Cuatro años en los que, sin faltar un día, los trabajadores siguen acudiendo al parque, sin cobrar, para mantener el recinto, las atracciones, evitar los conatos de vandalismo, cuidar de la treintena de pavos reales que todos los visitantes admiraban por su colorido... Toda una historia muy triste de un lugar que hizo las delicias de generaciones enteras.
Lo contamos en «Los últimos del Tívoli» que ya la han visto sus protagonistas y, conforme avance el verano, iré informando de las novedades de cara a su estreno y contaré cómo se gestó este proyecto hasta hacerse realidad.
Y muchas gracias al Ayuntamiento de Benalmádena y al eficiente personal de su Casa de la Cultura por la cesión del extraordinario salón de actos para la proyección.
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