Tuvo entre sus brazos a estrellas relumbrantes de belleza, en algunas ocasiones de dulzura rezumada, como Haya Harareet en Ben Hur, o rabiosamente faccionales, como Sofía Loren en El Cid. A ninguna de ellas sabía besar. Las tomaba robóticamente y acercaba la boca de sus protagonistas a sus duros labios como el que tomaba una muñeca de trapo, juguete de un inconmensurable poder.
Charlton Heston no sabía besar, pero nadie como él abría el Mar Rojo y lanzaba su báculo al marmóreo suelo del orgulloso faraón para transformarlo en una serpiente capaz de devorar al reptil de Ramsés. Nadie como él para protagonizar aquella magistral secuencia de inicio de Sed de mal. Sólo Heston podía mirar a Stephen Boyd de aquella manera antes de ser conducido a galeras para jurarle que volvería y le haría morder el polvo al despiadado romano. El mismo al que le arrebata el brazo de su pecho en el estertor de la muerte tras aquella mítica carrera de cuádrigas y llora de impotencia y rabia sabiendo que su madre y su hermana están vivas...
Heston lució palmito en El planeta de los simios y nos dejó sin habla durante días en aquella secuencia en la que maldice al mundo, arrodillado frente a una vencida Estatua de la Libertad, símbolo de la civilización. No parecía el mismo actor que el de aquellos torpes andares huyendo de la realidad que no deseaba admitir cuando Michael Moore lo visitó en su casa y le dejaba aquella foto de la pequeña muerta por culpa de las armas, haciéndolo protagonista involuntario de su documental...
No fue nunca un magnífico actor, pero no podía haber otro Rodrigo Díaz de Vivar ni otro Judá a los sones de Miklós Rózsa, ni a los de Jerry Goldsmith. Su prominente mandíbula, sus ojos claros y expresivos, sus limitaciones, conformaban un producto de esa bendita alquimia que genera el cine en ocasiones.
Charlton Heston ha muerto. Descansa en paz, Moisés de cabellos falsos y tan artesanos como el propio De Mille, romano enamorado de Cleopatra, director circense, Miguel Ángel sixtino, aventurero de Pekín, hombre para la eternidad, pirata crepuscular, viejo obcecado en las armas,.. viejo amigo.
Poco a poco se van yendo los mejores, vaya comienzo de año más aciago, no sé que va a ser del cine cuando no queden ninguno de estos monstruos. Este tema me trae gratos recuerdos de cuando escuchaba tu programa de radio "último estreno", en radio la isla. Nos deleitabas con su maravillosa música que nos transportaba a otra época y también por qué no, nos dabas algo de envidia (sana por supuesto), cuando presumías de la maravillosa edición de coleccionista de que dispones de Ben-Hur; o nos comentabas curiosidades o errores, llamalos como quieras,de esta gran película, como por ejemplo la aparición de actores con reloj de pulsera, algo completamente anacrónico pero intrascendente cuando te sientas a visionar este espectáculo visual. Como hecho de menos esas noches de los martes y los jueves... No sé si es demasiado indiscreto preguntarte que fue de ese proyecto que comentaste en los últimos programas de continuar dicha andadura a través de internet.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso y que sepas que leo el blog con asiduidad porque creo que aquí se dicen cosas interesantes y que merecen la pena.
P.D.: ¿Que fue del resto de colaboradores? Ya sabes, nuestro "opinador" de bso Francisco Belizón , José Dopico,... (momento Lobatón off)
Hola, Jesús.
ResponderEliminarEn primer lugar, quisiera agradecerte tu participación en mi blog. A ello le añadiré que ese proyecto de radio por internet se quedó aparcado por falta de tiempo.
Con respecto a Francisco Belizón y José Dopico, guardo una buena amistad con ellos y de hecho participamos con nuestra asistencia en algún que otro evento cinematográfico o musical relacionado con el cine. José Dopico es uno de los responsables de sección de la Banda Municipal de San Fernando. Paco se alejó un poco del mundo de las bandas sonoras pero sigue siendo ese gran tipo que todos conocísteis.
Una vez más te reitero las gracias por participar y esos halagos a mi programa. Escribe cuando quieras.
JCF