El comentario que publicó el amigo Conrado Xalabarder hace varios días en Facebook sobre la película documental 'Mi legado nazi' ('What Our Fathers Did') me ha animado a ver esta producción del año 2015 disponible en Filmin.
Para los que nos desazona desde siempre el surgimiento y el auge del nazismo y las consecuencias que ello provocó en la Europa del siglo XX, visionarla es obligatorio, aunque a decir verdad, debería serlo para todos.
El escritor y abogado judío Philippe Sands reúne en determinados lugares estratégicos de la barbarie nazi -el guetto de Cracovia, una sinagoga calcinada, una carretera donde 3.500 judíos fueron tiroteados para caer en una fosa y cuyos cuerpos aun se encuentran bajo tierra- a dos hijos de jerarcas nazis que fueron partícipes directos de aquellas matanzas. El documental invita a ambos a mirarse al espejo a través de sus progenitores para trasladar al espectador los sentimientos que guardan en su interior dos ancianos con visiones diferentes. Mientras que uno de ellos se resiste a incluir a su padre en las responsabilidades directas de tanta barbarie, el otro muestra un profundo desprecio por el suyo y conmina a su colega a admitir lo que sucedió con la anuencia de ambos ascendientes.
‘Mi legado nazi’ penetra y escuece, porque es duro ver a dos hijos hablar así de sus padres, pero una visión más allá nos sigue perturbando o debería hacerlo. La visión que nos proporcionó Maximilian Schell en su papel de abogado defensor en ‘Vencedores o vencidos’ cuando, en su alegato final, dijo una lapidaria frase: “La culpa de Alemania es la culpa del mundo”. Aquí, la culpa de dos hijos es, por extensión, la del mundo que permitió el holocausto y lo más preocupante aun: los honores que uno de ellos recibe cuando los tres protagonistas de la película visitan una concentración en Ucrania de la que no quiero desvelar más detalles.
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