Más allá de la importancia de los nombres de Ennio Morricone y John Williams, la concesión del premio Princesa de Asturias a ambos compositores significa algo muy importante: la música de cine es, de una vez por todas, tratada como se merece, se relega el concepto de música 'menor' para, por fin, valorar su trascendental papel en la cultura universal -no solo en las artes audiovisuales- y adquiere una dimensión que históricamente veníamos reivindicando muchos amantes y profesionales de ella como refrendo de respeto y valoración.
No estamos ante 'música de ascensores', sino ante lo que es ya un género que entró hace tiempo por la puerta grande de la historia de la música. Le pese a quien le pese, especialmente por ignorancia.
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