La imagen del Live 8 fue la de ellos juntos. Grandes monstruos de la música se subieron a los escenarios repartidos por el mundo para esta causa benéfica, pero la foto del acontecimiento del verano de 2005 fue la de Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright abrazados saludando a miles de aficionados en el lugar y millones de ellos frente al televisor. Tras casi cuarenta años juntos y composiciones ya universalmente conocidas, la participación del grupo en Live 8 hizo multiplicar por diez las ventas de sus discos durante las semanas posteriores al evento. No les hacía falta, pero ello daba muestras de la inmortalidad de Pink Floyd.
Dolorosa paradoja. Hablo de un grupo inmortal en la noche en la que me llega la noticia de la muerte de su teclista, Rick Wright. Un cáncer ha acabado con su vida. Maldita sea. Los ilusos que sabemos que las desavenencias personales, los encontronazos e incluso los intereses económicos pueden en ocasiones superarse para dar paso a un sueño -lo vivimos en el verano de 2005-, ya no podemos suspirar por ver lo que el resto de nuestra vida ha sido una aspiración frustrada. Y no han sido los enfados ni los royalties. Ha sido el cáncer el que nos impide seguir soñando con la posibilidad de que los cuatro miembros de Pink Floyd vuelvan a un escenario juntos.
Ya es imposible. Ya no hay nada que hacer. Ya no habrá más fotos después de la de 2005. Lo que era sumamente complicado pero convertido en una luz que brilla distante, un 'Shine on Your Crazy Diamond', se ha apagado. Junto con Rick, se murió la luz de cualquier posibilidad de unidad del grupo.
Sus teclados, su voz en alguna de las canciones del The Dark Side of the Moon con su participación en la composición, sus escasas ganas de litigios (abandonó el grupo el primero, incluso antes del último album juntos, The Final Cut) y su gran amistad con David Gilmour, al que ha acompañado en su gira en solitario On a Island desde el año 2006, han sido algunas de las circunstancias que han hecho grande al teclista de Pink Floyd. Aportó al grupo mucho más de lo algunos creen. El libro de Nick Mason, Dentro de Pink Floyd, editado por 'Ma non troppo', es un buen elemento para conocer los entresijos del grupo y el papel de Wright.
Qué tristeza me invade. Disfruté con Roger Waters y su concierto en Atarfe, y allí rubriqué mi firme compromiso de que, si alguna vez volviera a unirse Pink Floyd, acudiría a su concierto aunque se celebrara en el centro de la tierra. El cáncer ha hecho añicos mi promesa.
Las palabras más sentidas de David Gilmour nada más conocer la muerte de su compañero y amigo se pueden leer en la web oficial del líder de Pink Floyd tras la marcha de Waters: http://www.davidgilmour.com/.
No hay comentarios:
Publicar un comentario