Más de cuatro millones de niños esperaban pacientemente cada fin de semana que TVE emitiera los capítulos de 'Mazinger Z' desde aquel 4 de marzo de 1978, fecha en la que se estrenó la serie en nuestro país.
Durante seis meses, y mientras nosotros flipábamos con los nombres de cada 'bruto mecánico' y sus dispares características para tratar de acabar con el robot de Koji Kabuto, el facherío patrio decía que los niños iban a traumatizarse por ver a un personaje mitad masculino y mitad femenino, a despertar tempranamente sus bajos instintos sexuales con la sinuosidad de Sayaka o que había referencias religiosas en el nombre del doctor Infierno. ¡Y qué decir de Afrodita lanzando sus cohetes aunque jamás dijera "pechos fuera" como se cree! Los progres, sin librarse sus medios más prestigiosos como 'El País', alertaban de que el personaje más malvado se parecía sospechosamente a Carlos Marx y que había signos de destrucción en los que sibilinamente se podía hacer alusión a la hoz y el martillo. "Contenido neofascista", decían.
Como siempre, ambas partes lo fastidiaron todo y el 16 de septiembre de 1978 nos dejaron la cara partida a tanto púber traumado y nos quitaron 'Mazinger Z' para ponernos 'Orzowei'. Eso sí que fue un trauma, porque la censura funcionó y solo se emitieron una treintena de capítulos de los 92 que conformaban la serie en su totalidad. Mientras, tocaba quedarse con el tipo ese de aspecto aniñado que daba tumbos por la selva con andrajos de leopardo, del que solo recordamos su pegadiza canción de los créditos iniciales. Nadie es capaz de decirnos algo que sucediera en un capítulo de 'Orzowei'.
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