En esta semana se ha insultado y acusado. Y mucho.
Podemos tener diferentes
opiniones. Es sano. Si las redes sociales sirven para exponerlas y extraer
conclusiones con afán de aprender de lo que nos puedan aportar los
demás, entonces cumplirán con una importante misión.
"Estupidez",
"carajotura", "memez", "idiotez", "desfachatez", "gilipollez",
"inútiles", "ladrones", "será porque hay que pagar a..."... y otras
lindezas ajenas al rico debate que puede tenerse al respecto solo
descalifican y dejan al descubierto la mentalidad de quienes utilizan términos incompatibles con el respeto.
No sé si el desmadre irremediablemente incontrolado en las redes de los radicales atacados en su interesada heterosexualidad es tan preocupante como que se dé el caso de profesionales del periodismo o de la administración pública que no han dudado en sacar también los pies del tiesto. En definitiva, sumarse al insulto. Me ha llamado la atención el artículo de José Joaquín León en Diario de Cádiz del 17 de febrero. Hablamos de un curtido periodista que ha sido director de este rotativo que, como es lógico y legítimo, tiene derecho a opinar sobre los semáforos de San Fernando y su simbología. Pero, francamente, me parece grosero y desafortunado llamar "boba" a la alcaldesa de una ciudad.
"Los semáforos anti homofobia que han instalado en San Fernando me parecen una bobada de Patricia Cavada, la alcaldesa", dice tan a gusto alguien que no solo debe ser ex sino parecerlo. Yo, como soy seguidor de la racionalidad lógica de Forrest Gump, también creo que tonto es el que dice tonterías, de manera que boba es quien hace bobadas. Además, me parece impropio comenzar su alegato justificando su respeto a los homosexuales. Muy "Excusatio non petita". Pero no voy a ser yo quien dé lecciones a todo un erudito en periodismo y en semáforos. Eso sí, en otro momento hablaremos de su interpretación sobre la iniciativa de los semáforos "con el único interés municipal de complacer al lobby gay", según afirma. Creo que a este 'lobby' como despectivamente lo denomina en el contexto del artículo lo tienen mucho más contento otros poderes fácticos que bien conoce el ex de Diario de Cádiz, como es el caso de sectores muy influyentes de la Iglesia, que una alcaldesa de una ciudad. Pero de eso no se habla, no se opina. No es que sea pecado, es simplemente resquemor a la valentía.
En definitiva, y hablando de lo importante, termino la semana preocupado. Tanta irascibilidad -y desconocimiento,
porqué no decirlo- me hace pensar. Mi segunda preocupación ha venido de
la lectura de una petición popular para boicotear una obra de teatro en San Fernando
porque en su elenco aparece Willy Toledo. Presumiblemente estoy dando
alas a algo que no merece ni mencionarlo, pero no puedo remediarlo: me
preocupa el despropósito contra una manifestación artística y el
incremento de censores.
En esta semana ha insultado y acusado. Y mucho.
En esta semana ha insultado y acusado. Y mucho.
Bravo. Y valiente.
ResponderEliminarLo que hay es mucha falta de educación, por muy cultos que quieran sentirse.
Luego se les llenará la boca al tildar a los demás de querer imponer su pensamiento único.
No puedo terminar sin citar al poeta alamán Johann W. von Goethe: "Pero sus estridentes ladridos sólo son señal de que cabalgamos".
Siga con salud.
Muchas gracias por leerme y desearme salud. Saludos.
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