Mi reino no es de este mundo, como dijo el otro. Por eso siempre he pensado que el personal debería comenzar a trabajar a los veinte años, dejar de hacerlo a los cincuenta y desde ese momento descansar en el sofá, viajar a Egipto, leer mucho o ver cine para digerir sin sofocos la buena cultura y disfrutar de una vida familiar que se le niega reiterada y sistemáticamente durante la mayor parte de la vida. Eso de sentirse inútil porque te vas a tu casa me parece una enorme estupidez, porque el inútil es el que tiene sesenta y tantos y está haciendo en canelo por algo más de mil euros. O menos. Así, los cincuentones comenzarían realmente a vivir y el desempleo se acabaría, porque muchos jóvenes vendrían a sustituirlos en sus puestos de trabajo.
Treinta añitos currando no está nada mal. ¿Que quién paga a esos jubilados? No me hagan reír. Son preguntas dentro de un sistema actual abocado, por lo que veo, al retroceso que tan bruto pone a algunos gobernantes fascistas europeos, como Berlusconi, uno de los principales auspiciadores de esa gracia que supone ampliar la jornada laboral a las 65 horas. Es decir, que si ya ahora con cuarenta una buena parte de los currantes le echan una decenita más de horas a la semana sin que existan en los papeles, en la nómina, en la vida laboral y sólo presentes en el costillar y la mente del explotado, cuando impongan este nuevo desvarío ya serán setenta y cinco y ochenta horitas dándole al trabajo. Y demos gracias al Señor, que tenemos un empleo.
Un inciso etimológico-histórico para los que ponen cara de creer que estar jubilado es una enfermedad y que, curiosamente, coincide con mis planteamientos. "Jubilado" viene del latín iubilāre, cruzado con jubileo. La jubilación se daba al cabo de cincuenta años de servicios, espacio de tiempo del jubileo, en tiempos de la historia antigua.
El Gobierno español se va a negar a ampliarnos las horas en el turno de intervenciones durante la sesión que tendrá lugar en el Parlamento europeo para aprobar (o no, que diría Esperanza Aguirre) la propuesta salida de algún cretino. Seguramente que cuando el parlamentario español acceda a la palestra, el bareto de la cámara estará a reventar de tipos que cobran seis mil euros al mes y ya tienen decidido lo que van a votar.
Así que, en lugar de debatir cómo paga un trabajador su coche, su hipoteca, la universidad de sus hijos, su semanita de vacaciones en algún hotelito cuando el calor aprieta, los combustibles, el butano, el internet en casa, la comida propia y la del perro, el teléfono y la cuota de hermano de la cofradía más la asociación de vecinos y la Comunidad, lo que ahora pretenden discutir es si los empresarios van a tener más margen de maniobra para putear.
Gobierno, sindicatos, asociaciones profesionales y partidos políticos españoles se han negado a admitir esta propuesta. La iglesia no sé si está por la labor o sigue ocupada en declarar anatema a todo aquel que se meta en la cama con gente del mismo sexo, algo que les debe de tener muy pendientes para no salir a la calle y echar cojones ante la crisis de los pescadores, los transportistas y los que no lo somos, que también tenemos que gastar un buen pellizco en gasolina para ir a trabajar diariamente. Y entre los partidos siempre está el que se señala o el que coquetea con Berlusconi y compañía. El Partido Popular dice que se está manipulando la propuesta de las 65 horas porque sólo es aplicable a “un problema puntual” que padece el gremio sanitario en Europa. Claro, oé. A ver si le ponen una inyección de democracia en vena a algún pepero y la faena la lleva a cabo un ATS a jornada completa, de 65 horitas, para pincharlo mejor,…
En realidad, hagámonos a la idea de que todo tiene solución. ¿Quieren verlo? Me pregunto que para qué quieren tener coche. ¿Hipoteca? Hágase europeo, hombre, alquile una casa donde vivir, nada de tener en propiedad, que en España somos muy egoístas. No mande a sus hijos a la Universidad, si finalmente no van a tener salida laboral. Mejor, ¿ha pensado seriamente si no es más positivo y moderno no tener hijos? Tampoco se le ocurra irse de vacaciones a un hotel, familia que reza unida permanece unida (padre Peyton dixit) en el propio hogar o remojándose en la playa más cercana, que ‘afuera’ no hay nada bueno,… No tenga mascota, que además echa pelos o araña los sofás, déjese de tener canales privados por satélites ni zarandajas televisivas cuando lo mejor es la pública (gratuita y patria) y dése de baja de cualquier hermandad, que eso es un falserío ‘tó’. ¿Lo ve? Ya puede vivir perfectamente. Y si además va a emplear más tiempo en trabajar, ¿para qué quiere más?
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