Ettore Scola (1931-2016) era uno de los directores por los que el costumbrismo y las ganas de narrar lo que sucede ante nuestros ojos cotidianamente le corría por las venas en cada una de sus películas. Este 10 de mayo hubiera cumplido 89 años.
'Una jornada particular' o 'La familia' me parecen joyas de gran calibre, pero me apetece recordar lo que le sucedió con 'Splendor'. Es una historia amarga y que quizá muchos no conocen.
Scola rodó 'Splendor' en 1988 mientras un desconocido Guiseppe Tornatore hacía lo propio con 'Cinema Paradiso'. Con apenas tres meses de diferencia, Tornatore estrenaba en Italia la película de Fredo, Totó y todo lo demás que ya sabemos. Fue un fracaso en toda regla.
A Scola casi le da un síncope cuando sabe que se está rodando otra cinta con la misma temática, en la que un antiguo cine es el protagonista y en los dos casos incluye el ocaso de ambas salas. Pero cuando pilla el cabreo de espanto es cuando sendas películas -en mayo de 1989- acuden al Festival de Cannes para competir por la Palma de Oro. Dos películas italianas, las dos contando lo mismo. Scola tiene a su favor su dilatada carrera, un puñado de cojonudas películas y a Marcello Mastroianni en su elenco. Tornatore tiene de bagaje las broncas con la productora por recortarle más de 40 minutos de película a ver si así funciona. El director de 'Cinema Paradiso' comienza a agobiarse más de lo normal.
Para colmo, en la programación de Cannes le toca a Scola presentar primero su película, el 17 de mayo. Ir por delante ante la crítica y el público elegido cuando cuentas lo mismo que otro es algo, obviamente, fundamental. Tornatore se hunde y no sabe donde meterse durante los días que transcurren desde el 17 al 21 de mayo, que es cuando a él le toca presentar su 'Cinema Paradiso'.
'Splendor' fue recibida con amabilidad. Era fácil imaginar cómo se valoraría posteriormente 'Cinema Paradiso', rodada por un desconocido con idéntica temática. El colmo de la mala suerte: su película se proyectaba a las nueve de la mañana.
Una buena parte de la crítica, productores y demás prefirieron no madrugar para volver a ver una película sobre un viejo cine. Los festivales son largos, ves al día entre seis, siete películas de media, y os aseguro que es agotador. Así que allá fue Tornatore, dispuesto a ser noqueado, o peor aun: ni siquiera a ser tenido en cuenta.
Pero cuando finalizó la proyección de 'Cinema Paradiso', quienes estaban en la sala se levantaron, aplaudieron durante un buen rato, salieron entusiasmados y provocaron en apenas unas horas uno de los boca-oreja más famosos del cine. Fue entonces cuando comenzó el mito de esta película, ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes y del Oscar a película de habla no inglesa, entre otros muchos.
El cine se olvidó de 'Splendor', una pequeña delicia de Scola. Y si Jacques Perrin lloró viendo los besos enlatados que le dejó su amigo Fredo, el enorme Mastroianni lo hizo en 'Splendor' contemplando 'Qué bello es vivir'. Y como la historia es así de bonita y agridulce, en próximas horas tendremos nuevo vídeoreportaje en el canal
#UltimoEstreno de Youtube donde os contaré esta historia más detalladamente y cositas de 'Splendor'.
En la intrahistoria del cine, hay más allá de 'Cinema Paradiso'. Y de Morricone.