El 17 de febrero
de 1980 fallecía el compositor norteamericano Jerry Fielding. De formación jazzística en sus inicios, no fue
hasta pasados los 40 años de edad cuando se introdujo en el mundo del cine,
tras haber sufrido una etapa de ostracismo debido a las acusaciones de
comunista del Comité de Actividades Antiamericanas.
No fue pródigo
en la gran pantalla, y su música particularmente no me llama la atención. Sí
reconozco el papel de sus composiciones para apostillar las imágenes principalmente
de los directores para los que trabajó con mayor relevancia a la hora de hablar
de sus scores, como son los casos de Sam Peckinpah y Clint Eastwood, si bien
destacan más como muleta musical que por su calidad.
En el vídeo del
día tenemos tres muestras que además se corresponden con las bandas sonoras a
las que Fielding fue nominado a los Oscar. La primera, la más interesante a mi
juicio, es Grupo Salvaje (1969), el
inclasificable western de Sam Peckinpah. Sus primeros instantes musicales antes
de que se forme la mundial con tiros por todos lados tras el atraco de la banda
que abre el filme logran mantener la tensión del espectador como podemos comprobar.
Dentro del disparatado desarrollo que Peckinpah lleva a cabo del filme, sin que
este sea un calificativo peyorativo, recordamos también el tema cantado por los
mexicanos del poblado que despiden a los forajidos a caballo, todo ello antes
de secuencias tan inefables pero arrebatadoras como la procesión de plañideras
con la chica acribillada a balazos paseada en plena cena. Sólo Peckinpah era
capaz de estas cosas que algunos ahora copian y quienes no han visto el cine de
este director creen haber descubierto el Séptimo Arte.
La segunda
película en el vídeo corresponde a los créditos iniciales de Perros de paja (1971), otra producción
de culto de la filmografía de Sam Peckinpah, con Dustin Hoffman y Susan George
protagonizando una historia en la que la búsqueda de la paz personal desemboca
indefectiblemente en una mayor violencia provocada por terceros que nos rodean
por un sentimiento necesario de venganza. Una música intuyo que
intencionadamente fea y que estoy convencido Fielding construye exprofeso de
esta manera para contagiarnos no de estados anímicos de los personajes —de ahí
la inexistencia de leitmotivs personales en sus temas— sino de la propia
atmósfera en la que se desenvuelve la acción.
La tercera
selección es de una película de Clint Eastwood, El fuera de ley (1976), en cuyos créditos oímos música pre—escrita
tradicional americana que da paso a un desarrollo en el que Fielding se muestra
más ortodoxo con los cánones del western.
Ninguna de estas bandas sonoras ganó el Oscar. A Grupo Salvaje le ganó curiosamente otra película del oeste, Dos hombres y un destino. Aún siendo distintos e incomparables, Burt Bacharach está considerado mejor compositor que Fielding. A Perros de paja le ganó Michel Legrand con Verano del 42, y El fuera de la ley quedó KO en 1976 por una obra maestra indiscutible: La profecía, de Jerry Goldsmith, el único Óscar que consiguió el maestro a lo largo de su pródiga y extraordinaria trayectoria.
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