
Fueron dos horas maravillosas y del álbum de fotos os ofrezco esta de hoy. El resto las subiré al facebook en próximas horas. Parece estar captada apenas llegada la noche, pero está hecha sobre la una y media de la madrugada. Veinticinco segundos de exposición entre otros detalles y objetivos y salió una imagen que me gusta por lo que transmite a a los ojos de quien la visiona.
Regresé caminando por la playa gracias a la viva luz que ofrecía la luna. Pasé por rincones olvidados, lugares a los que no todos llegan a pesar de la masificación de la zona, y al fondo de la cuña océana penetrando en la arena, las titilantes luces de Los Caños. Regresé pasadas las tres de la madrugada. No son horas, lo admito. Si no sois ejemplo de locura como yo, os recomiendo un lugar bajo el faro, una piedra que como mascarón de proa sirve para ir delante del mundo, navegando sobre el aire y sobre el mar, un poco antes de las nueve de la noche. A la derecha veréis morir el sol y a la izquierda salir la luna. La noche y el día, al alcance de tus brazos extendidos. Con qué poco soy feliz, coño...
Que poeta caraho. Le pone música y ya tiene un pasodoble weno...
ResponderEliminarUn saludo, que ya no se acuerda usted de los pobres.
Si entre los pobres esta er Yona, te garantizo que no me olvido. Soy acérrimo seguidor. El otro día me partí con el capítulo de las pruebas a los candidatos... Un abrazo.
ResponderEliminarPicha, creo que ese día estaba yo pescando allí (pa variar), pero estaba al otro lado del faro, bajando la colina por la izquierda... jajaja
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