Alan Menken cumple hoy 72 años.
Disney tiene bandas sonoras inmortales en un buen puñado de sus clásicos antes de que llegara Menken a la compañía, a finales de los ochenta, y empezara a componer obras que han quedado ya para la historia del cine. 'La sirenita', en 1989, fue la apuesta de la empresa para resurgir o irse a por tabaco, y la banda sonora de Menken desempeñó un papel fundamental en ello, circunstancia refrendada en 1991 cuando se estrenó la estupenda 'La bella y la bestia', en la que el compositor demostró que era aun capaz de dar más a la hora de crear un musical, ampliando registros y construyendo una obra que era evidente se trasladaría a otros formatos, como el teatro, ante su grandeza.
Después vendrían 'Aladdin', 'Pocahontas', 'Hércules' y la 'gran' banda sonora de Menken: 'El jorobado de Notre Dame'. Se trata de una película adulta, poco apreciada por el público mayoritario, de connotaciones sexuales explícitas: la secuencia del ruego de Frollo a la Virgen María para que le aparte los pensamientos lascivos hacia Esmeralda es tenebrosa, perturbadora, imponente y musicalmente lapidaria; en otra, el baile de la zíngara supera con creces la sinuosidad de Jasmine en 'Aladdin' y embrutece el concepto melifluo de la Blancanieves original... Y así podríamos seguir ante la gran cantidad de atractivos de un filme que solo tiene como merma el abuso del ordenador, demasiado descarado en ocasiones.
Pero yo hablaba de Menken, del que me quedo con esta obra maestra que es 'El jorobado de Notre Dame'. Otra vez el estilo coral de 'La bella y la bestia' cuando surge ('Topsy Turvy'), un impresionante prólogo con el gregoriano y la acción como protagonistas o el extraordinario 'Out There', con un in crescendo narrativo impecable que se inicia con un Quasimodo humillado en su merma para avanzar en las ilusiones del protagonista sobre lo existente fuera de su campanario y acompañarlo musicalmente en su recorrido por los exteriores con la plenitud de una orquesta pletórica.
Lástima de premios de postín, casi siempre tan injustos. Sí es cierto que los Oscar, con Menken, han sido prolíficos, obteniendo ocho estatuillas en su carrera, solo superado por Alfred Newman, pero justamente en 1996 no fue de recibo que 'El jorobado de Notre Dame' se quedara solo en la nominación. Porque si hay que reivindicar la película en su totalidad, no se puede quedar atrás el análisis de la banda sonora no solo de las canciones que a muchos nos sonarán, sino también la partitura que encumbra las imágenes de una película que fue, realmente, la que cerró una etapa del resurgimiento de Disney (1989-1996) que dio paso a otro modelo de animación en la compañía que es el actualmente vigente.
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