Llevo días en los que prácticamente no abandono la habitación de la planta superior de mi casa. Si ella es mi cuartel general inexpugnable, ese despacho con un desordenado orden y elementos surrealistas rondando por los rincones es el corazón donde se gestan mis escritos en este blog, mis diseños de páginas web para entidades y empresas (espero presentar la de mi hermandad a finales de este mes), mis constantes emails con David Doncel para conseguir que en Úbeda estén el próximo año los mejores compositores de música de cine, mis proyectos en el disco duro del ordenador cerca de mi ventana,... Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de esa habitación y quería compartirla porque, aunque la fotografía está tomada hace un año, repasarlo es divertido.
¿Será que me estoy volviendo loco? Sólo así puede explicarse que en esa esquina que veis, las estanterías estén coronadas por un camello, una Virgen, un Nazareno y un pastor flautista de un belén. Pasa el tiempo y en lugar de guardar cada imagen en sus cajas y vitrinas, se quedan ahí, expuestas, esperando, y mi cabeza las olvida, de manera que termina la Navidad y el Rey Baltasar se queda en la planta alta de mi estante al lado de un flautista, y dos imágenes pasionales juntas... A ver quién explica esta plaza de San Pedro barata y coronada en el cielo con tanta disparidad.
Es sólo una parte de una habitación plagada de cds como se ve en la foto, la gran mayoría de bandas sonoras de películas, y debo ser un clásico para pasármelo bien porque en la mesa están dos juegos que, lo reconozco, me siguen apasionando. Y entre tanto cd, colecciones de dvd o incluso de video (sí, las cintas en horizontal en la estantería central conforman la colección de Verano azul, soy un incondicional y me la regalaron nada más publicarse) están mis fotos con Javier Bardem, Luis García Berlanga, Imanol Arias; me recuerdan, cuando desvío la vista del ordenador hacia ellas, a estos amigos desde entonces y los ratos vividos con ellos, ahí colocados en la balda correspondiente, casi atropellados por mi antigua y rescatada colección de vagones de electrotren...
Un libro de Barbra Straisand, un viejo manual de Alcances, la extraordinaria Sevilla penitente, la lámina del Coliseo Romano que me regaló Nani cuando nos parecía tan impensable que pudiéramos ir,.. ¿Para qué salir de esa habitación si lo tengo prácticamente todo y en ella se gestan ahora mis planes de futuro? El día que salga de ahí, de mi hogar y de mi entorno, será para algo que realmente merezca la pena.
Hola, José Carlos!
ResponderEliminarNo creo que te estés volviendo loco, creo que los locos son los que piensan que después de la llegada de los Reyes Magos a Belén todos los pastores de ese pequeño pueblo desaparecieron... ¿Se fueron con la música a otra parte?
Tu pastor flautista es una evidencia de que, una vez han pasado los grandes acontecimientos, las personas seguimos con nuestra vida contidiana... si no es que alguien nos mete en una caja hasta el año siguiente (es un poco como aquello que hacen algunos políticos, que después de las elecciones mete al pueblo en una caja y lo olvida durante 4 años).
Saluda al pastor de mi parte!
Mar