lunes, 2 de septiembre de 2024

Ajedrez


Hace unos días me obstiné en jugarle una partida de ajedrez al mar. Disfrutaba de suficiente visión de un tablero irregular y resbaladizo y contaba con un peón blanco para atacar. Justo cuando iba a mover, mi única pieza decidió cobrar vida, se giró hacia la derecha y salió de la escena sorteando por sí sola los embates del oponente. Entonces aquel reto dejó de tener sentido y concluimos en tablas por decisión unánime. 

Desconozco si esa señora me libró de un jaque mate seguro frente a aquella inmensidad. A veces te libras de la derrota sin quererlo porque alguien decide inconscientemente por ti. Si sucede aisladamente, es astucia. Si lo practicas como norma, es cobardía. Jamás te contagies de ella.

Fotografía: JCFM

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