Además de interminables y áridos paisajes, una buena parte de ellos feos de narices, ‘Nomadland’ también te ofrece la oportunidad de ser timado bajo la premisa de una historia existencial, la de una mujer víctima de las putadas económicas con las que nos hace sufrir el sistema. En realidad, el papel que interpreta Frances McDormand –que vuelve a hacer de ella una vez más- es de una desarraigada social más rara que un perro verde y que prefiere cagar en una furgona que en su casa. Porque que no se olvide nadie que la protagonista de esta plasta de película tenía familia y hogar. Como conviene no olvidarse de que ‘Nomadland’ es de Disney, la directora está forrada y vienen a hacer cine social con la cara de cemento armado: de la manera más floja posible, con cuatro piojosos impostados y con el cuento del semidocumental.
Basura de primera categoría, especialmente por el engaño.
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