mi etapa en el Cádiz como director de medios será siempre inolvidable. Junto con mi experiencia en la radio, han sido los mejores años profesionales de mi vida. Pude desarrollar muchas ideas y me dejaban trabajar. Otras etapas laborales se convirtieron en una inesperada y triste involución, en lugar de evolución, en el constante aprendizaje profesional de la vida, provocada por alguna que otra persona, de esas que se creen tocadas por Dios, incapaces de aprender porque creen saberlo todo, de escuchar, acomplejadas e irrespetuosas con tu trayectoria y tus aportaciones y que necesitan rodearse de una corte de plebeyos eunucos para evitar que le hagan sombra. Al final siempre se sabe cómo son, ya lo estamos viendo.
Hablaba de aquel partido, de aquel viaje a Madrid. Siendo imparcial, os diré que de la experiencia en Primera División a la hora de visitar otros estadios, siempre sobresalió el recibimiento que nos dio el FC Barcelona. Personalmente, mientras que no tuve quejas del trato de los responsables de Comunicación del Real Madrid por entonces -desconozco si son los mismos, pero ya ha llovido- sí fue bastante frío y no más allá del protocolario. Todo lo contrario del de los directivos culés, constantemente pendientes de mí y de enseñarme el impresionante tinglado de comunicación que tienen allí. Descubrí su periódico, me encantó y lo copié para el Cádiz el tiempo que continué trabajando en el club. Después llegó Baldasano, con su brazo ejecutor, Moisés Israel, un tipo malencarado y estéticamente surgido del elenco de los personajes malvados de las películas de Disney, que nos largó a unos cuantos y a mí me dijo que "vamos a internacionalizar el club y tu gabinete porque el Cádiz con nosotros va a jugar la UEFA". Me entró la risa floja y solo le pregunté si se había leído mi informe de 500 páginas sobre lo hecho en mi departamento. A los tres meses Baldasano se largó llevándose a su Iago particular.
Pero eso ya es otra historia en la que yo no estuve porque todo tiene sus momentos, sus etapas...

martes, 19 de enero de 2021

Tippi Hedren cumple 91 años



Hoy, 19 de enero, es el cumpleaños de Tippi Hedren. Noventa y uno, que se dice bien pronto. No sé porqué extraña razón no se le menciona cuando se habla de actores y actrices longevos que aun están con nosotros. Entre otras muchas cosas, esta mujer con los ojos entre los más expresivos y bellos que ha mostrado una pantalla, ha trabajado bajo las órdenes de Charlie Chaplin y Alfred Hitchcock, que es como dejar claro que está todo dicho.
De este último, ella me turba mucho en 'Marnie', película que amo, creo que tanto por su enorme papel como por culpa de Herrmann, que construye una partitura arrebatadora. Pero Tippi Hedren siempre podrá presumir de haber sido protagonista de la obra más cruel de Hitchcock. Un psicópata obsesionado con su madre, un lío político o un enamorado de una enigmática mujer son cosas que entran dentro del espectro guionístico común, pero que unos animales tan miedicas e insustanciales como los pájaros atemoricen a todo una población hasta el plano final en el que los cabrones han triunfado y el ser humano huye despavorido, es el remate del retorcimiento guionístico de Hitchcock, que conociendo su sadismo se pondría brutísimo con el cuento corto de Daphne du Maurier.
El colmo es que los agapornis, los pájaros más cursis y pacíficos de todos los que existen, es el macguffin de la historia. Qué maravilla...
Felicidades por estar en esta joya, Tippi Hedren. Y por tu cumpleaños.

domingo, 17 de enero de 2021

'¡Ni te me acerques!': fotopollas para la pandemia


Si queréis pasar un rato divertido y sois amantes de esas películas con referencias a otras convertidos en clásicos del cine, buscad en Filmin ‘¡Ni te me acerques!’.

Es obvio que la pandemia provocada por el coronavirus va a comenzar a ser destacada protagonista en el cine, bien como tema central o como excusa. Norberto Ramos del Val y compañía no perdieron el tiempo y en el verano pasado se pusieron a rodar lo que han calificado como una comedia pandémica. En realidad, el virus y sus circunstancias son las excusas para un filme con mucho de Screwball Comedy actualizada y cinefilia en sus venas y no tanto de sal gorda como de inicio nos pueda parecer o quieran vendernos.

‘¡Ni te me acerques!’ podría ser un subproducto irrespetuoso con una temática de delicado tratamiento o incluso algo peor, una de tantas basuras innecesarias y que el cine, espectadores incluidos, no merece. Si alguien cree que va a visionar algo así, se equivoca. La llegada de un escritor contratado para vigilar un hotel a un pueblo perdido de personajes dispares da la oportunidad de utilizar talentosamente ‘El resplandor’ de Kubrick, surgiendo así lo que pudiera parecer la manida comedia de desmitificación de clásicos. En el fondo hay mucho cine español y muy español recordatorio de los más estrafalarios personajes creados por Berlanga o Cuerda, una fauna humana con sello hispano que se mueve entre un bar de machos ibéricos, el policía de “la calle es mía” o el del taller de coches que te mantiene eternamente esperando las piezas de tu vehículo jodido y que además es negro, que para eso tiene ‘el resplandor’. Una exposición de motivos que da pie a una comedia romántica con sus ingredientes tradicionales –líos y ambiguedades sexuales, equívocos, mensajes telefónicos comprometedores, alcohol y drogas para justificar decisiones alocadas- en las que, insisto, la pandemia es solo una excusa para lo de siempre: el amor que surge inesperadamente y lo que supone lograrlo. No faltan tampoco las referencias a otros filmes cuando ‘¡Ni te me acerques!’ se vuelve más convencional, como la que encontramos a ‘Love Actually’, y mientras Alicia la del súper se decide y transigimos por la risa gruesa con las fotopollas, los días de cuarentena pasan ante nuestra pantalla y sucede precisamente lo que confiesa uno personaje: que los finales no se le dan bien, como a Stephen King. Mientras eso no ocurre, toca disfrutar del resto de una película divertida, solvente e incluso necesaria en estos momentos.

viernes, 15 de enero de 2021

¿Cuándo nos olvidamos de aquellos aplausos?


El jueves volví a encontrarme con la serie 'Cuéntame'. Joaquín Oristrell, que sabe sobradamente de esto de escribir historias, ha resuelto el agotamiento guionístico de los Alcántara actualizando sus andanzas, jugando con el calendario y trasladando al espectador en el tiempo, de 1992 a 2020 y viceversa. Suele ser un recurso habitual en el cine y en la televisión y Bernardeau, Oristrell y compañía han sido inteligentes. Conviene apostillar que esto de manejar al antojo el espacio-tiempo es más complicado de lo que pueda aparecer y raras veces funciona como un reloj en pantalla, nunca mejor dicho. Tendremos que esperar varias semanas más para ver cómo evoluciona una serie emblemática de la televisión de este país, capaz de lo mejor, como aquellas primeras temporadas a pesar del histrionismo actoral o la del cáncer de Merche, y de lo peor, como los devaneos de Carlos con los ochenta más sucios o el fuera de tono de la resolución de la bodega de Cruz de Sagrillas, con el nada creíble rapto de Merche (!) por parte de Mauro.

Pero mi intención no era analizar 'Cuéntame', sino detenerme en los primeros minutos del capítulo de inicio de esta temporada y la reciente realidad que nos muestra. La serie nos recordó con sus realistas imágenes que hace tan solo unos meses estábamos aplaudiendo a nuestros sanitarios, a los cuerpos de seguridad, a nuestros enfermos, a los sones de "Volveremos..." mientras nuestros ojos vidriosos mostraban la incertidumbre del desconocimiento, del miedo, como jamás lo habían hecho, en una sociedad acostumbrada a vivir sin conflictos globales más allá de los de siempre, que nos acompañan habitualmente pero no nos deja muertos en camillas por los pasillos de los hospitales, nuestros mayores incomunicados pendientes del hilo que, cuando se ha roto, los envió a un lugar a donde ni siquiera se pudieron llevar nuestra última caricia sobre las pieles apergaminadas, nuestro rezo compartido y consolado.

Digo que 'Cuéntame' nos muestra algo que no sucedió en la cotidianidad de la serie, que es la de tantas décadas lejanas atrás, sino la de anteayer, la de ayer mismo si cabe, de un aciago año que apenas anoche dejamos. Por eso siento una desazón y una tristeza inconmensurable que desembocan en una pregunta machacona y retórica: ¿En qué momento hemos olvidado esos aplausos y la situación que los provocó? ¿Cuándo nos descreímos del concepto, inédito y gravísimo, de pandemia, para volver a vivir como si nada estuviera sucediendo?

El ser humano es frágil en la inmensidad pero a la vez un superviviente a la hostilidad, un ente que lucha por vivir como premisa incondicional para más tarde ansiar el estado del bienestar construido a base de bienestares individuales. Por eso son comprensibles los deseos de volver a lo que más asimilamos a la felicidad, que es la rutina prepandémica, con sus logros, sus frustraciones, sus risas y sus llantos. Trato de encontrar el momento concreto en el que esos deseos se han convertido en ansias desmedidas, el día en el que nos olvidamos de las palabras de Nietzsche: "Los sentidos engañan, la razón corrige errores".

Sea cuando fuere, hemos llegado a este punto en el que nos encontramos, peor que el de partida, en el que en ocasiones la rabia me lleva a un iracundo concepto reduccionista. "Ahora a joderos, a jodernos, que habéis sido unos irresponsables". La situación es mucho más compleja que lo que provoca el exabrupto, pero cuando me calmo no me puedo olvidar de que, efectivamente, la razón solventa nuestras faltas tanto como la sinrazón las causa.

Y no, no había razón alguna para, olvidando lo que significa una pandemia, fomentar la movilidad, promover concentraciones, transformar acontecimientos y fiestas locales en catetadas de pequeño formato. No necesitábamos calles repletas de gente bebiendo y cantando "el resultado nos da igual". No eran necesarias las multitudinarias visitas a un edificio público para ver a Papá Noel en pantalla. ¿A qué grado de terraplanismo hemos llegado para pelearnos por pedir una cita para mirar un plasma?

Lo siento, pero no era necesario un calendario de adviento, luterano y tirolés, para invitar a concentrar a la gente en un punto concreto. Fue un riesgo de extrema irresponsabidad -de la estética hablamos otro día, pero ahora es asunto muy secundario- habilitar muñecos gigantes en la entrada de un edificio público en cuyas peanas se han sentado, han tocado miles de personas para fotografiarse y después subir el momento a Facebook. 

En aras de sostener una economía cogida con pinzas como es la de este país y más alla la de una zona como la de la Bahía de Cádiz -no digamos ya San Fernando- se ha dado rienda suelta a iniciativas pésimamente controladas, a desmanes en centros comerciales que podían haberse evitado con un control exhaustivo, a actos culturetas, que no culturales, sin supervisión de nombres en sus accesos, a bares que no han respetado las normas ante la pasividad de los gobernantes municipales. Alcaldes que se van de copas navideñas con los suyos, poniendo así el capote para el embiste a la prensa que está de cuernos con él. Alcaldesas escondidas ante una ciudad que se va pareciendo a Raccon City en los datos de 'devorados' por el virus. Un gobierno central cobardica que mira hacia el lado de las autonomías para adoptar medidas y presidentes de un país desordenado y caótico que pretenden arreglar una pandemia, nada más y nada menos, no vendiendo alcohol durante dos horas o encerrándonos por la noche. 

Que esta tibieza terminaría en desastre tras las navidades era algo previsible. Tanto como que había que usar mascarilla desde el primer día, que debió ser antes del 11 de marzo, pero su uso solo fue obligatorio a partir de finales de mayo. Salíamos a comprar, a trabajar -muchos más de los que creíamos- y a zafarnos del confinamiento (me asombraba la capacidad de algunos vecinos para hacer lo que les venía en gana)- mientras nuestras conductos respiratorios seguían al aire. En todo esto volvimos a la calle y nos permitieron ir a los aeropuertos, a los concursos de televisión, a viajar de aquí a acá, a entrar en casas ajenas y hacernos creer el extremo contrario: que por llevar una mascarilla ya estábamos salvados de cualquier cosa. ¡Ay!

Vivimos en una España cainita en la que buscamos culpables sin mirar al espejo. Los políticos, sin poner los cojones necesarios para así continuar conservando votos, y nosotros, que nos escandalizamos de lo que vemos en el televisor pero tomamos café en casa del vecino con ocho reunidos, toqueteamos todo en los centros comerciales y "vivimos, porque si no, qué hacemos". 

Leo la prensa y dice que en mi ciudad se ha alcanzado la tasa de 502,2 de contagios, que se preparan rutas gastronómicas para 2021, eventos deportivos "de primer orden" y hasta un concurso de cuplés de Carnaval para premiar al más gracioso con una letra sobre el Covid-19. No de pasodobles, sino de cuplés. Dinero para el chistoso de turno sobre abuelos y padres muertos sin saber el porqué. No es mi piel fina, es el repugnante mal gusto de algunos. La oposición política, más callada que en misa de ocho durante meses en este sentido para no enfrentarse a los "sectores productivos", pide responsabilidades sobre los contagios. Ahora con exigencias. Oposición de mangas verdes, de dirigentes que mandan en otras administraciones y deambulan de aquí para allá, con su séquito, inaugurando actos desde Huelva a Almería, cuya presencia es innecesaria pero donde las fotos son la prioridad. Las puñeteras y malditas fotos...

Regreso del desasosiego, cambio de tercio para volver a mi libro inacabado del cine y su música pero no puedo quitarme de la cabeza la pregunta sin respuesta. ¿Cuándo nos olvidamos de aquellos aplausos?

miércoles, 13 de enero de 2021

Mesa redonda con Luis García Berlanga en 2000 (homenaje en el Año Berlanga 2021)


"A mí esos listados cada cinco o seis meses de las mejores películas, los mejores directores... me parecen un ejemplo de esa excesiva vanidad que tenemos en este oficio del cine. ¿Ustedes han visto que cada cinco meses se hagan encuestas también sobre las cinco mejores operaciones de estómago o los diez mejores pleitos que hayan tenido los abogados?".

"Con el erotismo mejoraríamos todas las condiciones de la sociedad, las humanas, las personales, si de verdad dejara de ser una cosa perseguida (...) El erotismo es la gran solución, junto a la soledad, para el siglo XXI".

"Para mí lo mejor de mis películas es el rodaje, es orgásmico, una gran juerga, una gran fiesta, una gran orgía (...) Salvo dos películas en las que lo pasé fatal: 'Bienvenido Mr. Marshall y 'La vaquilla'. Noté una rebelión de actores, me cerraban el obturador, me llamaban con el nombre de otro director, Pepe Isbert me decía que era un niño pijo que quería dirigirles...".

"No tengo oído musical ninguno; ya me lo decía Buñuel: "¡No pongas música en tus películas que todo el dinero se lo llevan los músicos!". Meto siempre una banda de música para cuando ves que la película está así, como decayendo un poco, y de repente pegas y ¡pom!, un bombazo, y aquello sube...".

LUIS GARCÍA BERLANGA. Único. Grandísimo. Maestro. En el inicio del 'Año Berlanga' (2021) que celebra el centenario de su nacimiento, rescato la mesa redonda que hace nada menos que VEINTE AÑOS coordiné y moderé con él como principal figura.

No os podéis perder el vídeo ni lo que cuenta. En la introducción os detallo cosas de este nuevo vídeoreportaje en el canal #UltimoEstreno de Youtube. Un trabajo muy especial para mí y muy emotivo dedicado a alguien que me enseñó a ver el cine con los particulares ojos con los que él era capaz de hacerlo y vivirlo.

Con mi afecto y recuerdo, Fernando García-Berlanga Manrique.

https://www.youtube.com/watch?v=h7c57fplyxg

martes, 5 de enero de 2021

Claude Bolling



Oye, que me ha llamado mucho la atención que el compositor Claude Bolling falleciera el pasado 29 de diciembre y ni mú en ningún sitio.
Con más de un centenar de bandas sonoras a sus espaldas, dejó sintonías inmortales como la de 'Borsalino', mil veces utilizada para programas televisivos y radiofónicos. Tenía 15 años cuando ingresó en la Sociedad de Autores y Editores de Música de Francia, a pesar de no cumplir con los requisitos por la edad, excepción jamás hecha hasta el momento.
Recuerdo que en los desgraciadamente extintos Encuentros de Música de Cine de Sevilla, en 2001, se le rindió un homenaje con un concierto de su banda. Carlos Colón escribió en el libreto que se entregaba un artículo sobre el jazz en el cine que tituló 'Del Cotton Club a los Campos Elíseos'.
Fue el mismo año que el día después ofrecía otro concierto Michael Nyman. Ya veréis como el día que se muera el plasta este lo tenemos hasta en la sopa.


viernes, 1 de enero de 2021

Los datos del canal #UltimoEstreno de Youtube en 2020



Cerramos 2020 con unos magníficos resultados de visitas al canal-programa #UltimoEstreno de Youtube. Un año más que, gracias a esta plataforma, os hago llegar mis impresiones sobre los estrenos de películas a través de las videocríticas o los videorreportajes sobre distintos aspectos del cine vistos desde mi particular forma de entenderlos.
Al 31 de diciembre de 2020 nos situamos ya en 1.300 suscriptores, que son 487 más que los que #UltimoEstreno tenía hace 12 meses. Eso ya es motivo de agradecimiento a todos vosotros y muy especialmente a quienes se suscriben al canal.
Hay dos datos distintos a la hora de comprobar qué ha sido lo más visto en #UltimoEstreno en 2020. Por un lado, lo más seguido SUBIDO EN EL MISMO AÑO, y por otro, lo más visto DESDE SIEMPRE. En este sentido, y como os indico en el gráfico que adjunto a este texto donde podéis consultar todos los datos, los tres vídeos más visionados han sido videorreportajes y no críticas de películas. En primer lugar, 'En torno a la palabra del capitán', subido en septiembre y dedicado al estreno de 'Palabra de capitán', la película documental sobre el autor Juan Carlos Aragón y que incluye entrevistas al director, a amigos y seguidores del protagonista, etc. que hasta el momento suma 4.100 visionados. En el segundo puesto la agradable sorpresa del vídeo dedicado a las bandas sonoras de dos cintas que han tratado la figura de Pío XII en el cine, 'Escarlata y negro' y 'Amen', con 2.398 visionados, y en tercer lugar, el reportaje sobre la serie 'High Score' de Netflix dedicada a la historia de los vídeojuegos (1.564 visualizaciones).
Respecto a lo visto en 2020 incluyendo el material existente anteriormente, el primer puesto es intocable y con continuas subidas de visionados: 'Regreso a Verano Azul', con 139.546 visualizaciones que, unidas a las 49.099 visualizaciones que tiene 'Doce localizaciones imprescindibles para recordar Verano Azul', suman casi 200.000 visionados de un completo documental en dos partes grabado en los veranos de 2018 y 2019, dedicados a la famosa serie de televisión. Esto da una idea de la vigencia y seguimiento que, 40 años después, conservan las aventuras de la pandilla de niños, Chanquete y Julia rodadas en Nerja. Dos videorreportajes que han tratado los lugares donde se rodó la serie en formato videográfico como hasta ahora no se había hecho jamás, que descubren numerosas anécdotas, que han causado muchas reacciones entre los seguidores de la serie a nivel mundial y que ha tenido también quienes han copiado algunas de sus secuencias en otros vídeos, lo que me alegra infinitamente 🙂
Para terminar, algunas cosillas curiosas del canal #UltimoEstreno en este 2020 a modo de datos: la edad de los espectadores y la procedencia. La mayoría tienen una edad entre los 35 y 54 años, con preferencia de los 45 a 54 (¡tengo que enganchar al público más joven!), y en cuanto a desde donde lo ven, España, México y Argentina son los países que aportan mayores espectadores al canal. Estados Unidos aparece en sexta posición.
Solo me queda agradeceros que estéis ahí, siendo fieles a este canal como herencia, bastante distinta pero ilusionante, de aquel #UltimoEstreno que conocimos en las ondas de la radio durante casi veinte años y que tanto recuerdo dejó en miles de oyentes que aun me seguís o comentáis.
Enlace de acceso y suscripción al canal: https://www.youtube.com/channel/UCojF3NG1v67xWFfJ831n8bA

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Hace 40 años: mi primer proyector de cine



Mi primer proyector de cine 'de verdad' -muchos habíamos tenido antes el entrañable juguete Cine Exin- apareció en mi vida cuando yo tenía 11 años. Mi padre me lo regaló en los Reyes Magos de 1981 y lo compró el 30 de diciembre de 1980. Un día le 'tomé prestada' esta especie de garantía que en la gaditana y purísima tienda Óptica Malet ("al servicio de usted") le dieron junto con la máquina asegurando que "era legal su importación".

Se trataba de un Eumig Mark para películas de 8 mm. Mi sueño se hizo realidad y además con un proyector de calidad que aun hoy conservo en una zona de mi despacho, expuesto, junto a otras reliquias. Eumig fue la compañía más importante de fabricación de proyectores a nivel mundial en los años 70, fundada mucho antes, en 1919, y tuvo un triste final a mediados de los 80: optó por destinar a sus empleados más expertos a trabajar para Polaroid según el acuerdo entre ambas empresas para poner en marcha el sistema Polavisión, aquel mamarracho que te revelaba una foto en 90 segundos en tus narices tras salir de las cámaras que inventaron y que fue una ruina. Se dice que Eumig se quedó sin trabajadores para sus propios proyectores y cámaras y tuvo que contratar a mineros austríacos (¡) para montar sus aparatos, provocando una enorme y lógica caída en la calidad de éstos.

Hoy se cumplen 40 años de aquella compra, como puede verse en la hojilla que os muestro. A diferencia de una gran mayoría de quienes compraban este proyector, yo no lo quería solo para poner películas en la pared más grande que existiera en nuestra casa o invitar a los amigos a flipar, que también, a los que obligaba a sentarse diez minutos antes mientras con el tocadiscos de mi padre les hacía escuchar, a modo del sonido ambiente en los cines, bandas sonoras de sus discos recopilatorios con temas de Francis Lai, Georges Delerue o Morricone que ahora los conserva quien escribe.

De manera que yo 'construía' cines. Sacaba de un mueble del salón o de mi habitación todo lo que hubiera, metía el proyector como podía en un extremo y proyectaba hacia el otro donde, con un A3 en blanco, había hecho una pantalla a la que le había pintado los bordes con el carioca negro. Entre ella y el Eumig construía sillones de cartón y sentaba los clicks de Famobil que me quedaban de mis años más infantiles, aun sueltos por ahí, en alguna caja. En un trozo de papel pintaba una cartelera y la pegaba por fuera del mueble que tocara ese día y, a la hora que había escrito en ella, abría ceremoniosamente la puerta del armario, accionaba la rueda del proyector y las dos bobinas comenzaban a dar vueltas en el mismo sentido. A los cinco minutos la lámpara interna ya había dado suficiente calor como para que se fundiera cada cierto tiempo por la falta de ventilación y hasta juraría que hacía sudar a los clicks aun estando hechos de plástico. Pero yo estaba "echando cine" a imaginarios espectadores.

Hoy veo que las salas que yo recreaba con mis infantiles ocurrencias están desapareciendo y leo que ir al cine es un coñazo, que mejor ver las películas en casa, y no puedo remediar una dolorosa mueca de desilusión por todo#UltimoEstreno

lunes, 28 de diciembre de 2020

'Soul', Disney sigue en el camino de la trascendencia

Las películas Pixar-Disney han tomado un giro trascendental en sus historias. Me refiero a ir más allá de lo perceptible, de lo inmanente, no de la relevancia que para la compañía haya tenido en sí este punto y aparte por el que la compañía ha optado probablemente por inanición guionística. Al fin y al cabo, ¿qué más van a contarnos? Su animalario humanizado, sus historias de castillos de personajes malvados y sus apuestas étnicas –visionar ‘Soul’ y valorarla desde el punto de vista del color del protagonista es un error de novatos o interesado- ya fueron expuestos a lo largo de tantas décadas y esas mismas narrativas se exprimen ahora en Live Action.

¿Qué hacer, pues, con la animación que incluso la propia Disney anunció en su momento que enterraría para siempre? Volverla ‘trascendental’, modernizar conceptos y profundizar en la psique humana para desarrollar historias que, como la propia mente, posee ilimitadas posibilidades, en este caso guionísticas y formales, creativa de mundos al albur de los ideólogos de la nueva generación de la animación disneyana. Filmar hasta la saciedad secuelas de ‘El Rey León’ no te permite cambiar de escenario a los protagonistas por la propia naturaleza donde se mueven los personajes, pero inventar el desarrollo de las emociones humanas (‘Del revés’) o el cielo, el infierno y los diferentes submundos entre ambos sin necesidad de tocar conceptos teocráticos permite todo lo que los guionistas quieran inventar. ¿En qué ámbito se mueve el ser humano cuando muere? ¿Cómo son nuestros huéspedes en el lugar donde anidará nuestra alma? Como quieran los autores de la animación actual de Pixar. Y eso es una ventaja que les está resultando exitosa a la siempre inteligente compañía creada por el tío Walt.
A lo que vamos: ‘Soul’ es una vuelta de tuerca más de la metafísica de Disney, de la que también hizo gala ‘Coco’, recuerden. La lástima es que no se repita la solvencia con la que se emplearon estas historias del más allá en ‘Del revés’ y la cosa termine en un forzado de situaciones y en una exposición cansina y algo enrevesada de elementos pertenecientes a los submundos expuestos al espectador, que además se repiten con innecesariedad: cabezones a lo Casper brincando, figuras picassianas como dioses administrativos, luz al final del túnel con pasarela incluida bastante cansina para, al fin y al cabo, entregarle la llave maestra a un concepto bastante manido en el cine: el intercambio corporal por error. El alma del protagonista se mete en un gato y una indeterminada chica hinchosa acomodada en el universo inventado que baja nuevamente a lo terrenal es el nuevo interior corpóreo de Joe Gardner, macguffin que da paso a un predecible intercambio de situaciones que obvian un garrafal fallo guionístico en el filme. Cuesta trabajo pensar que el peluquero converse con Gardner escuchándole hablar con voz de mujer como si tal  cosa, así como el resto de personajes que se cruzan con el músico con la excepción de su madre, momento en el que se decide colocarle su voz original. Porque si lógicamente el espectador escucha la voz del gato (sic) y los personajes los maullidos, es porque ¡es un gato y no puede hablar! Pero si en la butaca oímos por boca de Gardner la voz de Tina Fey, ¿me tengo que imaginar que los personajes secundarios escuchan a Gardner? ¿Y para qué este embrollo de voces? ¿Me explico o es que he perdido reflejos comprensivos con la edad?   
Técnicamente, la animación de ‘Soul’ es extraordinaria. La evolución en este sentido sigue siendo impecable y es especialmente detectable en las secuencias mundanas del filme: la sala de conciertos con Dorothea Williams, su público, las pobladas calles de New York, el metro (¿Hay un personaje anónimo con guiño teóricamente inconexo a Rowan Atkinson?)… Todo un espectáculo acompañado de dos tipos de composición musical en función de donde nos encontremos: la lógica jazzística que indefectiblemente debe acompañar a Gardner y la casi minimalista y recordatoria de la que en su día hiciera Thomas Newman para aquel mundo espacial alienado en ‘Wall-E’. Es muy probable que Trent Reznor y Atticus Ross reciban doble nominación al Oscar en la próxima edición por sus trabajos para esta cinta y ‘Mank’.
Tras la moraleja final, en la que Disney vuelve a sus conceptos ancestrales para proclamar al fin y al cabo que la belleza está en el interior, lo que queda diáfanamente claro es que se deja la puerta abierta a una segunda parte en la que sabremos por dónde se desarrollan las andanzas de 22, personaje femenino –que no se olvide- descolgado del desenlace de una película que echamos en falta en pantalla grande por su atractivo visual.
Os dejo antes del texto la videocrítica de 'Soul', con más cosas comentadas, subida al canal #UltimoEstreno en Youtube, al que te invito a suscribirte.


jueves, 24 de diciembre de 2020

Música de cine para el Día de Navidad




RTVE ha apostado por la música de cine para el día de Navidad, y yo que me alegro. La programación es para adaptar todo lo que vayáis a hacer el 25 a dos bandas horarias sagradas.

-En La 2, a las 12:30 horas, emisión del concierto Gala de Música del Cine Español, a cargo de la Orquesta Sinfónica y Coro de la RTVE, con obras de los compositores Alberto Iglesias, Pascal Gaigne, Iván Palomares, Arturo Cardelús , Vanessa Garde y Alejandro Amenábar. No os podéis perder el concierto entero, especialmente la suite de 'En las estrellas' de Palomares y 'El laberinto de las tortugas', de Cardelús.

-En La 2, a las 20:30 horas, se emite el concierto que a principios de año ofreció John Williams en Viena con la Orquesta Filarmónica de Viena, en el que se pudieron escuchar bandas sonoras como 'Hook', 'Encuentros en la tercera fase', 'ET', etc. Algunas como 'Las brujas de Eastwick' o 'Sabrina' no suelen oírse en conciertos ni la mayoría prestarle atención, ante tanta saturación de galaxias e Indianas Jones, así que prestadle mucha atención.

Hasta entonces (recordad: doble cita, a las 12:30 y 20:30 horas), sed felices y os emplazo a mi felicitación navideña colgada ayer en mis redes ;-)





domingo, 20 de diciembre de 2020

'El Cid', la serie de Amazon Prime Video



Sin que sirva de precedente, vamos con una videocrítica de una serie en el canal #UltimoEstreno de Youtube. Ya sabéis que en #UltimoEstreno no hablo de series de televisión ni plataformas.
Lo hago en esta ocasión porque me llama mucho la atención que alguien se gaste actualmente una brutalidad de pasta para hacer una cosa con #elcid como protagonista, un personaje politizado que el facherío utiliza para hablar sobre la unidad de España (en el siglo XI no existía España, pero en fin) y los del otro lado consideran casposísimo y un matamoros, con lo incorrecto que hoy día resulta pensar en esa posibilidad. ¿A alguien le resulta interesante ver la historia de Rodrigo Díaz de Vivar durante casi seis horas y además los cinco capítulos de la primera temporada solo son del personaje de niño y sus primeros escarceos bélicos?
Preconizo fracaso de espectadores, aun incluso algunos viéndola por aquello de las batallas al estilo 'Juego de tronos' y eso. Ojalá me equivoque, porque la serie es solvente, la pasta se nota y el nivel interpretativo de actores como Carlos Bardem, Elia Galera o Juan Echanove es excelente. Echanove está maravilloso, contenido (¡es posible!), con rostro de senador o emperador romano aunque haga de obispo. Si a alguien ya puestos se le ocurre producir una serie sobre Espartaco, que lo contrate como sucesor de Charles Laughton.
Además, me enoja lo cainitas que somos en España. Si esta producción fuera americana o británica, estaríamos babeando.
De la banda sonora de Gustavo Santaolalla ni hablo en el vídeo. Prefiero no hacerlo porque no me van los bajos acústicos ni los samplers en la edad media. Y ni mucho menos desaprovechar los personajes y sus estupendas opciones para 'componerles sus temas'. Elegir a Santaolalla ha sido uno de los mayores errores de la serie, una pena.
#elcid la podéis ver en Amazon Prime. Y ya no hablo de más series. Durante las casi seis horas de los cinco capítulos podía haber visto tres películas de John Ford de las que aun tengo esperándome, que para eso hizo más de doscientas.

Enlace a la videocrítica en Ivoox: https://go.ivoox.com/rf/62693144