Ayer visité la Feria del Caballo de Jerez. Paseas por las calles del Real y te encuentras casetas cuyos accesos no sólo rezuman aromas de jugosos pimientos y pinchitos. Que la Feria sea una divertida galería de parcelas decoradas no sólo sirve para oler las viandas; también es una peculiar manera de comprobar qué tipo de personas definen cada uno de esos recintos o microcosmos que conforman un lugar en donde, por cierto, se respira por los cuatro costados los aromas del ascenso a Primera División del club xerecista.
Lo que cambia la vida –y permanece en constante cambio- en sólo varios años. Hace escaso tiempo, el Cádiz CF estaba entre el selecto grupo de la veintena de clubes mejores del país mientras el Xerez apenas aspiraba a seguir luchando contra lo deportivo y lo económico, algo que además permanece en la sombra como una amenaza. Ahora las tornas han cambiado y son los azulinos los que colgarán el cartel de ‘Agotadas todas las localidades’ en el plazo de unos pocos meses cuando el FC Barcelona o el Real Madrid acudan a Chapín mientras el club amarillo tiene por delante aún que batirse el cobre con el Real Unión de Irún para al menos estar la temporadita próxima en Segunda División. Un gol de mala fortuna, un despiste, un árbitro cabrón o una gestión cortijera (...) pueden dar al traste con las ilusiones de la afición cadista y vivir durante diez meses viendo cómo el Xerez está en Primera y el Cádiz jugando contra el Roquetas o el Puertollano. Y Chapín se llenará, que no quepa la menor duda, porque aunque algunos se empeñen en llenárseles la boca con la simplicidad esa de que Jerez es un sitio sin tradición futbolística, al estadio acudirán todos provenientes de El Puerto de Santa María, Chiclana, San Fernando, Sanlúcar, Trebujena, la Sierra gaditana y la capital. Hablo en tercera persona porque os puedo asegurar que todos menos yo. Y no por algún tipo de ojeriza hacia Chapín, algo que como se puede comprobar en estas líneas de hoy, no padezco. Yo ya pisé ese magnífico estadio hace muchos años no sólo para ver fútbol, sino también para disfrutar de Status Quo a principios de los noventa o hace apenas año y medio para deleitarme con mis admirados Sabina y Serrat.
A lo que iba. Los rostros y las pintas de quienes se ven en las casetas dicen mucho del lugar donde se encuentran o de la institución, entidad o asociación cuyos nombres suelen figurar en la fachada de cada una de ellas. Yo me divierto más haciendo de mirón hacia dentro que bailando sevillanas, que dicho sea de paso, deberían practicarlas sólo las mujeres porque es una gozada ver lo bien que le sientan los trajes de flamenca a las chicas, miles de ellas bellísimas por el real jerezano. En el interior de casetas concretas ves a políticos con la correa ahogando las presillas del pantalón, catetos de medio pelo con chaqueta abierta y sonrisa falsa peloteando a esos políticos para que les conceda unas migajas a su chollo particular; se respira, aun sin entrar, olor a cebolleros. Hay otras que dan paz interior a pesar del jolgorio, las auras de cada persona te alcanzan y dejan intuir que hay buena gente en ellas sin ni siquiera conocerlas y entras a tomarte una copa antes de llegar a algunas en las que sabes que va a comenzar el rosario de saludos entre copa y copa de vino.
Mi comentario anterior en el que cité tanto al Xerez Deportivo como al Cádiz no tenía contenido alguno comparativo ni incendiario. Sólo hablaba de fútbol para decir que me alegro muchísimo de que un equipo de la zona esté en Primera División y de las paradojas de la vida. Yo de eso entiendo algo. Hace tres años yo era director de Medios de un club de primera, monté una estructura y cuando la entidad se vendió me echó un cretino con ínfulas, sicario de su jefazo, que salió escopetado a los dos meses de largarme. Antes de todo eso, cuando estábamos entre los mejores de España, parecía que podíamos lograr acabar con el catetismo mand(g)ante de Cádiz y sus personajes que tanto merodean alrededor de muchas cosas de la ciudad: el fútbol, el Carnaval, la Semana Santa,… Pero la cabra (y algunos) tiran al monte y no hubo manera. Yo quedé como cabeza de turco, se apresuraron para que regresara al club algún paleto pelota engreído más que profesionales de verdad a los que consultar las cosas y santas pascuas. Y no, no iba en el sueldo ni en pérdida de prestigio. Lo que quería decir es que, insisto, ahora es el Xerez de Primera y el Cádiz de no se sabe dónde. En la feria vi el cartel del partido del equipo de Chapín ante el Castellón este próximo domingo, bastante mejorable, la verdad, así que si el club xerecista quiere algo un poco más propio para la división en la que van a jugar, aquí está el tío para al menos proponer.
Bastante más preocupante para el Cádiz es que en todo Jerez figure un acertado lema en grandes carteles y pancartas: “Un equipo de Primera para una ciudad de Primera”. Y no es motivo de alarma para el club amarillo el significado de esta frase, sino que todo ello lo pague Cajasol, que tanta pasta ha soltado al Cádiz años atrás y ahora todo va para la ciudad del vino. O casi todo, pero ya Emilio Aragón -cadista empedernido- no tiene tanto poder en esa entidad financiera cuya política de selección de dónde pone el dinero (o no) a la hora de patrocinar proyectos es más que discutible desde un tiempo acá. Y no lo digo por el Xerez ni mucho menos. Ni por su feria. Un amigo mío dice que al fin y al cabo Jerez es como una hermana pequeña de Sevilla y sin sangre de Cádiz en las venas, de ahí que su feria no deje de ser una copia, eso sí, más accesible para sus visitantes que la hispalense. Y como ella, su Semana Santa. Hasta sus calles en algunos barrios. No sé qué contestarle, la verdad, porque no va descaminado.
Yo por lo pronto no participo ni lo haré jamás de un absurdo enfrentamiento inventado y alimentado por nacionalistas capitalinos o jerezanos, cuando el nacionalismo –ya sea centrífugo o centrípeto- es para mí uno de los cánceres más nocivos del mundo. De manera que me voy a la Feria de Jerez a disfrutar y el fin de semana a la playa, y lo mismo veo una obra en el Villamarta que en el Falla (este fin de semana toca Paco León), aunque a casi todos los responsables de los espacios escénicos les den por jugar a hacer de cadenas de televisión y ofrezcan lo mismo, mes arriba mes abajo. No debatir sobre si es mejor la campiña jerezana o la playa de la Caleta no es escurrir el bulto, porque independientemente de la descerebrada discusión sobre las aparentes excelencias, manjares y folclores de cada ciudad, hay otro debate al que sí debemos de prestarle atención por mucho que al gaditano capitalino no le apetezca, y es el análisis económico y social de la provincia y la aportación estratégica de cada una de las localidades. Algo así como el debate, que tampoco se quiere mantener por acojone autonómico (quizás Griñán esté ya dando indicios de cambios en este asunto) que debe sentar a la mesa a sevillanos y malagueños. No estoy sugiriendo un cambio de capitalidad andaluza, pero sí apuesto por una lógica y necesaria descentralización. Málaga es la provincia de mayor poder económico de Andalucía y acoge la mayor entidad bancaria andaluza. Su festival de cine es el más importante de la comunidad (ha ganado la partida al onubense) y el turismo andaluz sigue teniendo sus cimientos en la franja costasoleña. Así que no me parecería descabellada una descentralización de servicios, comenzando por reubicar la Consejería de Turismo en Málaga como primer paso. El resto es cuestión de sentarse, que es el problema. Hay quienes le tienen pánico a sentarse para solucionar las cosas. O quizás no les interese.
No piensas pisar Chapín, pero "si el club xerecista quiere algo un poco más propio para la división en la que van a jugar, aquí está el tío para al menos proponer".
ResponderEliminarSe te entiende todo.
A ver, Leo, te explico, que creo que no lo he hecho bien... No pienso pisar Chapín no porque sea el estadio del Xerez, me refiero en el ámbito en el que escribo en ese momento porque del fútbol quedé bastante asqueado por sus entesijos y eso me afecta a la hora de ver un partido. Pero si alguna empresa -sea del tipo que sea- me encarga algo de curro, evidentemente no lo voy a rechazar. Espero que se me entienda...si es que se me quiere entender, claro. Y también lo de no pisar es una forma de hablar. Saludos.
ResponderEliminarUn saludo para ti tb.
ResponderEliminar