sábado, 25 de febrero de 2023

'Klondike', el cine del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia



Justo al cumplirse un año de la invasión extendida de Ucrania por parte de las tropas rusas, es aconsejable ver 'Klondike', disponible en Filmin.

La película fue seleccionada por la Academia de Cine ucraniana para representar a este país en los Oscar de 2023, si bien no ha sido escogida entre las cinco finalistas.

'Klondike' es la definitoria imagen del complejo y jodido panorama que tenemos en esa bomba de relojería que es la Europa del este. Patriotas ucranianos por un lado, separatistas por otro, invasores rusos que subyugan a una población temerosa de represalias, grupos terroristas al mejor postor cometiendo barbaridades, seres humanos en continua diáspora y hogares destruidos...

Quizá resulte exasperante la lentitud de ritmo de la cámara de su directora, Maryna Gorbach. Comprendo su buena intención de introducir al espectador en el lugar de los hechos con los barridos o los planos fijos, pero francamente no creo que para mostrarnos a Irka yendo por agua en campo abierto haya que dejar la cámara estática unos cuantos minutos castigándonos en tiempo real con su ida y venida, por citar solo un ejemplo.

En contraposición a estas carencias rítmicas, 'Klondike' es una película necesaria, cruel y bellísima a la vez. Necesaria porque nos invitará a reflexionar sobre lo que está sucediendo no ahora, sino desde hace muchos años. De hecho, la película se sitúa en 2014, cuando los rusos entran en Crimea y Donbas. Y ya en el siglo pasado los ucranianos denunciaban en su cine la manía de los rusos por invadir suelo ajeno o pisotear los derechos de su pueblo, sirva como ejemplo 'Tierra' (1930), una obra maestra que puede verse en Youtube.

'Klondike' es cruel porque tiene los últimos veinte minutos más duros que he visto en cine en los últimos tiempos. No voy a contar porqué, tenéis que verla. Y es bella, bellísima en su amargura. Los planos de los campos de girasoles ucranianos oscurecidos por la guerra, la asombrosa luz del establo con la vaca que Tolik tiene que sacrificar para malvender su carne a los rusos y que así dejen en paz a él y a su mujer Irka, en un avanzado estado de embarazo. La pareja holandesa sentada en el fuselaje del avión destruido por un misil ruso en aquella tragedia del vuelo MH17 ante la soledad de la inmensidad del campo árido. Y por supuesto, el gran agujero en el salón de la casa de Tolik e Irka desde donde todos vemos lo que sucede en un exterior que, en contra de lo que podemos pensar, se extiende hasta nuestras propias fronteras a causa de un conflicto mucho más cercano de lo que creemos. Por eso hay que ver esta película con la que su directora está recorriendo el mundo como ejemplo de cine y como bandera de reivindicación por los derechos de un pueblo pisoteado.

Podéis ver la videocrítica de #klondike en el canal #UltimoEstreno de Youtube, donde ya está subida.











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