No es lo mismo, que diría Alejandro Sanz. Que ETA anuncie el "fin de la actividad armada" es una gran noticia, qué duda cabe, pero la banda no ha aparecido públicamente para comunicar su disolución. Si estuviéramos hablando de otra organización, de gente con una consecuente forma de actuar, podrían replicarme desde cualquier sector que la banda terrorista ha empleado un eufemismo y que su renuncia total a la violencia conlleva su indefectible disolución. Pero quienes protagonizan la noticia son individuos pertenecientes a una organización cuyas decisiones en numerosas ocasiones se han escapado de cualquier razonamiento lógico. Por ello, no es lo mismo.
Se trata de un gran paso que estoy convencido pertenece a un calendario marcado por varias partes, desde los mandatarios de ETA hasta los representantes políticos del Estado. Pero no nos engañemos: llegados a este punto, es necesaria la DISOLUCIÓN de ETA y no el cese de su actividad. No se trata de ser puntilloso ni pájaro de mal agüero. Se trata de, entre otras cosas y garantías, mirarse en el espejo de otro proceso de paz de distintas connotaciones y origen pero aplicable a la hora de buscar soluciones. Hablamos de Irlanda, donde el IRA fue disuelto por sus auspiciadores.
ETA sigue presente y además trata de marcar los pasos por donde tenemos que caminar, 'sugiriendo' una negociación entre España y Francia para solucionar lo que ellos llaman el conflicto de Euskal Herría. Poco a poco, de acuerdo. Es imaginable que además querrán morir con la dignidad que para los asesinos supondrá no comunicar de una tacada su final de doble vertiente. Siempre he considerado que la represión policial no era la única solución a la existencia de medio siglo de ETA y que todo era cuestión de fortaleza y calendario. Pero que nadie se llame a engaño porque una verdad a medias es una mentira.
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