No llego a entender muy bien el titular del teletexto de TVE anteayer. "Fallece el cómico José Luis López Vázquez". La profesión a la que hace referencia el lumbreras que tuvo la ocurrencia de usar esta palabra es muy digna, pero quien murió hace apenas unos días no era "un cómico". Era uno de los actores más grandes y versátiles que ha parido la cinematografía española. Por eso no comprendo qué tiene de cómico el papel de José Luis en Mi querida señorita, por poner un ejemplo, o de actor teatral encarnando a un gran emperador romano.
La última vez que estuve con él fue en el Festival de Málaga de Cine Español, donde le entrevisté nuevamente e hizo gala de las ocurrencias con sus comentarios que no pararon ni siquiera cuando nos fotografiamos, como puede observarse en la imagen. Sagaz, más raro que yo en determinados aspectos, huraño si no le agradaba alguien, José Luis López Vázquez también tiene una butaca que él mismo 'bendijo' con su presencia en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, uno de los coliseos más importantes de España por su historia.
No era el más grande y ahora los advenedizos y aduladores deberían contenerse para evitar que los habituales plañideros encumbren a los que mueren como dudosa buena costumbre. No lo fue más que Fernando Fernán Gómez digan lo que digan, porque López Vázquez era un actor monumental, pero Fernán Gómez actuaba, dirigía, escribía, recitaba en discos grabados (yo tengo uno), hacía cine, televisión, teatro,... y todo lo hacía bien. No es cuestión de matematizar para establecer una jerarquía de excelencias, pero conviene tener claro que los grandes de verdad, esos que tienen la dicha de pertenecer a un exquisito consejo de sabios de números clausos, son los que han sabido hacer de todo en la vida y haciéndolo bien. López Vázquez tampoco necesitaba pertenecer a él. Descanse en paz.
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