Me gusta mucho la comparsa de Joaquín Quiñones de este año. Otras tan esperadas no tanto. Quizás me deje llevar por su temática, pero tratando de apartar la notable recreación que hacen de un periódico, tengo que hacer una extraordinaria valoración de la agrupación desde mi modestísimo punto de vista ante mi escaso conocimiento de los entresijos del Carnaval. Cierto es que me he llevado más de una década en el foso del Falla escuchando de todo y desde el primer día, además de corregir muchas páginas y echar un cable al equipo del suplemento El Gallinero. Pero cada uno debe hablar con propiedad de lo que realmente conoce, de manera que, sin entrar en tecnicismos, sí tengo que alabar a La pensadora gaditana por su afinación de voces, la temática, la preciosa música y las letras oídas hasta ahora.
La comparsa de Joaquín Quiñones (se nota la mano de Bustelo una barbaridad) es ideal para que el letrista se acuerde, en alguno de sus pasodobles, de la situación en la que se encuentran los periodistas y ataque por derecho la sangría laboral que se está produciendo, las intenciones de grandes y pequeños grupos editores, las condiciones laborales precarias de los profesionales y también, porqué no, la deficiente calidad que ofrecen los medios provocado tanto por las malas condiciones de trabajo como por la escasa preparación de un porcentaje de periodistas que ejercen hoy día. Ya de paso, el resto de agrupaciones podían dejar a Falete y a la Duquesa de Alba en paz y decirle a todo el mundo lo que está ocurriendo en el periodismo, algo que afecta a muchas familias que dependen de diarios y emisoras de radio y televisión.
Por cierto, como me cansa enormemente porque es un tema manido que ya lo discutí cuando merecía la pena, no voy a entrar en darle réplica a algunos descerebrados que ponen el solfa que me califique de "periodista" en este blog. Si ciertos miopes creen que los empresarios les pagan menos porque hay redactores que no tienen un título, pues que sigan sin ponerse las gafas y pegándose ostias por los rincones. Que a estas alturas, tras veinte años de profesión, dirigir dos periódicos, haber enseñado a decenas de becarios a hacer un periódico, crear unos cuantos medios y largarme a mi casa a las tres de la mañana muchas noches tras hacer miles de portadas (a 365 días el año, quitamos los de descanso, y desde 1989...) entre otras muchas lindezas, haya alguno que aún me culpe de su precariedad, sólo me produce risa floja. La misma que tiene el empresario al vernos divididos con esta gilipollez de discusión caduca. La misma que me causa cuando yo sí tengo cojones de defender a los profesionales públicamente o en juicios a los que he ido a declarar (quien me conoce lo sabe y basta con leer este blog) sin distinción de lo que cuelgue en su casa, ya sea un título o un chorizo en la cocina, y otros con titulitis o palmeros encubiertos (se os nota también) escriben con seudónimo en los blogs y foros, trepan o callan como putas. Y si eres tan bueno con tu título como escondiéndote con un nick, ya sabes: haz lo que he hecho yo en dos décadas. Seguro que lo haces mejor gracias a tu "preparación académica". Si lo logras, acabarás con los intrusos, incluidos dirigentes de asociaciones de periodistas como la APC, redactores jefes que hacen lo que tú no eres capaz, páginas cojonudas y sin erratas y sin cajas de texto manipuladas y programas de radio. Ala, a aprender, porque yo ya di carpetazo a determinadas cuitas y estoy en otras cosas mucho más interesantes como para perder el tiempo con algunos.
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