El legado que nos deja Adolfo Suárez tiene que
servirnos para seguir su ejemplo y, camino de cuarenta años de
democracia, soltar alforjas caducas sin prejuicios y mirar hacia una
España nueva: la que reclaman las nuevas generaciones, y especialmente, los nuevos tiempos. Él lo hizo y lo logró, afortunadamente para nosotros.
Hoy tenemos que abrir otras sendas y ser valientes como lo fue nuestro
presidente. ¿Quién será capaz de estar a su altura, a la altura que
necesita el país para "construir el nuevo edificio", tal y como calificó
Suárez en su día aquella nueva España, convertida hoy en un compromiso
que eluden quienes ocupan los sillones del poder?
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