Una amiga que reside en Cataluña aunque es gaditana (información secundaria pero que sirve para que ella se dé por aludida cuando lea el blog) me escribió 'preocupada' hace varios días. Al ver mis escasas actualizaciones durante la última semana, deseaba saber si era motivo de unas particulares vacaciones blogeras, falta de inspiración o es que "no sucede nada en tu vida" o en el mundo, estas dos últimas preguntas hechas con el humor negro que nos caracteriza a mí y a los/las que me rodean. Vivir sin el sarcasmo sazonado incluso de cinismo se convierte en algo insustancial, aunque los hay que no ven más allá del lenguaje de las canciones de Camela y entienden lo sardónico como foribundos ataques personales o a sus respectivos entornos. También la manía persecutoria por ignotas razones los llevan a rezumar un carajotismo con ribetes de odio.
Mi amiga tiene razón al tirarme de las orejas por mi vida contemplativa en internet durante este tiempo. En realidad, suceden muchas cosas en tan sólo siete, ocho días, suficientes como para no pasarlas por alto. Lo que ocurre es que a veces bajas los brazos porque sientes que tu reino no es de este mundo y no por el hecho de que te consideres con pedigrí y superior a muchos, nada más lejos de ese concepto, sino porque me quedo alucinado con el borreguismo social y los tiempos oscuros que corren en un gran abanico de ámbitos, y ya es cuestión de esperar ver cómo el cadáver de los inútiles pasa por delante de tus narices mientras aguardas en la puerta, desazonado pero sentado con un mojito veraniego cuando el trabajo lo permite.
Dí que sí, que había mucho de qué escribir y hablar en estos días, como para relajarme de esa manera. Ya me dirás, amiga, cómo pude pasar por alto una semanita de conciertos en San Fernando, todos seguidos y sin resuello, que han costado una pasta (al bolsillo del contribuyente y a los asistentes) y algunos con apenas medio centenar de espectadores, tres coincidentes con otros espectáculos en la Bahía de Cádiz, entre ellos el de Operación Triunfo en la capital gaditana, con 80.000 almas sobre la arena de la playa. Eso se llama coordinación, previsión ante posibles coincidencias, perspectiva, aunque yo lo llamo desconocimiento como uno de los términos más elegantes que se me puedan ocurrir. No contento con ello, se hace coincidir un festival de música reggae en La Isla... con la noche de las barbacoas del Carranza. Perfecto. Un diez para los caballeros y damas andalucistas y peperos, que la pasada semana fueron a Zaragoza a entrevistarse con Belloch para "aprender" de esta ciudad de cara a los fastos del 2010 e inventarse no sé qué de una red de ciudades relacionadas con el Bicentenario, algo que podía tener un cierto interés y desarrollo adecuado si los mandatarios isleños hubieran empezado a planificarlo un par de años antes, porque que yo sepa y aunque sea de letras y me resulte difícil contar, quedan 17 meses para el año de los iberoamericanos y la procesión magna y ahora vamos a Zaragoza "a aprender". Glorioso. Y el PSOE ha dado poco, pero bien, en la boca, apuntando que todos los conciertos apenas han congregado a 16.000 espectadores. El cine sumaba menos, ¿verdad?
Hablando de barbacoas, ¿cómo se me escapó tal acontecimiento en este blog? Miles de agangos legítimamente representativos del creciente catetismo juvenil que invade poco a poco nuestras calles (andando y en moto) camparon a sus anchas por el litoral capitalino, con sus cordones de oro, tatuajes camaroneros, réplicas de nike, barrigas orondas con ombligos semidescubiertos bajo camisetas cadistas, radios con CD en los que suena El Barrio y griterío bajunero en su salsa, como peces en el agua, en este caso, como horteras en la arena. Soy tan obtuso que no tengo manera de entender cómo un Ayuntamiento que hace tan sólo cuatro o cinco años quería llevarnos a la playa por cojones con barbacoas y todo lo que abultara para figurar en el Guiness, ahora exige todo lo contrario, moviliza a los cuerpos de seguridad para evitar bajadas a la arena con cualquier cosa que huela a madera, pide en cuñas publicitarias que "no uses carbón para la barbacoas" (!) y está loco por acabar con una fiesta que cuesta millones (me apunto a erradicarla) y que ya lo ha dicho por activa y por pasiva el presidente de los hosteleros gaditanos, Antonio de María Ceballos, que no deja ni dos euros más a los bares de la ciudad. Pero allá van, como en una gran concentración de catetos venidos de diversos puntos de la provincia, a comerse los pinchitos en la area, guitarra en ristre y soltando perlas por la boca. Todo un ejemplo de ciudad preparada para el turismo.
Cómo olvidarme, amiga, del Trofeo Carranza y sus gradas desangeladas, con lo que ha sido el torneo que algunos siguen empeñados en calificarlo actualmente como "el trofeo de los trofeos" en un claro ejemplo de ridícula afirmación. Grande el detalle de regalar entradas a los abonados cadistas para la final, todo un gentil ejemplo hacia los sadomasoquistas de la próxima temporada...¿O daba verguenza (si es que la hay) que toda España viera las gradas, tan vacías como algunas cabezas?
Tampoco debí obviar (perdóname, gaditana exiliada) las variopintas procesiones agosteñas en numerosas localidades, algunas son todo un ejemplo de cómo reunir a rencorosos con chaqueta, repintadas con trajes largos asidas a una pértiga, cargadores protagonistas (ay, el cáncer de las hermandades) de punta en blanco alrededor de imágenes utilizadas para atacar a otras y,en definitiva, todo un espectáculo mediático de oropeles y odio, mucho odio en el fondo hacia los demás.
Y el cura Fortea, que ha dicho que Federico Jiménez Losantos no está poseído por el demonio. Vamos, que es que el incendiario de la Cope es así, no le demos más vueltas.
Incendiario, pero sin sentido peyorativo al calificarlo, Fernando Santiago, el presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz, con su artículo en Diario de Cádiz el que se autodefine como un pringao. http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/204660/pringaos.html Magnífico, no se lo pierdan. Y además, ya somos dos, Fernando, aunque no me imagino a nosotros en los palcos de las carreras, ni de las corridas de postín (de toros, se entiende) y menos aún en otros.
Vaya con el veranillo cultural de nuestros pueblos..... solo puedo decir: ¡Mamma mia! (que por tu anterior comentario, parece que va en la misma línea, aaaay!).
ResponderEliminarBueno, lo de los mojitos es una buena alternativa: sentarte y ver pasar la vida, como si tú no tuvieras nada que ver con ella, hasta que el camarero te eche..... que siempre es después de pagar!
Una pregunta sobre la foto: ¿De verdad hay una playa debajo de toda esa gente?