Ayer lo volvieron a hacer. Nada más aparecer los títulos de crédito cuando finalizaba el capítulo 1 de #veranoazul en su reposición, corte y al siguiente programa. Como lo hacen con otras series, con películas. El ente público, faltando el respeto a los planteles técnicos y artísticos de las producciones audiovisuales.
Así que trasladé la queja al Defensor del Espectador. Hoy ya he recibido respuesta por adelantado, que reproduzco en una de las imágenes siguientes. Resulta que los títulos de crédito "no son del gusto de la mayoría de la audiencia".
Me resulta sorprendente que respetar una producción audiovisual hasta el final incluyendo la información artística y técnica se base en criterios "de gusto". Francamente, no creo que sea un asunto a gusto ni del consumidor ni de los responsables televisivos, sino de mutilación de una obra, de supresión de datos a los espectadores y de especial gravedad en un ente que pagamos todos de nuestro bolsillo.
Alucinado es poco al leer semejante burrada como respuesta. Lástima que no tengamos más Federicos Fellinis, que cuando vio que sus películas se emitían en la RAI con publicidad llamó montando un cirio al director de la emisora pública por manipular sus obras y el asunto llegó hasta el Parlamento italiano con tribunales incluidos. Aquí nos importa una mierda la banda sonora de Carmelo Bernaola, quiénes hicieron posible que Verano Azul fuera una realidad y así con todo lo que vemos.
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