El cine es un arte multidisciplinar y flexible con respecto a lo que el director desee hacer con su película. Para introducirnos en la historia, el cine recurre a un compendio de elementos de los que carece, por ejemplo, el teatro, que tiene los suyos. Juega con el espacio-tiempo como quiere, surge la música en donde no existe orquesta, la fotografía te permite generar la ambientación adecuada según la secuencia...
Para hacer buen cine no es obligatorio que estos elementos se utilicen acusadamente, es más, eso merma la calidad de la obra. Pero son recursos intrínsecos y frutos de una necesaria evolución. Se puede hacer una película sin una sola nota de música o en tiempo real, allá el director y quien la vea. Pero si Max Steiner no hubiera puesto su eficiencia musical al servicio de Merian C. Cooper, 'King Kong' no sería una película como tal. Quizá un documental de ficción o un mero producto audiovisual. Si Herrmann no hubiera musicalizado 'Psicosis', Hitchcock no habría logrado que fuera una obra maestra, y sin Vittorio Storaro 'Apocalipsis Now' no hubiera generado en el espectador esa sensación de estar enmedio de un irracional infierno bélico conseguida gracias, entre otros muchos factores (multidisciplinares, insisto) al cromatismo de la película.
Conclusión, que me enrollo: que 'Alcarràs', que pretenden venderla como la panacea del cine español del año, es un auténtico pestiñazo. La barca de Remedios Amaya sería Ben-Hur en premios en los Oscar al lado de esta cosa tan insufrible si la selección de las películas que reciben en Hollywood fuera con votaciones matemáticas eurofestivaleras.
En 'Alcarràs' no pasa nada aunque lo que cuenta pueda ser carne de película, en realidad como todo en la vida. En el cine español (y sus diferentes y politizadas comunidades autónomas) hay una hornada de gente que debe estar peleada con los compositores, los montadores, los adaptadores de guiones. Solo así se explica que esos recursos de los que hablábamos al inicio no se utilicen en pos de -imagino- un nuevo neorrealismo con el que esta gente puesta tras una cámara cree llegar mejor al espectador. Fuera música, fuera cámaras como las que colocaba John Ford y pasen ustedes por delante de ellas sin hablar, con minutos fregando en una cocina sin que suceda nada, mirando una pared, pasando de un lado a otro como zombis y así vendemos el bodrio como algo muy social y valiente que es muy desgarrador porque no hay recursos que estos directores desprecian o, dicho mejor, no saben utilizar. Y aparecen los pestiñazos estos con ínfulas de realismo, sin saber que hasta el cine más real siempre será cine, es decir, una mentira proyectada en un lienzo blanco que engaña al espectador desde el primer momento, y para ello es necesario emplear los recursos multidisciplinares que los maestros de esto inventaron. Pero no, tienen la suficiente pedancia como para rodar sin pulso, sin sangre, sin capacidad de emocionar...sin nada. Cine vacío, que no es cine, con el que van de intelectuales progres y denunciadores de cosas, que siempre vende bien para pillar tajada.
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