lunes, 17 de agosto de 2009

Quince minutos sublimes ante setenta pueriles

Fui a ver Up en su estreno. La respuesta del público en aquella sesión y las críticas posteriores en un buen número de medios de comunicación, así como entre conocidos del ámbito cinematográfico, me hizo pensar si realmente el que debía ingresar en un centro para la tercera edad era yo en lugar del clon de Spencer Tracy. Por cierto, que si Carl Fredricksen tiene sus trazos basados en el protagonista de Furia o Capitanes intrépidos, el explorador Charles F. Munz es idéntico a Kirk Douglas. Homenajes para vender y que ayudan a sobrevalorar el filme.

Como pensé que yo tenía un problema, este fin de semana revisioné la nueva obra de Disney-Pixar para tratar de hacer las paces con un producto que no le llega a Wall-E ni a las cadenas de tracción que usa como piernas. Pero esta segunda ocasión me ha dejado el cuerpo aún peor. Así que me niego a que me encierren en un residencia para críticos gruñones (por cierto, Fredricksen me recuerda a veces más a Carlos Pumares que a Tracy) y, evitando sofismas y el más puro estilo crítico cinematográfico con ínfulas literarias, me reafirmo en que Up es un maravilloso cortometraje de quince minutos, concretamente hasta que visionamos al anciano protagonista cerrar el álbum de viajes e incluso su fundido en negro, donde la lágrima aflora ante la magnitud de lo visto y sentido, y por ello hubiera deseado que aparecieran los créditos para evitar tanto desatino guionístico posterior. Si acaso resulta brillante el inicio del vuelo de la casa de Fredricksen, pero no entiendo esa caída en picado de la historia, esos perros hablantes con collares (!) y el disparate del encuentro del anciano con su antaña admirada figura. Entre otras cosas porque me resulta guionísticamente lamentable que el viejo y Munz establezcan una batalla al más puro estilo Star Wars cuando se supone que éste debería estar ya fiambre...o tener más de cien años. Si con ocho, nueve, diez años, Fredricksen contemplaba absorto los documentales de su admirado y treintañero (como muy poco) explorador, ya me dirán qué edad tendría Munz en el accidentado encuentro cerca de las anheladas cataratas... Y lo siento, pero la concesión a lo fantástico y a la bondad guionística ya se me agota con una casa volando gracias a globos de helio, algo admisible tratándose de este tipo de productos. Pero provocar el encuentro de Fredricksen y Munz es una tropelía guionística impropia de una empresa capaz de hacer los primeros cincuenta minutos de Wall-E o, más atrás, las siniestralidades sexuales ocultas desde Blancanieves a El jorobado de Notre Dame.

Tampoco entiendo la pesadez del niño explorador. Ni su historia traumática al carecer de familia. Ni porqué Michael Giacchino no aprovecha la secuencia del anciano bajando en la silla mecánica por la escalera y en lugar de colocarle música original siendo como es -un resolutivo y brillante compositor-, utiliza Carmen de Bizet. Se lo preguntaré en el Facebook, a ver qué me contesta, porque en Úbeda finalmente no pude y el filme no se había estrenado aún en España.

No sé si me desespera más el gordito o el perro estúpido. O la pobreza guionística -una vez más- para acabar con los aviones de combate de los perros por un simple "¡ardilla!". Si alguien osa decir que todo esto es el culmen de Pixar y de Disney, vamos apañados.

Eso sí, recomiendo enfervorizadamente los créditos finales y sus dibujos en el álbum, relacionados con los técnicos que han hecho posible el filme. Yo los hubiera unido al primer cuarto de hora y hubiera quedado un precioso mediometraje de una veintena de minutos. Tal y como está la cosa, menos da una piedra. A no ser que esta tarde me reencuentre con Sam Reimi en Arrástrame al infierno. Mientras, voy a ponerme de nuevo el DVD con Wall-E y su Making Off...

domingo, 16 de agosto de 2009

Barbacoas en la playa Victoria



Ahí queda una imagen -de escasa calidad, aunque la tomé desde un lugar privilegiado- de las 'tradicionales' barbacoas que invaden la playa Victoria de Cádiz la noche en la que se celebra la final del Trofeo Carranza. Esta en concreto está captada hace apenas unas horas y corresponde, obviamente, a la celebración de este año. El debate está abierto, las valoraciones se suceden, incluida la municipal, los partidarios de esta multitudinaria aglomeración, -entre ellos un buen número de participantes que resulta muy divertido verlos con sus neveras en mano, piratas reventones por la cintura y camisetas con la palabra 'picha' entre otras monerías- y los que consideran que se trata de una gran catetada discutirán en estos días, la bronca se aplacará paulatinamente y el año que viene otra vez lo mismo. ¿Mi opinión? Pues ni idea, la verdad. Tengo que pensarlo. O a lo mejor no...

jueves, 13 de agosto de 2009

Innecesariedades

No entiendo la actitud de los políticos gobernantes a todos los niveles. Con la que está cayendo, y el ministro Caamaño le da por liarla con los crucifijos en las escuelas. Hay ministros (y ministras) que realmente no sé si tienen encomendada la misión de entretener al personal con disputas estériles lanzándole anzuelos -llámense simbología religiosa o aborto- para que a nadie le dé por pensar en lo que realmente está sucediendo, o es que simple y llanamente les gusta provocar. O denotan una inmadurez impropia del cargo.

El problema es que esta crispación innecesaria se traslada a otros ámbitos y localizaciones donde gobiernan los del lado contrario. Y en Cádiz le ha dado al Gobierno local de Teófila Martínez (PP) por establecer una cruzada moderna (es decir, con alegría moderada y sibilina, pero cruzada al fin y al cabo) contra el nudismo en las playas urbanas. Así que entre los crucifijos y los bañistas en pelotas...

Con tales temas tan tribales es fácil provocar debates que empequeñezcan lo que realmente nos preocupa como ciudadanos y españoles. No hay consenso en el diálogo social, los trabajadores caen como ametrallados, los autónomos cierran sus negocios por cientos al día, la economía parece dejada de la mano del "Dios proveerá" porque nadie (de un lado y otro) aporta soluciones suficientemente sólidas, las familias no tienen que comer, Cádiz es el culo del mundo en posiblidades de trabajo y en fomento de la cultura, donde el chovinismo carnavalero y futbolístico hace un daño mortal,... y estos se embroncan por quítame allá un bañador para tapar las tetas y los chochos.

Si yo gobernara en Cádiz no me preocuparía por prohibirle a los bañistas que se desprendan del bikini o del meyba de mi abuelo. Todo el mundo sabe cuál es la 'filosofía' que impera en una playa urbana como la de la capital, por cierto bastante deficiente en muchas cosas. Si yo gobernara me preocuparía mucho más esa ristra kilométrica de colillas pirieteando entre la espuma sucia que se queda en la orilla tras morir las olas, las latas de refrescos flotando, las mierdas (sí, sí, mojones) en el agua, lo sucísimo que se ve el mar en general, como estancado, en La Victoria, y el surrealismo de una franja longitudinal con todo el mundo pegado, sombrillas encima de otras y niños pisoteando las toallas ajenas, mientras el resto de la playa, la arena seca hasta el cemento del paseo, está totalmente vacía, en algo contranatura. Me preocuparía más porque La Victoria es una playa puerca, le moleste a quien le moleste, y existe una sustancial diferencia entre el agua y la arena de esa zona y la de Cortadura, y ya no digamos Camposoto por poner un ejemplo en San Fernando, cuyo mar fue calificado hace unos años por una revista especializada a nivel nacional como entre los cinco mejores de España. Y no vale hablar de que eso debe ser del manguito o de la trócola, es decir, de las mareas y coeficientes y otras nimiedades futesas. Es que no hay mierda porque no hay guarros contados por miles echando porquerías y otras playas son más 'naturales' en su concepción que La Victoria, observándose una adecuada distribución de disposición de los bañistas según sus criterios, a la hora de colocar sus bártulos.

El paseo marítimo de Cádiz es un lujo, nadie lo niega. Su playa es patética. Y la conozco desde que nací, que para eso mi madre me llevaba todas las tardes del verano desde donde vivíamos, en la calle General García Escámez, hasta cerca de El delfín azul, andandito y pasando por el lado de las ruinas de la plaza de toros gaditana tras ser demolida, donde ahora se sitúa la plaza Asdrúbal. Y almorcé buenos pescados en Casa Ramón, olí el zotal de las casetas y ya por entonces pillé una infección cutánea en mi torso por culpa de la porquería.

También me preocuparía por la imagen de Cádiz ofrecida 'gracias' a las barbacoas de pasado mañana. Algo que, hace unos años, alentó el propio Ayuntamiento para establecer un récord en el Guiness, se le escapó de las manos (sofás, tresillos, pailas calcinadas, alcohol desbocado, angangos por miles cantando sucedáneos de flamenco), casas enteras construidas sobre la arena... y al año siguiente comenzar el propio equipo de Gobierno a recortar los desmanes permitidos anteriormente. Cosas del surrealismo. O de no saber qué se quiere.

Y con respecto a los crucifijos... Como cristianos tenemos que estar pendientes de otras muchas historias realmente más relevantes que esta. Tenemos mucha tarea para prestigiar una religión que nos hemos encargado de desprestigiar durante siglos.

sábado, 8 de agosto de 2009

El silencio sonoro de los poemas en Santiago de la Espada y la Sierra de Segura

Santiago de la Espada tiene apenas 1.500 habitantes, en verano algunos más. A los hornilleros no les gusta promocionar en demasía el núcleo que conforman Santiago-Pontones y sus maravillosos parajes naturales. El turismo da dinero, sí, pero la masificación les amenaza y no la ven con buenos ojos. Andan felices con sus aldeas, con el ganado paciendo plácidamente; a pocos kilómetros y entre parajes sublimes, el lago en Las Anchuricas que no tiene nada que envidiar a un paisaje de Los Alpes, donde nos bañamos hace unos días sin indicios de seres humanos a mucha distancia,...

En la aldea de Las Nogueras, a apenas una decena de kilómetros de Santiago, tiene una casa Benito Mostaza. Buen escritor, profesor, iniciador de medios de comunicación, columnista, y sobre todo, padre de mi buen amigo Jorge Mostaza. Ambos nos han hecho vivir unos días de retiro en aquellas tierras tan distintas a Cádiz, que sirven a Benito y a su familia en verano para alejarse del febril trasiego de Sevilla donde viven.

Benito no es jiennense, pero como si lo fuera. Él y Virginia, su mujer, se trasladaron hace años allí cuando les enviaron como maestros, después hicieron su vida en Sevilla y las escapadas a Las Nogueras son frecuentes en fechas señaladas. Y me hicieron compartir una de ellas estos días, en los que necesité placidez y lugares para reflexionar, para darme fuerzas ante un invierno crudo en el que habrá que luchar mucho.

En Las Nogueras viven apenas un centenar de personas. Sus casas me llamaron la atención principalmente por dos cosas: muchas están recubiertas de placas metálicas para hacer resbalar las duras nevadas de una zona a 1.350 metros de altitud. Otras mantienen porches de entrada con parras, vides de un verde vivo con uvas que al sol dejan ver, tras su bella transparencia, el lejano paisaje. Nada que ver con los campos de Hernán Perea, a unas tres horas en todoterreno, donde el paisaje es rudo e inmenso, especialmente sobre el monte Cagasebo, donde se puede apreciar la esquilma humana de miles de árboles, llevada a cabo cuando fue declarada paradójicamente provincia marítima en el siglo XVI para utilizar la madera y construir los barcos de la Armada Invencible. Allá arriba capté la emotiva imagen de Nani y Mamen emocionadas mientras Jorge contempla el horizonte, a espaldas del sol,..

Camino de los campos te encuentras un bosque por el que las ardillas piruetean por los pinos, cervatillos se esconden o huyen despavoridos al paso del cuatro por cuatro por el carril y haces una parada para acercarte al pino Galapán, que se alza imponente y desafiante para que, al menos entre cuatro personas con los brazos extendidos y manos enlazadas, traten a duras penas de rodear su tronco.

Las Anchuricas, el pantano del Tranco, la belleza del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas,... El nacimiento del Segura se contempla como un lugar de fe, mana del suelo en una piscina natural de profundidad indeterminada y sus aguas heladas comienzan a buscar pronto los recovecos de las montañas no sin antes robarle un gélido chorro para beber en una alberquita. El río Borosa y sus entresijos de agua cristalina conforman un paisaje al que los encorsetados parques temáticos tratan de imitar en zonas vérdeas, con la diferencia de que lo que se vive recorriendo los caminos de la Sierra de Segura son reales.
Pero lo que jamás se olvida realmente es a la gente. Las mujeres de Las Nogueras salen a la calle a primera hora vestidas de negro una mayoría para comprar alimentos en una furgoneta que viene de Santiago, sobre todo lo que no se cultiva en las huertas de alrededor y falta para completar una buena y jugosa despensa. En el almuerzo del primer día que llegamos, Josico 'el de las migas', como su apodo indica, nos hizo una exquisita y gigante sartén de migas aderezadas en la mesa con uvas, pimiento, naranjas,... Josico tiene apelativo de niño, pero en realidad es el alma y sus ojos lo que tiene de pequeño travieso y feliz con lo que le rodea.

Mariano 'el de la Ía' disfruta al lado de Benito abriendo una botella de Marqués de Polavieja, un ribera del Duero de 2003, mientras un Marqués de Cáceres de 1997 aguarda sobre la mesa. Mariano tiene un supermercado en Santiago, durante años era quien traía el pescado a la zona y en realidad es fresador. Poco a poco se incorporan personas, amigos de Benito, hasta completar 'la cocinica', que es como el chalecito de la casa de los Mostaza, cruzando la calle del portón de la vivienda, donde sólo hay una explanada techada con una hamaca a la derecha, a la izquierda una barbacoa, varias mesas de plástico para comer y la vista del riachuelo enfrente que recorre la trasera entre árboles. Aparecen Carlos, Jesús y Antonio, hijos de Antonio Cózar, que es el 'potentado' de Santiago con su trabajo como dentista al que le han seguido sus hijos, que toman una cerveza, charlan con nosotros sin conocernos hasta ese momento,... La hija del policía municipal es preciosa y con 16 años se sienta callada a contemplar la escena. Su cabeza quizá esté en otros lugares, en otros mundos,... cosas de chiquillas.

Y tras el opíparo almuerzo, José Muñoz aparece con su guitarra. De piel curtida, semblante serio pero dicharachero al ratico, tiene predilección por las soleás, habla de sus discos grabados y la toca mientras Benito comienza a recitar algunos de sus poemas, varios de memoria, otros con uno de sus libros en las manos.
Juan, que es el cuñado de Mariano y Nicolasa casado con 'La Pía', se decide a recojer su guitarra y de ella y de nuestra garganta afloran las canciones de Sabina, Aute, La Mandrágora, Serrat y 'Aquellos duros antiguos..." en honor a nosotros. Olegaria, la mujer del 'Pieles', contempla una escena que se prolonga, con bebidas espirituosas y café, hasta casi la noche... Hay que correr y cambiarse, que toca verbena en Las Nogueras, preludio de las fiestas de Santiago de la próxima semana. El año que viene iremos de nuevo.

viernes, 31 de julio de 2009

Diario de Cádiz no se despeina en nueve años

El último barómetro del Estudio General de Medios (EGM), publicado hace varias semanas, revela que Diario de Cádiz cuenta con 153.000 lectores. Los datos corresponden al periodo comprendido entre octubre de 2008 y mayo de 2009.

Aunque existe un abanico de medios escritos de prensa en la provincia gaditana, el rotativo del Grupo Joly apenas se ha despeinado en estos años con respecto al número de seguidores del que disfruta. Cuando el monopolio informativo se acabó fruto de los avances del periodismo y la necesidad social de mayor información, apareciendo otros grupos mediáticos que compitieron con el buque insignia de los Joly, era de prever que se produjera un descenso de ventas o convulsos movimientos en el seno de su empresa editora. Pero ni la crisis actual, afortunadamente, puede con él. Hay despidos candentes, como en otros muchos grupos empresariales del país azotado por la crisis, pero los datos del cuadro que os aporto nos hace llegar a la conclusión de que el lastre que sufre el grupo editor del diario gaditano y que le obliga a apretar el cinturón no nace precisamente en la redacción ni en los despachos de los comerciales de este medio, sino en las cuentas con números rojos que emanan los resultados de ventas, publicidad y presencia social de los periódicos que el Grupo Joly ha ido creando paulatinamente en otras provincias como parte de una estrategia de expansión en la que además no todos los miembros de la familia estuvieron de acuerdo. Algunos diarios tuvieron que irrumpir necesariamente ante el desmadre de este sector empresarial de los últimos diez años y que ahora, cuando llegan la vacas flacas, ha obligado a sentarse a los editores que antaño se enfrentaban crispadamente para establecer una coexistencia pacífica, reducir gastos y romper la cuerda por el lado más débil: las plantillas, los empleados.

Cierto es que los clientes potenciales de periódicos también sufren la crisis, pero no nos quedemos en las frías estadísticas del último EGM. En un par de horas podemos extraer unos datos de los que podemos emanar conclusiones que nos darán que pensar, independientemente de la principal que ya la he citado anteriormente a la hora de reflexionar sobre el talón de Aquiles de este importante grupo periodístico.

Un análisis de las estadísticas del EGM en sus tres oleadas desde el año 2000 nos servirá para comenzar a pensar. De hecho, y como bien se puede ver en el cuadro, estamos extrayendo datos de 27 oleadas, suficientes como para hacernos una idea. Y una sucinta mirada nos lleva a una primera conclusión: Diario de Cádiz (insisto, excluyendo el resto de periódicos del grupo incluso los otros dos provinciales, Diario de Jerez y Europa Sur) contabilizaba 142.000 lectores entre febrero y noviembre de 2000. Si las estadísticas del EGM reflejan que actualmente cuenta con 153.000 lectores, nos indica un incremento de 11.000 lectores. Y ese guarismo, en plena crisis de carácter brutal. Pero veamos las evoluciones de estos años...

El diario por excelencia de Joly alcanzó su pico más elevado en cuanto a número de lectores entre abril de 2006 y marzo de 2007, con una cifra de 201.000. Desde febrero de 2005 habían venido experimentando un aumento paulatino de lectores cuyo máximo exponente se dio entre octubre de 2005 y mayo 2006, con nada menos que 34.000 lectores más. Superar en doscientos mil el número de seguidores diarios era algo obviamente temporal, de manera que esta inusual subida vino a moderarse conforme avanzaron los años, y de hecho sólo entre octubre de 2006 y mayo de 2008, Diario de Cádiz pierde nada menos que 47.000 lectores. Una buena cifra para utilizarla demagógicamente por sus competidores... si no fuera porque si así lo hacen, están obviando la suma de los paulatinos incrementos que le hicieron llegar al pico anteriormente mencionado, de manera que este periódico llega a sumar la cifra de 70.000 lectores nuevos entre febrero de 2005 y marzo de 2007. Tras el 'calentón', los guarismos volvieron a su cauce, y las diferencias de lectores en los dos últimos años apenas ha sido testimonial. En noviembre de 2008 suma 155.000 lectores, pierde varios miles después, ahora los vuelve a recuperar,... hasta situarse en los 153.000 lectores que le da el EGM. Y si hacemos la media de los 27 sondeos, nos percataremos -tal y como refleja el cuadro- que la media de lectores de Diario de Cádiz en nueve años se sitúa en 147.777 personas. Es decir, casi seis mil menos de los que disfruta ahora. No está nada mal... Si alguien quiere seguir con las elucubraciones, le recuerdo que fue en septiembre de 2004 cuando Vocento apareció en Cádiz con La Voz. 161.000 lectores contabilizaba Diario de Cádiz por entonces, durante los siguientes meses sufre un leve descenso en este aspecto, pero desde febrero de 2005 hasta marzo de 2007 no para de ganar lectores hasta alcanzar su culmen en toda una década.

¿Conclusiones? Las cuentas no cuadran porque el respaldo de lectores, y con él de ventas, se pierde por otro lado. ¿Es entonces justificable que se produzcan despidos en la 'Gallina de los huevos de oro' del grupo?