Conocí en Grazalema la noticia de la declaración de competencia del juez Baltasar Garzón sobre los hechos que afectaron a los represaliados por la Guerra Civil.
Se dio la casualidad de que me encontraba cubriendo, con el fotógrafo y buen amigo Israel J. Poveda, las I Jornadas de Exhumación de Fosas que se celebran durante estos dos días en la preciosa localidad serrana.
Creo que un evento de esta relevancia debe ser reflejado en los medios con la cobertura adecuada. Historiadores, arqueólogos, profesores universitarios y magistrados de la relevancia de José Antonio Martín Pallín nos están aportando datos reveladores y hechos históricos que en ocasiones erizan el vello, independientemente de las inclinaciones políticas de los existentes.
Mi cara oculta de apasionado de la historia ha aparecido sin contemplaciones desde las nueve de la mañana de este jueves y creo que no se me quitará hasta pasados unos días, el tiempo suficiente para que les cuente en el periódico Información lo que sucede en estas horas en la sala del Villa Turística de Grazalema y en próximos capítulos les detalle en este blog que quizá haga reflexionar al más pintado que aún sostiene la idea de "pasar página" y olvidarse de los cuerpos anónimos enterrados, cuyos cráneos suelen mostrarnos, para verguenza de nuestro país, un demarcado orificio de bala.
En su día se habló de la posibilidad de la asistencia del juez Baltasar Garzón, que finalmente no acudió, algo que hubiera sido la guinda de un encuentro obligado para historiadores, arqueólogos y familiares de los desaparecidos. La profusión de datos y documentos gráficos ofrecidos por los conferenciantes servirán, hasta la tarde de hoy viernes, para recabar detallada información de un apasionante y emotivo tema de rabiosa actualidad y que parece remover conciencias.
María Naval y Blanca Alcántara, diputada de Ciudadanía y delegada provincial de Justicia respectivamente, inauguraron las jornadas al iniciar la mañana, preludiando un día histórico en el que se dieron a conocer los resultados de la exhumación de la llamada La fosa de las mujeres en Grazalema, lugar en la finca del Alamillo donde fuerzas derechistas condujeron a catorce mujeres para asesinarlas. La fosa fue exhumada en su momento y los arqueólogos participantes en esta iniciativa, Jesús López y Jesús Román, detallaron anoche lo que fueron capaces de encontrar tras sus intervenciones: desde cráneos con orificios de bala y golpes de hacha, hasta fémures atacados en sus extremos por animales carroñeros o cerdos, pasando por casquillos de bala, medallitas, pendientes o anillos de apenas valor y deducciones antropológicas. Algunas de las víctimas padecían artrosis, otras lesiones óseas por cargar con peso en sus trabajos o dientes que corroboran las carencias alimentarias de las mujeres. Una frase lapidaria de Jesús López: “Nuestro trabajo no terminará hasta que todas y cada una de ellas queden identificadas”.
También resultó de interés la conferencia del historiador Fernando Romero que, bajo el título La represión fascista en la Sierra de Cádiz, ofreció datos y fechas históricas. Así, detalló que, en septiembre de 1936, las fuerzas golpistas ocuparon los últimos municipios de la provincia, y entre el 13 y 17 de ese mismo mes, se establece el militarismo en las poblaciones. Grazalema fue uno de los últimos ocupado, y citó al falangista portuense Fernando Zamacola como “uno de los que hizo estragos en esta zona” y principal protagonista de la ocupación de Grazalema, agenciándole “asesinatos e incluso violaciones”.
Romero quiso también destacar la violencia del otro bando, la de izquierdas, de manera que “tenemos documentadas alrededor de un centenar de víctimas de la represión republicana” en localizaciones de San Roque, Jimena, Alcalá, Setenil, Olvera y Grazalema, “donde hay que reconocer que se produce el 20 por ciento de estas represiones de la república, y lo sabemos porque el franquismo se encargó de dar a conocer la llamada “causa general”, una gran investigación para conocer toda la barbarie cometida por los marxistas en el territorio nacional mientras gobernaba la Segunda República”.
Cuenta el historiador que se cursó una orden a todos los ayuntamientos andaluces en el año 1937 en la que se plasmaban preguntas sobre las pérdidas detalladas producidas por el bando republicano, algo de obligada contestación. En este ámbito, mostró una imagen de la veintena de víctimas que, alrededor de agosto de 1936, fueron asesinadas en el kilómetro cinco de la carretera de Grazalema a Ronda, todas pertenecientes al bando nacional y que el régimen exhumó, en 1940, para darle sepultura en el cementerio católico de la localidad, algo que contrasta claramente con las víctimas de la represión fascista.Destacó el historiador el hecho de que Grazalema se convirtió en el lugar de asilo de numerosos republicanos de otras poblaciones.
En cuanto a las pérdidas en el bando izquierdista, Fernando Romero recuerda que Ramón Salas Larrazábal, en su libro Pérdidas de la guerra publicado en 1977, hablaba de algo más de 700 víctimas, aunque empleaba una metodología incorrecta, “ya que no se tuvo en cuenta un gran poblema de base: que todas las víctimas no fueron inscritas en el Registro Civil”, y mostró el ejemplo de una víctima que figura como finada en los años 80, cuando había fallecido casi cincuenta años antes. En la veintena de los registros civiles de la sierra, se inscribieron 189 víctimas de la represión fascista entre los años 1980 y 1989. De ellos, un total de 12 son de Grazalema.
Detallando el número de desaparecidos, Romero indicó que más del 60 por ciento de ellos no se inscribieron. “En Arcos no se contabilizaron más de 63 por ciento de fusilados, en Espera el 75 por ciento; en Puerto Serrano, el 80 por ciento,... Hasta llegar a la media del 71,5 por ciento”.El disertador habló de la metodología para saber de la existencia de estos desaparecidos que no constan en el Gobierno Civil. Así, explicó que se han visto obligados a buscar documentación paralela, como requerimientos del Gobierno franquista a los ayuntamientos sobre ciudadanos “a los que se les haya aplicado la pena final”, telegramas remitidos por el Gobierno Civil o documentos en cuarteles. Como ejemplo relevante, destaca el número registrado de desaparecidos en los archivos municipales grazalemeños y que alcanza casi los trescientos, lo que, comparándolo con la población de la localidad en aquellos años, supone un porcentaje revelador a la hora de saber cuántos represaliados existieron sin constar en el Registro Civil.
Etxeberría, gran conferencia
“Con la memoria histórica sucederá lo mismo que con el ecologismo. Éramos cuatro locos, pero ahora no hay partido político que tenga agallas de ignorar propuestas medioambientales en sus programas electorales”. El vaticinio es del profesor de Medicina Legal y forense Francisco Etxeberría Galindo, que impartió una extraordinaria conferencia ayer en el marco de las I Jornadas de Exhumación de Fosas.
Etxeberría no optó por los tecnicismos propios de su profesión. Ante un público generalmente joven y erudito, prefirió decantarse por relatar su dilatada experiencia en excavar fosas desde el año 2000, fecha en la que se inician estas intervenciones. No tuvo reparos en justificar el título de su disertación, Exhumando fosas, recuperando dignidades, reivindicando el hecho de que “nosotros no recuperamos huesos, sino personas que jamás perdieron su dignidad aun asesinadas”, y no titubeó al desmitificar el hallazgo de las fosas en el contexto de la memoria histórica “porque es sólo el inicio de muchos más factores que servirán para completar este concepto, como el trabajo en los archivos históricos, documentales, etc.”.
El profesor de la Universidad del País Vasco tampoco tuvo reparos para defender su trabajo “ante muchos que aseguran que lo hacemos por intereses, cuando la gran mayoría de las exhumaciones no están subvencionadas”. Afirmó sentirse impresionado desde que participó en la primera apertura de fosas -la de Villafranca del Bierzo en 2000-. “He visto muchas autopsias, gente asesinada, pero aquello fue algo distinto”. Proyectó diapositivas de gran valor de fusilados y restos hallados supuestamente pertenecientes a ellos, detallando casos de víctimas como Emilio Silva, republicano asesinado por manifestarse para reclamar una escuela para niños.
Por su parte, el profesor de la UCA Diego Caro fue quien puso en antecedente a los asistentes, aportando datos sobre la situación política en España, mediatizada por la aparición del comunismo y el fascismo en Europa, destacando el “error” de la izquierda al minimizar “el poder de la derecha con la CEDA, con 800.000 afiliados”. Caro se mostró en desacuerdo con los que consideran a Miguel Primo de Rivera como precursor del franquismo, calificó de “estrategia terrorista” la represión emprendida por Franco y quiso citar a Pedro Laín Entralgo con una máxima: “¿Cómo se puede hablar de olvido cuando todavía la realidad se desconoce?”.
La gran mentira de diputación y del ayuntamiento de grazalema, dónde está todo lo que prometieron.
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