Semana de Pasión, cualquiera de la década de los ochenta.
No necesitábamos mucha coordinación para saber que a las cuatro de la tarde del primer día de la semana teníamos que estar merodeando la iglesia Mayor isleña. Ya nos encontraríamos por allí de manera tan sincronizada como lo hacíamos los viernes noche, tras nuestras reuniones en la Junta Auxiliar. De madrugada solucionábamos los problemas que creíamos existían en los exornos florales de los pasos, las marchas adecuadas para cada titular de las cofradías, lo bueno que podría ser cambiar itinerarios y quién sería mayordomo en un futuro de La Misericordia o el que sería obligado a quebrarse la cabeza con los dineros en su función de tesorero para que dos más dos fueran cinco y no cuatro, aunque hubiera que quitarle un duro a una docena de claveles...
La tarde de los Lunes de Pasión se convertía en el preludio más significativo de la inminente llegada de la Semana Santa. El almuerzo era rápido para poder asistir, casi corporativamente, a los traslados de los pasos de Columna, Medinaceli,... Acudíamos a aquel ritual y entrábamos en la iglesia Mayor para observar la maniobra de colocación del techo de palio de las Lágrimas como si con nosotros fuera algo, cambiábamos la cara de jóvenes cofrades de La Misericordia por atareados chavales de Columna para engañar y que no nos expulsaran del templo una vez que los pasos llegaban y después de ir acompañándolos calle San Nicolás, Real,... Creo que nos dejaban permanecer un rato porque, aunque todos sabían que no éramos de aquellas hermandades que comenzaban el montaje de sus andas, formábamos un grupo destacado de aquellos tiempos y el mundo cofrade isleño nos conocía. A ver quién mandaba a la calle a Pepe Verdugo, Manolo Pavón, Leonardo López, Baldomero Rodríguez, Francis Ariza, José Luis Sánchez con su carpeta con la foto de nuestro paso del Señor como se ve en la imagen de hoy, Antonio Alías, el mayordomo más joven que ha tenido la Vera Cruz, Tomás Sanlaureano, Jesús Collada susurrando canciones de Sabina y con cara de sueño todo el día, Jaime Ladrón de Guevera, Luis Barroso, yo...
Una gran tarde de traslado terminaba siempre en un escalón de la calle San Nicolás, en aquellos tiempos en la puerta del llamado 'Sotavento', donde comenzaban a correr las botellas de cerveza. Eran tiempos de litronas y calimoche en una mano y en la otra el esperado periódico semanario 'La Cuestión', con suplemento especial dedicado a la Semana Santa. Quién me iba a decir por entonces que mi futuro estaría en aquella empresa que posteriormente crecería hasta ser hoy lo que es...
En esa foto de hoy están mis compañeros de confidencias cofrades durante muchos años de mi vida. No están todos, pero los que contemplan en la imagen hemos disfrutado mucho de nuestro mundo. Los tiempos han cambiado, nosotros quizá también, pero el hilo conductor de nuestro sentir cofrade sigue estando presente, desde ópticas distintas en algunos casos, en otros coincidentes, desde nuestro particular modo de vida, pero nuestro espíritu cofrade, aun mediatizado por el devenir del tiempo y los avatares de la vida (familias, hijos, amistades, trabajo,...) sigue estando presente.
En esa foto hay un chaval con gafas a la derecha que abraza a otro, sentados en el escalón. Se llama Francisco Javier Ariza y quiere ser hermano mayor de la Misericordia. ¿A qué si no puede aspirar un hombre toda su vida unido a su hermandad? Mucha suerte ahora y si sales para después. La necesitarás...
En esa foto, al fondo, también con gafas, está Antonio Alías. El curso de los años nos ha revelado lo que ya cuando éramos muy jóvenes sabíamos que iba a ocurrir cuando contemplábamos absortos su belén en el domicilio de sus padres, en la calle San Ignacio, en pleno barrio del Cristo: que sería un artista destacado y brillante.
En esa foto está Manolo Pavón (con gafas oscuras), de vida intensa, tanto como su vehemencia al hablar, su pasión por las cosas, su guitarra, sus grabaciones,... En una reunión de la Junta Auxiliar le dije una noche, intercambiando opiniones sobre un aspecto, que había cosas que eran "nimiedades, futesas", empleando una palabra cursi y pedante de esas que yo soltaba de vez en cuando. Manolo me contestó "a mí me la sudan las 'futáseas' esas, esto es así por cojones...". Cuántas veces nos acordamos de aquella frase...
En esa foto está Luis Barroso. Tantos años juntos en nuestra hermandad, mira que te echo broncas porque en tu buena fe te equivocas en muchas cosas... No más que yo. Te aprecio mucho, hermano.
En esa foto está el hijo de un fundador de la Misericordia. Ahí es nada.
En esa foto está Leonardo López. Siempre ahí y conmigo comportándote, apreciándome... Qué canuto se estaba fumando el de la playa aquél día, ¿lo recuerdas? ;-)
En esa foto está Pepe Verdugo. Tú sí que fuiste listo. Te marchaste lejos a buscar trabajo y lo encontraste. Pero lo más importante: hallaste claridad a tu espíritu, definiste tu sentir y optaste por estar con nosotros cuando el tiempo te lo permite pero alejado del mundo cofrade. Echo de menos hablar contigo, hermano...
En esa foto estoy yo. Permitidme usar, sin ánimo de petulancia, aquella frase de Jesús. "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Cuando alguien lo sepa, que me lo diga...
Un abrazo fraternal a todos a nueve días del Jueves Santo.
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