domingo, 25 de octubre de 2020

"Duelen los cuernos cuando crecen"


En el enfrentamiento que mantiene el obispo de Cádiz con el sacerdote y amigo Rafael Vez Palomino -situación bastante triste además de sonrojante para la Iglesia, por cierto- me llama poderosamente la atención que por vez primera el Obispado utilice como argumento de tanto peso en defensa de Zornoza las declaraciones y opiniones expresadas por el presbítero en medios de difusión digitales y en redes sociales.

Lo que los miembros de la iglesia, y especialmente los cofrades, han venido leyendo desde hace ya nada menos que casi dos décadas en diferentes plataformas de internet dejando al descubierto las situaciones que padecen numerosas hermandades de toda Andalucía; los insultos antes y después de los cabildos de elecciones; las calumnias con cobardes seudónimos; gente con responsabilidades en juntas de gobierno escribiendo barbaridades y, en definitiva, alimentando la basura, jamás fueron tenidas en cuenta para velar por el cumplimiento de la Ley de Dios en organizaciones eclesiales cuyos componentes deberían dar ejemplo fraternal y solucionar sus problemas con diálogo y acercamiento siempre en el ámbito de lo privado.
Se han presentado documentos de escandaloso contenido difamatorio a este obispo en momentos muy graves que, desgraciadamente, sufren numerosas cofradías, y han sido tirados a la basura, a veces desde el mismo despacho de los directores espirituales, otras en el Secretariado Diocesano y, en definitiva, se ha mirado para otro lado como si la reiteración de muestras de odio públicas fuera "cosas de chiquillos" en la Iglesia, algo que quizá pudiera ser así si estuviéramos hablando de quinceañeros en proceso de maduración. Pero no ha sido el caso y lo sabemos.
Ahora, cuando las supuestas difamaciones en redes afectan al propio Zornoza, se utilizan para tratar de despojar a un sacerdote de su oficio, que no -por imposible- de su vocación. Largos años mirando hacia otro lado cuando se alertó del daño que causaban tantas repugnancias escritas y quienes lo permitían y alentaban, que en ocasiones han sido hasta premiados con diferentes privilegios no solo dándole pregoncitos y palabrería barata en atriles, sino también en el ámbito de lo laboral, y ahora el obispo viene a censurarlo y utilizarlo como argumentario porque él mismo lo sufre en sus carnes... Tan sorprendente como triste para quien aun conserve la ingenuidad en todo lo que rodea a estos asuntos 'religiosos' que contemplo desde la grada hace ya bastante tiempo.

"Duelen los cuernos cuando crecen", que le decían a Imanol Arias en 'Tiempo de silencio'. O cuando te interesa.



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