Este país sigue dándole razones a Berlanga para que resucite, que sería lo único bueno que tendría la pérdida de tiempo (tan libre, parece) que tenemos en España. Esto en Murcia. Y el resto de pastelerías de allí, a la gresca con la que ha tenido la idea para que el personal no se líe a tartazos por las calles como mínimo.
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