Si hay algo que no se le puede achacar a los organizadores del Festival Internacional de Música de Cine de Sevilla (Fimucs) es su apuesta por los compositores españoles, con lo que ello supone de riesgo. Es cierto que, en esta recién finalizada segunda edición, la marca de los Goya supone un respaldo mediático, aunque probablemente ello influya más en el dotar de prestigio al festival que en atraer al gran público, al que aún le queda un largo camino por recorrer para que conozca la música de cine que se hace en España. Y ese, precisamente, debe ser objetivo DE TODOS, no solo de Fimucs.
Por ese escepticismo del gran público que es el que decide llenar o no los teatros y las salas de conciertos, la apuesta de Fimucs no está exenta de riesgos, pero estoy convencido de que, cuando transcurran las ediciones venideras y paulatinamente los nombres de Manu Riveiro, Arnau Bataller o Federico Jusid vayan siendo más conocidos entre, insisto, lo que llamamos 'el gran público', los organizadores del festival esgrimirán una sonrisa de satisfacción ganada a base de mucha constancia. Supongo que se parecerá a la que esgrimimos muchos que, desde los años ochenta y por ejemplo en la radio como es mi caso, venimos reivindicando la opción de ver películas en idioma original subtitulado. Éramos bichos raros, había que vivir en Madrid y alguna otra gran capital más para ello y, hoy día, afortunadamente, tienes la opción en las plataformas y en alguna emisora de televisión de disponer el idioma que desees. Hemos progresado en treinta años. No está mal.
En 'De gala con los Goya', preludio musical a la inminente ceremonia que se celebrará también en Sevilla el próximo 11 de febrero, tuvimos la oportunidad de oír en directo bandas sonoras que, de alguna u otra manera, ellas o sus compositores han tenido alguna relación con estos premios, bien ganándolos o siendo nominados. Conjugar obras de nombres ya históricamente consagrados en la música de cine española e internacional como son los de José Nieto o Roque Baños con los de Bingen Mendizabal -muchos años haciendo música aunque no ha sido muy amigo de vender mediáticamente su excelente obra-, Víctor Reyes o Zeltia Montes dio como fruto un concierto dispar donde elegir según los gustos y algo frío como se ha venido comentando, a mi juicio por varias razones: el propio desconocimiento generalizado de las obras interpretadas, la enormidad de un recinto con 1.900 butacas y bastante gélido fisonómicamente hablando para una apuesta no tan mayoritaria y la carencia de alguna manera de alentar con iniciativas que calentaran a los espectadores. Ello hubiera sido ideal en momentos como la interpretación de la música de Augusto Algueró o el sevillanismo propiciado por la presencia de 'Carmen' y 'La piel del tambor' en el repertorio, o aprovechar más que los compositores están presentes para interactuar. Y por supuesto, evitar para posteriores ediciones el automatismo incomprensiblemente esgrimido por Antonio Dechent.
No obstante, creo que es probable que ese calor que parece ha faltado en Fimucs 2023 no resta ni un ápice a la calidad de las piezas seleccionadas, el logro y prestigio de contar en Sevilla con una docena de compositores, y otros tantos que orgullosa y legítimamente se puede apuntar Fimucs, como el carácter que, en solo dos ediciones, le ha conferido a sus encuentros matutinos con los compositores. De eso hablaremos en próximos días cuando entremos en los vídeos de los resúmenes de las charlas.
El concierto 'De gala con los Goya' nos demostró que Augusto Algueró fue un gran compositor, en cuya música interpretada se detecta las influencias de grandes clásicos como Max Steiner, Elmer Bernstein u Ottorino Respighi. Que Manu Riveiro compuso una de las grandes y desconocidas bandas sonoras del cine español contemporáneo en 2018 con 'La sombra de la ley'. Que el trabajo Mendizabal-Uriarte como modélica narrativa de Bajo Ulloa funciona tan desgarradoramente en 'Baby' como fuera de la película o que las reminiscencias de Goldsmith en 'La piel del tambor' corroboran porqué Roque Baños es nuestro compositor más hollywoodiense.
Hay muchas más conclusiones que solo en estos veinte minutos de música a modo de resumen se pueden extraer, así que imaginaos en dos horas de concierto. Por eso es importante asistir y por eso la apuesta de Fimucs por la música cinematográfica española debe tener continuidad en nosotros, quienes escribimos y hablamos de esto, para que nuestras letras y palabras contribuyan a la pedagogía de la música de cine pero también al paso más adelantado -justo y necesario- que supone dar a conocer quiénes son los creadores musicales españoles que hacen posible que exista el cine.
Os dejo el enlace al vídeo resumen del concierto, con la interpretación original de la ROSS, a las que le he colocado imágenes fijas y videográficas de las películas a las que pertenece cada banda sonora. Espero que lo disfrutéis.
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