Ha sido un fin de semana de celebración del 93 cumpleaños de John Williams, y ahora debe serlo de recordatorio. Hoy, 10 de febrero, Jerry Goldsmith hubiera cumplido 96 años.
En el videorreportaje centrado en la banda sonora para «Monseñor» compuesta por Williams subido hace un par de días hago mención al uso del vals como estilo musical empleado en más ocasiones de las que creemos por reconocidos compositores de música cinematográfica, y cito que, en aquellos años a caballo entre los 70 y 80, Goldsmith también utilizó el vals en una película de cierta popularidad por la época: «Los niños del Brasil». Estrenada en 1978, cuesta evitar la risa floja ante las pasadísimas interpretaciones de Gregory Peck y Lawrence Olivier como Josef Mengele y el cazanazis Liebermann. Con secuencias bastante lamentables como la de la fiesta de nazis y el tinglado que monta Mengele y lo impostado que parece todo, no dejo de reivindicar la banda sonora de Jerry Goldsmith en el día de su cumpleaños para no caer en felicitarlo con sus obras más conocidas y reputadas.
«Los niños del Brasil» destaca musicalmente por su vals, a lo que muchos que he leído en estos años (entre ellos críticos de cierto reconocimiento) no encuentran sentido. ¡Un vals para Mengele! Debe ser que no han tenido la obligada misión de concentrarse certeramente en el guión musical del filme, porque el vals es, sencillamente, ¡de Liebermann! Una vez iniciada la película aparece por vez primera cuando sale en pantalla el cazanazis, que vive en Austria, el país por excelencia del vals. En el resto de la película, el tema está deconstruido o bien acompaña a Liebermann en sus pesquisas para seguir las huellas de Mengele. Y si el vals está utilizado el inicio de la película y al final, en los créditos, previo a la narración visual y una vez finalizada, es porque NO ES EL MISMO aunque nos lo parezca. La película termina con la obra musical triunfante, con el vals iluminado musicalmente a través de notas cambiadas del inicio, cuando habíamos escuchado una pieza más oscura, tensa y que preludia una historia macabra por resolver. ¡Cómo unas leves alteraciones o incorporaciones de notas son capaces de cambiar el sentido de una misma música!
A mí personalmente me fascinan esos instantes de Goldsmith en la secuencia de Mengele recordando el hospital donde practicaba sus barbaridades con las mujeres, cómo el compositor muestra su lado más clásico, capaz de escribir un tema absolutamente operístico, yo diría que wagneriano, de un clasicismo abrumador recordatorio de los grandes escenarios trágicos del centro de Europa que vio nacer el «Musikdrama»... y un siglo después el drama humano provocado por los delirios mesiánicos de un loco.
Os dejo un vídeo que he montado (si YouTube no lo fastidia) para mostrar lo que os comento y que sirve para felicitar al grandioso Jerry Goldsmith allá donde esté: https://youtu.be/PpsXcfj75zI
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